Hay proezas que parecen del todo imposibles, como la que ha llevado a cabo el escalador nepalí Nima Rinji, quien se convirtió este miércoles en la persona más joven en alcanzar la cima de las catorce montañas más altas del planeta, a la edad de 18 años, informa Efe. Rinji culminó su hazaña tras completar su ascenso al Sisapangma, de 8.027 metros y la última cumbre que le faltaba.
“Nima alcanzó la cima a las 6:05 hora local en China (22:05 del martes GMT)”, dijo el portavoz del joven prodigio, Bikram Karki. Su ascenso a la montaña más pequeña de los catorce ochomiles le permitió superar a su tío, Mingma Gyabu Sherpa, como la persona de menos edad en haber completado este hito.
Su familiar poseía este récord desde 2019, cuando completó su último ochomil a la edad de 30 años, según el Libro Guinness de los Récords.
Para saber más
En un comunicado, Rinji dedicó este récord a su proyecto ‘SherpaPower’, con el que pretende “mostrar a la generación más joven de sherpas que pueden superar el estereotipo de ser solo escaladores de apoyo y aprovechar su potencial como atletas de primer nivel, aventureros y creadores”.
“No somos solo guías; somos pioneros. Que esto sea un llamado a todos los sherpas para que vean la dignidad de nuestro trabajo, el poder de nuestra herencia y las posibilidades ilimitadas de nuestro futuro”, agregó.
Rinji comenzó a escalar a los 16 años y alcanzó su primera cumbre el 30 de septiembre de 2022. El elegido fue el monte Manaslu, la octava montaña más alta del mundo con 8.163 metros.
El 16 de octubre de 1986, el italiano Reinhold Messner se convirtió en el primero en escalar los 14 ochomiles sin utilizar oxígeno suplementario.
De pie, apoyado sobre la barandilla metálica, Oriol Tort saludaba con un leve movimiento de cabeza desde la distancia a los periodistas que salían de presenciar los entrenamientos del primer equipo del Barcelona. No existía ciudad deportiva alguna y en los campos de tierra que se ubicaban dentro del recinto del Camp Nou solían entrenarse los juveniles del Barcelona. Con su cigarro en la mano, podía confundirse con el guarda del recinto, pero en realidad era el guarda del talento. Discreto pero irónico, le gustaba alejarse del protagonismo y el ruido, aunque dejaba frases con retranca en algún corrillo: «Si hacemos bien nuestro trabajo, uno de estos juveniles podría jugar ahí, en el primer equipo, sin que notarais la diferencia». «Pero tenemos que hacerlo bien...», insistía, con su media sonrisa. El tiempo ha mejorado la sentencia del bueno de Tort, con Lamine Yamal, de 17 años, y Pau Cubarsí, que acaba de cumplir 18, dos juveniles, asentados en el Barça de Hansi Flick y en la selección de Luis de la Fuente. En algo se equivocaba: la diferencia se nota.
Para saber más
Tort había llegado al Barcelona en 1959, como entrenador de infantiles, antes de que existiera la Masía, y desde 1980 hasta su fallecimiento, en 1999, fue el director de la cantera azulgrana. Cuarenta años en el club, más de la mitad de su vida. Recorría los campos de Cataluña, porque decía que había que ver jugar a los niños en su ambiente, para descubrir potenciales talentos. Guardiola, Sergi, Amor,Iván de la Peña, Pujol o Xavi fueron algunos de los que captó para el club azulgrana, aunque le gustara relativizar su trabajo: «No somos descubridores, sólo ayudamos a los jugadores a descubrirse a sí mismos».
La captación era, pues, el momento clave, mágico, según Tort, en el que había que observar los pequeños detalles que podían hacer a un jugador especial. En Jordi Roura observó un desborde eléctrico, cuando jugaba en su pueblo, Llagostera, en Girona. La Masía fue su destino, donde coincidió y trabó amistad con Guardiola, Tito Vilanova y Aureli Altimira, que acabaron por formar la peña 'Els golafres', los glotones. El desborde le llevó hasta el primer equipo, el incipiente 'Dream Team' de Johan Cruyff, pero una grave lesión durante la Supercopa de Europa contra el Milan, en 1989, acabó con su carrera. Con 25 años estaba retirado y empezaba su andadura como técnico. De segundo de Carles Rexach en Japón, a asistente de Guardiola en el primer equipo azulgrana, segundo de Tito Vilanova y, finalmente, entrenador interino tras la terrible muerte de su amigo. Con la llegada del Tata Martino al banquillo, el club presidido entonces por Josep Maria Bartomeu lo nombró director del fútbol formativo, en 2014. Estaba en el sitio de su descubridor, donde se convertiría en el padre de la nueva generación, la 'Quinta de Lamine'.
FC BARCELONA
"Qué raro corre este niño"
«Cuando lo fiché tenía siete años. Fuimos a verlo y primero que pensé fue: 'Qué raro corre este niño'. A esa edad, todos corren detrás de la pelota, es difícil ver cosas, hay que captar los detalles. Todos menos Lamine, que se apartaba, no iba al bollo. Era como si quisiera desmarcarse, como un profesional. Hacóa cosas extrañas. Me llamó la atención. Después hizo un control distinto a los demás, y le dije a Aureli: 'Lo fichamos'», explica Roura, en conversación con este periódico. Altimira, uno de sus inseparables desde los tiempos de la Masía y persona de confianza, compartía con Roura y otros técnicos las sesiones de captación.
«Son la piedra angular de este trabajo. Nosotros no buscábamos las condiciones físicas ni nada de eso, sólo el talento, las cosas que pueden hacer a un jugador diferente y que a esa edad ya puedes observar, porque son innatas. Todo los demás, el físico y el trabajo táctico, ya lo pondremos nosotros después», continúa, como si todavía lo viviera, porque «esto es una profesión, un trabajo, pero también es pasión»
Cambios con Laporta
Roura ya no hace ese trabajo, porque el regreso de Joan Laporta provocó un cambio en la estructura técnica. «Estábamos renovados, pero de pronto estábamos fuera. Puedo entender que un nuevo presidente ponga a gente suya, de confianza, pero creo que fallaron las formas, se podría haber hecho de otra manera», recuerda, aunque sin darle más importancia. Con Roura también salieron Altimira y García Pimienta, entrenador del filial, además de Carles Folguera, director de la Masía durante más de 20 años. Un año después, dejó el club el director deportivo Ramon Planes, hombre clave en las llegadas de Pedri y Araujo.
Además de Deco y Bojan Krkic, Laporta nombró director de la cantera a Alexanko, siempre en la sintonía de Cruyff y después de Laporta. Sin embargo, promocionó y protegió a dos figuras esenciales en la estructura de las categorías inferiores, Sergi Milà y Marc Serra. Una forma de hacer política y amiguismo, pero sin perder el método. Entre ambos, suman más de 30 años en el club. Milà es responsable de la metodología del fútbol base y el coordinador de fútbol 11. La responsabilidad le ha apartado de los banquillos, después de dirigir al juvenil A, y en la Ciutat Esportiva hay quien se pregunta si no se ha cortado la carrera de un gran entrenador. Serra, por su parte, es el coordinador de fútbol 7, el fútbol-probeta que todos, Roura el primero, consideran esencial en el éxito de la cantera azulgrana. «Lamine, Cubarsí, Bernal o Gavi proceden del fútbol 7», recuerda. Los tres primeros ganaron la Liga Promises de 2019, en Nueva York, con un 6-1 al Madrid.
«El fútbol 7 es más interactivo, favorece la asociación, se toca más el balón y nos permite empezar a trabajar en el entendimiento del juego. Que los niños pasen de jugar a la pelota a jugar al fútbol. Queremos que se perfilen para recibir, que anticipen en su cabeza el pase que darán antes de que les llegue el balón, que sean mentalmente rápidos. El fútbol moderno es velocidad, pero no sólo de piernas», continúa Roura, que pone en valor el trabajo de Serra. El Barcelona rechazó, cortésmente, el ofrecimiento de este periódico para que tanto Serra como Milá ofrecieran sus impresiones acerca de su trabajo.
Esperando a Toni Fernández
A diferencia de otras épocas, en las que el Barça creaba centrocampistas que parecían clonados, una endogamia que llegó a preocupar a nivel interno, la generación de Roura tiene de todo: portero, defensas, centrocampistas o delanteros. «Pues claro... Es que cuando oigo hablar del ADN Barça me pregunto: ¿Y esto que quiere decir? ¿Qué no podemos contraatacar? ¿Qué no podemos jugar en largo cuando nos presionen arriba? El Barça tiene su identidad, asociada a la técnica y a la posesión, pero para ganar hay que ser vertical. Flick lo ha entendido bien», insiste el técnico. Algunos de los frutos de su trabajo están todavía por llegar, como Toni Fernández, de 16 años, un delantero de poderoso desborde, que comparte las categorías inferiores con su primo Guille. El portero del filial, el estadounidense Diego Kochen.
«Un buen ejemplo es Cubarsí, un central que es vertical y supera líneas con sus pases -continúa Roura-. El puesto es muy difícil en el Barcelona, porque si tienes espacio a tu espalda y has de iniciar el juego, casi nada. Lo fiché con 10 años, del Girona. Era agresivo, con carácter. Su progreso táctico al llegar con nosotros fue impresionante. Tiene cara de niño, pero es duro, con mala leche. A veces le decía: 'Pau, ríete un poco, esto sólo es fútbol'».
"Balde, hay que apretar"
Recorrer los campos era el día a día de Roura, como antes lo fue de Tort. «En la captación has de ser rápido. Ver, decidir y fichar, todo en el momento. Si no, llega otro club y lo hace». Le ocurrió con Marc Casadó. «Estaba en el equipo de la Damm, uno de los que mejor trabaja la formación. Tenía 13 años y me llamó la atención por su colocación, siempre iba a la cobertura. En cambio, no pensaba que llegaría a un nivel físico como el que tiene ahora, brutal». A Alejandro Balde, en cambio, le tuvo que insistir para dar ese salto. «Jugaba en el San Gabriel y lo trajimos muy pequeño para el fútbol 7. Era técnico, hábil, pero un día le llamé y le dije: 'Con jugar bien no vale, hay que apretar'».
«El método es común, pero cada chico necesita sus tiempos y tiene sus circunstancias. Lamine vivía en Mataró, podía seguir en casa, pero como el entorno del barrio podía ser complicado, lo llevamos a la Masía», continúa Roura. Más protección necesitó Fermín, al que decidió fichar al presenciar un torneo de infantiles en Tarragona. «Jugaba en el Betis y, nada más verlo, me di cuenta de que tenía cosas, pero también un problema: era muy pequeño. No obstante, me dije: 'Es igual, lo fichamos'. Pasaba el tiempo y no crecía, no rompía. Las dudas crecían entre los técnicos y hasta su familia, que se planteó si debía volver a casa. Yo les pedí a todos un poco más tiempo, tenía esa intuición. Finalmente, dio el salto que yo esperaba», recuerda Roura, para el que cada jugador necesita sus tiempos. «Es necesario un trato personalizado, es otro de los secretos», aclara.
Mientras ahora intenta traslada todo ese conocimiento a los jóvenes entrenadores a través del proyecto 'Best Version 1', Roura dice estar «orgulloso» por el trabajo realizado. «A partir de ahí -finaliza-, todo depende de que el primer entrenador les de la alternativa. Koeman, Xavi y Flick lo han hecho. En eso el Barça también es diferencial». Diferencial y, en una de las épocas más difíciles de su historia, también una prueba de vida.
LeBron James, el máximo anotador histórico de la NBA, será el abanderado masculino de la delegación de Estados Unidos este viernes en la ceremonia inaugural de los Juegos de París, según ha anunciado este lunes el Comité Olímpico Estadounidense (USOPC).
La superestrella de Los Angeles Lakers fue seleccionado en una votación de los propios miembros del 'Team USA', compuesto de 592 deportistas, y es el primer jugador de baloncesto masculino elegido como abanderado.
La deportista femenina que también portará la bandera estadounidense en la ceremonia sobre el río Sena será anunciada el martes.
"Es un increíble honor representar a Estados Unidos en este escenario global, especialmente en un momento que puede unir al mundo entero", declaró James en el comunicado del USOPC.
"Para un chico de Akron, esta responsabilidad lo significa todo, no sólo para mí, sino para mi familia, todos los chicos de mi ciudad, mis compañeros de equipo, mis compañeros olímpicos y tanta gente de todo el país con grandes aspiraciones", afirmó.
'King James', de 39 años, disputará sus cuartos Juegos Olímpicos, logrando el oro en las ediciones de 2008 y 2012, el bronce en 2004.
El alero, cuatro veces campeón de la NBA, no será la única superestrella de baloncesto en ejercer de abanderado ya que Giannis Antetokounmpo, líder de los Milwaukee Bucks, tendrá ese papel con la delegación de Grecia.
Se espera que más de 350 atletas estadounidenses participaren el viernes en la primera ceremonia de inauguración de unos Juegos organizada fuera de un estadio olímpico.