La continuidad de Sergio Pérez como piloto de Red Bull ya es un hecho. El mexicano, que aterrizó en la escudería en el año 2011, procedente de Racing Point, ha firmado su renovación por dos temporadas más.
“Estoy muy contento de comprometer mi futuro con este gran equipo. Estoy encantado de quedarme aquí para continuar nuestro viaje juntos y contribuir a la gran historia de esta escudería durante dos años más”, ha afirmado.
Además, el piloto de 34 años también ha agradecido la confianza depositada en él y ha afirmado que “tienen mucho trabajo por hacer. Nos quedan muchos campeonatos que ganar juntos“.
“Tenemos un gran reto”
En este sentido, la ambición de poder estar peleando por el título es un aspecto que ha querido señalar a la hora de comunicar esta nueva extensión de su contrato: “Tenemos un gran reto este año y tengo plena confianza en que el futuro es brillante aquí y me entusiasma formar parte de él.“
El jefe de la escudería, Christian Horner también ha mostrado su satisfacción por esta renovación ya que , según él, aporta “continuidad y estabilidad” para el próximo año. “Es un momento importante para confirmar la alineación de cara a 2025. Estamos muy contentos de poder seguir trabajando con Checo”, ha apuntado.
Además, Horner también ha calificado como “exitosa y sólida” la pareja que Checo forma con Max Verstappern y ha evaluado la temporada del mexicano: “Ha tenido un buen comienzo en 2024, con segundos puestos en Baréin, Arabia Saudí y Japón, y su podio en China. Las últimas carreras han sido duras, pero confiamos en él y esperamos que vuelva a demostrar la forma y el rendimiento que vemos tan a menudo”.
Finalmente y sobre la posibilidad de ganar títulos, el directivo asume que será “tendrán que trabajar duro” en lo que ha calificado como un “campeonato muy reñido” para este año.
A mitad de la tarde, unos mensajes anónimos llenaron de estupor a la Fórmula 1 en Bahrein. El asunto de esos correos electrónicos, enviados a un centenar de destinatarios -altos cargos de la FIA, directores de equipo, periodistas acreditados...- rezaba lo siguiente: "A raíz de la reciente investigación en torno a Red Bull le interesará ver el material adjunto". Estos documentos contenían el enlace a un archivo de Google Drive y mostraban presuntas conversaciones entre Christian Horner y la empleada de Red Bull que le acusa de un presunto abuso sexual. Tan turbia se volvió la situación que Horner, tras evitar a la prensa por la mañana, tuvo que emitir un comunicado.
"No haré comentarios sobre especulaciones anónimas, pero reitero que siempre he negado las acusaciones", subrayó el team principal de Red Bull. Las citadas conversaciones de Whatsapp y fotografías habían llegado también a Jos Verstappen, el padre del tricampeón mundial. El hospitality del mejor equipo del Mundial se convirtió, en cuestión de minutos, en un hervidero. A falta de confirmar la veracidad de los documentos, lo cierto es que Horner se ve cada día más acorralado. De poco parece servir ahora la investigación interna que lo exculpaba. Porque el miércoles, cuando Red Bull quiso echar tierra sobre el asunto, ni siquiera dio a conocer un detalle sobre las acusaciones o las pruebas presentadas por la víctima.
A Horner se le esperaba con impaciencia a primera hora, pero no se presentó a la cita. Asedidado por la presión mediática, quiso limitarse a su labor en el muro durante la doble sesión de entrenamientos, dejando plantada a la prensa, que sólo reclamaba respuestas. O mejor, alguna explicación pormenorizada de su presunto abuso sexual contra una subordinada. El vacío de Horner fue ocupado por Toto Wolff, su gran rival en Mercedes, muy categórico a la hora de denunciar que la F1 "necesita más transparencia" en situaciones como esta.
"No se puede mirar entre bambalinas"
El escándalo que ha infectado el paddock durante las últimas semanas permitió a Wolff despacharse a gusto. En compañía de Zak Brown, Fred Vasseur y Laurent Mekies, sus homólogos en McLaren, Ferrari y Visa Cash App RB, el austriaco se acomodó en el asiento para apuntar mejor su disparo. "Mi opinión personal es que realmente no se puede mirar entre bambalinas", lanzó el team principal de las Flechas de Plata. Se refería, claro, al modo en que Red Bull había dado carpetazo al asunto.
A juicio del gigante de los refrescos energéticos, su procedimiento contra Horner fue "justo, riguroso e imparcial". Y al manejar "información privada de las partes y de terceros" mantendrá silencio "por respeto a todos los implicados". Incluida Geri Halliwell, esposa de Horner y ex miembro de las Spice Girls. Sin mencionar a otros personajes públicos con una influencia aún más decisiva. Porque la mancha sobre Horner amenaza con extenderse por las moquetas de Red Bull, escenario de numerosas batallas intestinas.
Todo se precipitó con la muerte de Dietrich Mateschitz a finales de 2022. Aun sin responsabilidad ejecutiva, el fundador de la marca ejercía como reconocida figura de consenso. Por decirlo de otro modo, un mediador entre la división británica, comandada por Horner desde la fábrica de Fórmula 1 en Milton Keynes, y la rama dirigida por Oliver Mintzlaff, enfocada en el resto de áreas del negocio.
Alianza estratégica
El arrollador éxito de Horner, con seis títulos de constructores en la F1 más otros siete de pilotos para Sebastian Vettel y Max Verstappen, habría provocado recelos en la facción austriaca. No sólo por su poder casi omnímodo en Red Bull Racing, sino por las competencias adquiridas en Powertrains, la marca de motores con la que también quiso hacer frente a Mercedes y Ferrari. Sin olvidar su aventura en la fabricación de coches de calle, con el RB17, diseñado por Adrian Newey como mascarón de proa.
Esta misma semana, una de las voces más críticas con Horner ha sido la de Jim Farley, director ejecutivo de Ford, quien se ha quejado públicamente a través de un carta. Farley se antoja una pieza esencial, dado que liderará el suministro de motores a Red Bull a partir de 2026. Por lo tanto este escándalo compromete una alianza estratégica para la escudería que dominó de modo tiránico los tres últimos campeonatos.
Tras dos décadas bajo los focos del Gran Circo, Horner sabe de sobra cómo manejarse en una situación tan delicada. Y va a hacer lo posible para descubrir de dónde proceden las más escabrosas filtraciones. Desde que el diario De Telegraaf destapó el caso, Red Bull ha intentado ofrecer una imagen de normalidad. Como cada año, el team principal llevó la voz cantante durante la presentación del RB20 y durante la rueda de prensa de la FIA previa a los test. Además, las fabulosas prestaciones sobre la pista de la última genialidad de Newey ayudaron a destensar el ambiente.
Conviene subrayar también que Horner no fue apartado de su puesto en ningún momento. Tras negar las acusaciones, reiteró que dentro del garaje su trabajo sigue "como siempre". Si esta "distracción", como él mismo la ha definido, se cierra definitivamente, el horizonte se despejará para Verstappen. Pero si la víctima ejerce su derecho y apela la decisión, Red Bull podría afrontar más peligros de los que Ferrari o Mercedes le han presentado en la pista.
La superioridad de Max Verstappen en Shanghai no sólo se plasmó ayer en los 13 segundos sobre Lando Norris en la meta, ni con su ritmo de carrera, 77 centésimas más rápido por vuelta que McLaren y 1,27 segundos mejor que Ferrari. El dominio de Red Bull quedó aún más evidencia en los boxes, con un doble pit-stop casi simultáneo para sus dos pilotos en la vuelta 10, resuelto en apenas 2,1 y 2,0 segundos. De hecho, la única preocupación de Mad Max durante el tramo final se redujo a no pasar por encima de las piezas del Sauber de Guanyu Zhou esparcidas sobre el asfalto: «Pasé por la zona a 300 km/h y sólo quería comprobar que todo estaba bien, porque los neumáticos, cuando se enfrían y envejecen, se pinchan fácilmente». Sin nadie que le incordiase, el líder del Mundial impartió ayer otra clase magistral en China.
En realidad, el regreso al Shanghai International Circuit, tras cuatro años fuera del calendario, resultó casi perfecto para Verstappen, porque el sábado también supo remontar desde la cuarta plaza hasta la victoria en la sprint race. Incluso cuando tropieza con algún obstáculo por el camino, el tricampeón mundial se impone con extraordinaria suficiencia. Mientras Sergio Pérez no lograba echar el lazo a Norris, el neerlandés volvía a batir a su compañero con 69 centésimas por vuelta. Con este cuarto triunfo del año, Red Bull ya suma 117 a lo largo de toda su historia, con lo que supera el registro de Mercedes en la era moderna (116, si descontamos sus nueve victorias de 1950).
Con McLaren y Ferrari sin recursos ante el aterrador ritmo del RB-20, los intentos de desestabilizar a Red Bull se ventilan fuera de la pista, donde Toto Wolff, jefe de Mercedes, sigue cortejando a Verstappen. Al igual que en Jeddah y Melbourne, donde admitió que le «encantaría» contar con el neerlandés en su garaje, el austriaco reiteró ayer sus recados a Max de un modo más sutil. Es decir, señalando a 2026, cuando entrará en vigor la nueva normativa. «Estamos en una posición muy buena para 2026. Somos ambiciosos con los objetivos que nos hemos marcado para la unidad de potencia, la batería, el combustible y si somos capaces de producir un chasis decente, seremos una valiosa alternativa», adelantó el team principal de las Flechas de Plata.
La ironía de Horner
Este mensaje velado, lógicamente, cayó ayer bastante mal en Red Bull y Christian Horner no tardaría en replicar. «No creo que los problemas de Toto sean sus pilotos. Probablemente tenga otros elementos en los que necesita centrarse en lugar de buscar pilotos que no están disponibles», aseguró el británico. Por si quedaba alguien que no se diese por enterado, Horner dejó constancia de que, en estos momentos, Mercedes cuenta con menos prestaciones que McLaren y Aston Martin, dos de sus equipos clientes.
«¿Habéis oído que George Russell termina contrato a finales de 2025? Quizá no esté tan interesado en 2026. El mercado se mueve», ironizó. Cuando le preguntaron si la posición de Verstappen no viene siendo calculadamente confusa, Horner despejó las nubes en el horizonte. «Puedo asegurar que no hay ambigüedad sobre dónde estará Verstappen el año que viene», zanjó.
Asimismo, tras una pregunta relativa a si Max debería poner coto a los rumores, Horner se mostró concluyente: «No sé cuántas veces tiene que decirlo. Lo ha repetido muchas veces. No voy a entrar en eso, porque creo que a veces sólo se quiere generar ruido». En cuanto al propio protagonista, que a finales de 2021 firmó un contrato multianual, las cosas también parecen claras. «Lo único que dije desde el principio es que queremos tener un ambiente tranquilo. Mientras esté contento con el equipo no habrá razones para irme», concedió Verstappen. En su decisión final pesará también el criterio de su padre Jos y Raymond Vermeulen, su agente. A la espera de una solución, seguirá arrasando a quien se le cruce estos días por la pista.