Cuando Mykolas Alekna, el plusmarquista mundial (74,35 desde el pasado mes de abril), entró en el círculo de fuego para disputar la final de lanzamiento de disco, estaba intentando ganar el oro y, de paso, si cuadraba, batir el récord olímpico (69,89) en poder, desde los Juegos de Atenas 2004, de otro Alekna. Su padre, Virgilijus.
En el segundo tiro se produjo el parricidio, uno de los pocos que pueden encantar a la víctima y no producir sentimien
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Si lo prefieres