Alcaraz derrota a su propia distracción y destapa su mejor tenis para seguir adelante en Wimbledon

Alcaraz derrota a su propia distracción y destapa su mejor tenis para seguir adelante en Wimbledon

Un “¡Ooooooh!” de asombro persigue a Carlos Alcaraz en la pista 1 de Wimbledon. Una bola a la que no llegaba acaba en alguna línea del rival, saca como los mejores sacadores y baila frente a la red, donde inventa dejadas y contradejadas. Divierte y se divierte. Es el tenis con el que acaba de ganar Roland Garros, el que le llevó a celebrar aquí hace un año ante Novak Djokovic. A lo largo de la historia, pocos han jugado así.

Pero de repente cambia la banda sonora: sin motivo aparente, un “Oh, oh” estupefacto rodea a Alcaraz en el All England Club. Sus golpes pierden el sentido, empiezan a sucederse los fallos e incluso concede un break con una doble falta. El español se ha marchado del partido. Son los despistes que le perjudican de tanto en cuando, las desconexión que trabaja por esquivar. Pese al paracaídas que supone jugar a cinco sets, el riesgo es alto. Al final, el entusiasmo se impone al pasmo.

Este miércoles, Alcaraz derrotó a su propia distracción y destapó su mejor tenis para vencer al australiano Aleksandar Vukic por 7-6 (5), 6-2 y 6-2 en una hora y 48 minutos de juego y clasificarse para tercera ronda de Wimbledon, donde se enfrentará el viernes al estadounidense Francis Tiafoe, coetáneo y colega. Hace dos años, de hecho, ambos protagonizaron una semifinal eléctrica del US Open.

“Jugamos un muy buen partido en Nueva York, será un partido difícil porque Francis tiene un juego muy bueno para hierba. Saca muy bien, volea, se desplaza. Será un verdadero desafío, voy a por él”, comentaba Alcaraz al acabar un encuentro de segunda ronda que consideraba muy importante en su progresión: “En el tie-break del primer set he podido crecer y encontrar mi juego”.

Su mejor-peor partido

Fue el mejor partido de Alcaraz en lo que va de cortísima gira de hierba y, al mismo tiempo, sus peores minutos. En el segundo y tercer set, fue un vendaval ante el que Vukic salió volando. El australiano, de saque y derecha potente, desprovisto de otros recursos -evitaba a toda costa pegar de revés-, había afinado al máximo sus golpeos hasta entonces, pero Alcaraz respondió a su fuerza con fuerza y, además, desplegó su magia. El resultado dejó datos avasalladores: en el segundo set, por ejemplo, el español sólo cedió un punto con su saque.

El duelo, en realidad, se había resuelto en el tie-break del primer set. Alcaraz saltó a la pista 1 de Wimbledon muy centrado, dispuesto a convertir la ronda en un trámite, pero con todo a favor, 5-1 y saque para cerrar el set, cambió de actitud. No fueron nervios, temblores, ni mucho menos dolores, fue un descuido del que le costó regresar. Sólo cuando Vukic servía para llevarse el periodo (5-6) y se le complicaba el partido, incluso el Grand Slam, el español despertó. Desapareció ese “Oh oh” estupefacto, volvió el “¡Ooooooh!” de asombro y Alcaraz se llevó así una victoria esencial en su camino.

kpd