El increíble desafío de Kilian Jornet y su gran legado a la ciencia

El increíble desafío de Kilian Jornet y su gran legado a la ciencia

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Impresionante. Pocos calificativos mejores se pueden llegar a encontrar en el diccionario para calificar la hazaña que se ha propuesto el deportista Kilian Jornet (Sabadell, 36 años) en los Alpes. El catalán ha iniciado el reto Alpine Connections, que consiste en escalar el mayor número posible de montañas de más de 4.000 metros de la cordillera europea (82 posibles) en un tiempo récord. Hace 12 días que comenzó su desafío y ya ha llegado a la cima de 51 picos. Para ello ha empleado 178 horas. Cifras que, de continuar con el mismo ritmo, podrían superar el récord de los italianos Franco Nicolini y Diego Giovannini del año 2008, cuando lograron subir todos los picos alpinos en 60 días.

Todo comenzó el pasado 15 de agosto, cuando el ultramaratoniano español inició esta gran aventura con dos objetivos en mente: enlazar el mayor número de cimas explorando los límites físicos y mentales del cuerpo humano y, al mismo tiempo, donar a la ciencia todos los datos sobre el estrés metabólico, el deterioro del sueño o las cargas de entrenamiento que su equipo de fisiología recopile durante el viaje. De esta forma, pretende dar a conocer cuáles son las reacciones del cuerpo a esos niveles de actividad. Porque la vida de Jornet es eso, una constante búsqueda de desafíos sólo al alcance de deportistas apasionados por superarse a sí mismos.

Así fue como nació la idea del reto el año pasado, mientras subía 177 cimas de 3.000 metrosen 11 días en Los Pirineos. Otra de sus locuras. Nada más terminar su último ascenso a la Pica d’Estats supo que era el momento de dar un paso más.

El mensaje más imprevisto

Pasados varios meses y después de vencer en la carrera de montaña de Sierre-Zinal (Suiza), Jornet aprovechó su gran trabajo de preparación física, logística y su conocimiento en la zona (ha residido allí durante una década) para emprender, desde Piz Bernina, esta nueva aventura personal. Un viaje en el que su cuerpo y las condiciones climáticas que se presenten son sus barreras. Gestionar los periodos de descanso o la fatiga es fundamental para mantenerse alerta y atesorar diferentes alternativas por si algo falla. En la montaña, cualquier cosa puede pasar, hasta recibir el mensaje más imprevisto. “La policía noruega me acaba de llamar porque mi coche necesita ser retirado del parking donde está porque han iniciado unas obras que no fueron anunciadas”, contó Jornet en sus redes, rodeado de nieve y en medio de su séptima etapa, en la que logró subir 18 cimas en 17 horas de actividad, durmiendo sólo tres.

Esta impredecibilidad hace que no haya etapas marcadas ni tiempos planificados. Todo se tiene que adaptar a cada momento y a lo que Jornet necesite, lo que hace imposible determinar cuánto tiempo durará la aventura. Cada ruta, diseñada a partir de múltiples factores, es única y sólo tiene como objetivo la próxima montaña que haya que escalar. La cumbre siguiente siempre es su favorita. Si noes posible avanzar, hay que parar y esperar a que las condiciones cambien. No hay ninguna jornada igual. En la primera etapa recorrió 242 kilómetros, ascendió su primer pico y completó gran parte del trayecto en bicicleta. En cambio, en otras ocasiones ni siquiera recurre a los pedales.

“Golpe a golpe y verso a verso”, Jornet sigue adelante, pero no lo hace solo. Además de un pequeño equipo de soporte y otro de creación de contenidos, que le acompañan en todo momento, familiares como su madre, su pareja, Emelie Forsberg, y sus hijas le han esperado en algunos finales de etapa para poder seguirle y ser partícipes de cada una de sus proezas.

También varios amigos se han querido sumar al proyecto, como los alpinistas Philipp Bruger, que compartió con él los primeros kilómetros, o Jules Henri, al que se ha encontrado de casualidad después de viajar hasta La Fouly, en la undécima etapa de este viaje. Con él, Jornet ha podido llegar hasta Val Ferret (Italia), lugar donde se encuentra descansando debido a las condiciones del tiempo. “Intenté comer, beber mucho, curar la piel de mis manos y pies y prepararme para el próximo empujón largo”, apuntó ayer nada más llegar.

kpd