Todo en Inglaterra pasa y pasará por Wembley, ‘La Casa del Fútbol’. El estadio británico acoge no sólo los partidos como local de la selección inglesa sino también las finales de los principales torneos de las islas: la FA Cup, la Copa de la Liga de Inglaterra y la Community Shield.
Este año, vuelve el último partido de la máxima competición continental al interior de sus más de cuatro millones de metros cúbicos, el equivalente a 25.000 autobuses de dos pisos típicos de la capital británica. Es la octava vez que Wembley acoge una final de Champions, el estadio que más lo ha hecho en la historia. En una de ellas, la de 1992, fue donde el Barcelona obtuvo su primer título gracias a aquel mítico gol de falta de Ronald Koeman ante la Sampdoria.
No obstante, esa Champions la celebró el viejo Wembley, la construcción que se inauguró en 1923 y que fue demolida en 2003. Este nuevo estadio, obra del estudio de Norman Foster, se construyó en 2007 y tuvo un coste de aproximadamente 1.260 millones de euros.
Más de 90.000 personas presenciarán este sábado el partido que enfrentará al Real Madrid y al Borussia Dortmund. Un acontecimiento planetario que se podrá ver desde todo el mundo y que contará al característico arco del diseño del arquitecto británico como testigo de excepción. Ese elemento de siete metros de diámetro y 133 de alto es visible desde todo Londres. No obstante, todos los ojos del mundo del fútbol estarán en lo que 22 personas hagan en el césped.
Hubo que contar 11 carreras (cuatro de 2023 y siete de 2024) para ver una eliminación de Fernando Alonso en la Q1. Y remontarnos casi ocho años, durante el GP de Malasia 2016, para ver al asturiano en la última fila por una cuestión ajena a la mecánica o las sanciones. Entonces, Alonso protagonizó una fantástica remontada con su McLaren que le llevó de la 22ª posición a la séptima en la meta. El honor de Aston Martin en Imola tampoco fue salvado por Lance Stroll, decimotercero en la parrilla, a cuatro décimas del corte en la Q3. La conclusión, por tanto, no podía resultar más desoladora en el equipo liderado por Mike Krack, que completó a orillas del río Santerno su peor sábado de la temporada.
El 1:15.992 del canadiense, a 1.24 segundos de la cabeza, deja a Aston Martin como antepenúltimo del sábado, sólo por delante de Williams y Sauber. Una situación tan crítica como la del pasado noviembre en Austin, cuando los dos monoplazas verdes partieron desde el pit-lane tras romper la normativa del parque cerrado.
Las mejoras traídas a Imola, con la actualizaciones aerodinámicas probadas en el túnel del viento y el simulador, no tuvieron un correlato sobre la pista, donde el AMR24 volvió a mostrarse a la altura de Alpine y por detrás de Visa Cash RB y Haas. Noticias más que preocupantes para Alonso, que deberá centrar sus esfuerzos del domingo en recabar datos para próximas carreras con más énfasis que en la remota búsqueda de los puntos.
"Tenemos que tener paciencia"
"Es un recorrido largo hasta fin de año y tendremos más actualizaciones en Mónaco la próxima semana. También en Canadá y en Barcelona. Durante las seis primeras sarreras trajimos piezas nuevas", confirmó Alonso. "Todo añadía rendimiento al coche. Aunque si traes media décima, pero el resto de rivales traen dos décimas, entonces eres una décima y media peor que el fin de semana anterior", admitió el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans.
Krack, el team principal, recurrió a resiliencia para afrontar la preocupante cuesta abajo. "Nos llevará aún más tiempo compensar este déficit. Nuestros adversarios no llegaron a la cabeza de la noche a la mañana. Tenemos que tener paciencia hasta ponernos al día". Según la revista alemana Auto Motor und Sport, Krack ya habría decidido recuperar algunas de las piezas rotas de su líder, que por lo tanto iniciaría la carrera desde el pit-lane.
La falta de carga aerodinámica, especialmente en la parte trasera, preocupa a los ingenieros de Krack, especialmente porque este déficit multiplica la elevada degradación de los neumáticos. "Debemos intentar hacer el coche más versátil. Así, nuestros pilotos podrán conducir con más tranquilidad y confianza", valoró Pedro de la Rosa, embajador de la marca británica.
Las críticas de Briatore
Esas dificultades al volante quedaron en evidencia el viernes, cuando Alonso cometió un par de errores poco habituales y el sábado, cuando Lance Stroll se quejó varias veces sobre la configuración del coche. Por si no bastase, el accidente del bicampeón mundial durante la FP3 y su posterior paso por la grava en Tamburello durante la Q1 arruinaron las opciones de Aston Martin.
Estos incidentes prolongan la mala racha reciente de Fernando en el Autodromo Enzo e Dino Ferrari. Durante sus dos últimas carreras, ambas disputadas en algún momento bajo la lluvia, el ovetense sólo pudo arañar un punto con Alpine. En 2021, un absurdo toque contra el muro en Tosa durante la vuelta de formación obligó a cambiar el alerón delantero, mientras el curso pasado, un choque sin mala intención con Mick Schumacher desencadenó su abandono.
Quien no se anduvo por las ramas fue Flavio Briatore, mánager de Alonso. "Hay veces en las que parece que vamos para atrás en vez de hacia delante. Después de lo que vi en los libres... Parece que hemos dado un paso atrás", aseveró el italiano, con una rotundidad que no habrá caído demasiado bien en la escudería de Silverstone.
Una encargada de la FIA se acercó para disuadirle, pero él no atendió a razones. Nadie iba a privarle esta vez del abrazo con sus mecánicos. Ni la fatiga tras 58 vueltas, ni las molestias en el abdomen por su reciente operación de apendicitis. Carlos Sainz se lanzó ayer a celebrarlo a lo grande con sus allegados, los que nunca le fallan. Rebecca Donaldson, su novia, Carlos padre y su primo, que ejerce de representante, lo disfrutaron como nunca en Albert Park. La tercera victoria con Ferrari fue la más salvaje, la más reivindicativa.
Unos minutos más tarde de descorchar el champán en el podio, bajo los compases del himno español, Sainz se permitía una broma que iba muy en serio. "Sigo sin trabajo para el año que viene, así que supongo que esto ayudará. Pero esto también va por mí, para saber que cuando dispongo de un coche ganador, puedo hacerlo. Lo logré el año pasado en Singapur y aquí, incluso lejos de mi plenitud física, también". A su derecha, Charles Leclerc sonreía por el primer doblete de Ferrari en Australia en casi dos décadas. Cuando le preguntaron si no se valora lo suficiente a su compañero, el monegasco respondió diciendo que todos conocen la valía de Carlos. "Él no lo dice, pero estoy seguro de que muchos directores de equipo han contactado con él".
Por supuesto que Sainz ha iniciado conversaciones para resolver su futuro. Ofertas no le faltan, porque sus condiciones son demasiado valiosas como para pasar desapercibidas. Ayer mismo volvió a dejar constancia de ellas desde la segunda vuelta, cuando adelantó sin miramientos a Max Verstappen. Desde que asumió el mando de la carrera, hizo acopio de toda su fuerza física y mental. En los siete giros que rodó con los mismos neumáticos y estrategia que Leclerc, aventajó a su máximo rival en 186 milésimas de promedio. Una vez instalado en el liderato mantuvo la concentración, con un ritmo de crucero asombrosamente constante. No se trataba simplemente de aprovechar el abandono de Mad Max, víctima de una avería en los frenos.
"Confiado y dominador"
De hecho, todo pareció siempre bajo control para Sainz durante sus tres tandas. Arrancó con los neumáticos medios antes de pasar por boxes en las vueltas 16 y 41 para montar los duros en ambas ocasiones. Su minuciosa gestión de los neumáticos frustró cualquier sorpresa. Un año después de sus terribles problemas de degradación, Ferrari parece haber encontrado la fórmula para cuidar las gomas Pirelli. Si sirve de muestra, el ritmo de carrera del SF24 (1:21.458) fue el mejor de la parrilla, 93 milésimas más rápido que McLaren, 54 centésimas por delante de Red Bull y nueve décimas respecto a Mercedes.
La velocidad de Sainz quedó patente en el primer y último sector, donde aventajó a Sergio Pérez en tres y cinco décimas, respectivamente. Un dato alentador para los ingenieros de Maranello. "Lo que ha sucedido este fin de semana demuestra que nunca hay que rendirse. Es una victoria que sabe a gloria, porque me sentí siempre confiado y dominador, como a mí me gusta", zanjó el español. Para alivio de su familia, ayer no hubo que sufrir hasta el último suspiro, como el año pasado en Marina Bay o hace dos en Silverstone.
Hoy, con los mismos triunfos que Leclerc desde que comparten garaje, el nivel de Carlos como piloto nada tiene que envidiar al de otros ídolos del paddock. Especialmente porque su vulnerabilidad de los sábados parece asunto del pasado. De momento, tras las dos sesiones clasificatorias que disputó (Bahrein y Australia) ya maneja 75 milésimas de ventaja ante Charles. Asimismo, el madrileño cuenta con una ventaja simbólica frente a quien ahí dentro llaman Il Predestinato. Porque ha sido él, precisamente, quien ha roto las dos mejores rachas de Verstappen, autor de nueve victorias consecutivas.
Sainz, al volante del SF24, el domingo en Albert Park.AFP
Curiosamente, al igual que el pasado Mundial, el éxito de Sainz coincide con la llegada a Suzuka, una cita esperada con máxima expectación, dadas las dificultades que plantea a nivel aerodinámico. Hace sólo seis meses, Verstappen se resarció de su debacle en Singapur con una devastadora exhibición en Japón, resuelta con 19 segundos de margen ante Lando Norris. El trazado nipón se antoja el mejor banco de pruebas para evaluar las actualizaciones de Ferrari. Frédéric Vasseur, team principal, deberá incidir en lo apuntado en Melbourne, donde el formidable paso por curva del SF24 no fue incompatible con el rendimiento en las rectas. De hecho, pese a montar unos alerones más cargados pensando en el último sector, Sainz alcanzó una máxima de 327 km/h, bastante cercana a la de Pérez (332 km/h).
Por tanto, razones no faltaban ayer para el festejo de Ferrari, que brindó por su primer doblete desde el GP de Bahrein de 2022. Desde el arranque en Sakhir, la Scuderia se ha confirmado como el principal candidato para desestabilizar a Red Bull. Todo encaja, al menos por el momento. Los ingenieros entienden cada semana mejor su monoplaza, los estrategas ejecutan el plan con pulcritud y los mecánicos cumplen en los pit-stops. En Australia, McLaren quiso revertir la jerarquía antes de toparse con la realidad. Mientras, Mercedes navegó en tierra de nadie.
Ayer, Sainz fue elegido mejor piloto del domingo, con el 38% de los votos. El segundo reconocimiento popular tras su podio de Bahrein. A 11 puntos de Verstappen en el Mundial, con una carrera menos, Carlos puede presumir de otro hito en Ferrari, donde ya ha igualado a cuatro campeones como Juan Manuel Fangio, Mike Hawthorn, Phil Hill y Jody Scheckter, que también ganaron tres grandes premios vestidos de rojo.