Real Madrid 2 -0 Leipzig
El uruguayo cometió errores alimenticios en la pandemia, acudió a un nutricionista y a un coach y ahora lidera al Madrid. “Si no llega a diez goles, rompo mi carnet de entrenador”, aseguró Ancelotti.
“A veces me dejaba llevar. No comía mal, pero a lo mejor no comía todo lo bien que debía. Peleamos, discutimos… Y un día en un viaje la mente me hizo ‘clic’. Si quería ser profesional debía ser más maduro y tener respeto a donde estoy”. En una entrevista con este periódico en mayo de este año, justo antes de la final de la Champions League, Fede Valverde explicaba el momento en el que su carrera cambió. El ‘Pajarito‘, que en la pandemia “no había hecho las cosas como las debe hacer un profesional del Real Madrid”, se ponía contra el espejo y asumía sus errores.
Cuatro meses después, el pajarito es “un halcón“, como ya bromean en el vestuario, dio la asistencia del gol de la Decimocuarta y se ha convertido en La Pasión del Real Madrid, el alma de un equipo invicto esta temporada gracias, en gran medida, a las actuaciones del uruguayo. Lleva tres goles y dos asistencias en ocho encuentros y va camino de destrozar las cifras que había marcado hasta ahora en Chamartín: 6 goles y 8 asistencias entre la 18-19 y la 21-22. “Ya le he dicho que si no llega a diez goles rompo mi carnet de entrenador. Tiene una piedra en el pie”, comentaba ayer Carlo Ancelotti, un enamorado de Valverde. “Tenemos una apuesta, sí…”, bromeaba el futbolista.
El técnico ha sido fundamental en el crecimiento del joven centrocampista. Le ha dado la libertad y los espacios que pedía su juego y la confianza que necesitaba su cabeza, y el uruguayo ha respondido ganándose al Bernabéu en cada carrera. Ayer, en la zona mixta tras el encuentro contra el Leipzig, la tierra todavía seguía pegada a la equipación. Se picó durante todo el partido con el lateral izquierdo rival, el alemán David Raum, y su enfrentamiento terminó con Valverde mandándole callar tras el 1-0. Antes, el defensa del Leipzig había celebrado en la cara del uruguayo una buena defensa sobre él.
La celebración del gol, con los puños hacia el frente y los brazos agitados, es ya marca de la casa. La realizó en París y en cada tanto agónico del Madrid para vencer en un partido importante. Una pasión que contagia a la grada y a sus compañeros: “Es tímido, pero cuando juega pone el alma como un líder”, cuentan los que mejor le conocen.
La sangre futbolera la tuvo desde niño, cuando soñó “que todo un estadio con camisetas blancas me gritaba”, pero la madurez la ha encontrado con la paternidad y la pandemia. Lo primero, personificado en su hijo ‘Beni’, que le ha hecho ver “que yo no existo, es todo para él“. Lo segundo, en el ‘clic’ que llegó a principios de 2021, tras superar varias lesiones musculares que no le permitieron ser titular con regularidad.
Indiscutible en 2022
En esa época comenzó a trabajar también con un ‘coach’ que le ayudó, según cuentan los más cercanos, a escuchar más a la gente que le rodeaba, incluyendo en eso a sus técnicos y fisioterapeutas en el Madrid. Un cambio necesario que ha resultado en su explosión futbolística en Chamartín. Desde febrero de este año ha sido titular en 22 de 27 encuentros y ha salido en el once inicial en todos los encuentros de Champions desde la vuelta contra el PSG en octavos del curso pasado. “Empecé con un coach porque me dije: tengo que cambiar. No voy a soltar esta oportunidad“, contó a EL MUNDO.
Su final de temporada ha convencido (más todavía) al Madrid para ponerle el cartel de intransferible. Varios equipos de la Premier League, como el Liverpool, han intentado llamar a su puerta, pero los agentes del uruguayo han rechazado la petición. No quieren ni negociar a pesar de los cheques en blanco, conscientes del deseo de Valverde de convertirse en capitán del conjunto madridista. “Será un líder“, repite Ancelotti.
Su polivalencia, siendo capaz de jugar en el centro del campo o como extremo derecho, y la nueva virtud del gol le convierten en eje central del Madrid en el presente y en el futuro. Transfermarket le sitúa como el 24º futbolista con mayor valor de mercado (70 millones) empatado con Joao Félix o Sadio Mané, segundo del Madrid tras Vinicius (100) y tercero de LaLiga tras Pedri (80). Pero su valor va más allá de los números.