Del 21 de febrero a este 17 de marzo: fueron 25 días entre interrogantes para Carlos Alcaraz. ¿Aguantaría su tobillo derecho? En el primer partido del ATP 500 de Río de Janeiro, sufrió un esguince de grado II y la duda se mantuvo hasta este domingo, cuando celebró su Masters 1000 de Indian Wells. Pronto remitió la hinchazón y luego se disipó el dolor, pero quedaba la debilidad. Si se entrenaba en solitario, dudaba al pisar y se sentía inestable; si se entrenaba con algún otro tenista, no podía correr porque la dolencia podría agravarse. Únicamente después de vencer a Daniil Medvedev en la final por 7-6(5) y 6-1 y recibir el trofeo, Alcaraz explicó que la lesión era más grave de lo que había reconocido antes y que su éxito residió en creer.
En lugar de renunciar al torneo estadounidense antes de empezar, superó un difícil estreno ante el italiano Matteo Arnaldi, luego mejoró y así partido a partido hasta derrotar consecutivamente a Alexander Zverev, Jannik Sinner y el propio Medvedev, es decir, al quinto, al tercero y al cuarto del ranking del mundial. ¿Aguantaría su tobillo derecho? Finalmente aguantó, vaya si aguantó.
“Ganar este torneo significa mucho para mí porque la semana previa al comienzo tenía muchas dudas sobre mi tobillo. Recuerdo mi primer entrenamiento solo aquí en Indian Wells: me pasé 30 minutos sin moverme, tirando cestas. Después, el primer entrenamiento con jugadores fue muy duro porque no podía jugar a mi mejor nivel. No me sentía bien con mi tobillo y tenía muchísimas dudas en mi cabeza, pero en la primera ronda empecé a sentirme mejor. Y cada partido fui a mejor y a mejor. Así que estoy muy feliz por ganar este título de nuevo, por haberme sobrepuesto a los problemas”, resumió Alcaraz que agradeció el trabajo de su equipo durante ese periodo incierto en el que nadie sabía qué ocurría.
“Quiero agradeceros a cada uno de vosotros, han sido unas semanas bastante intensas, las hemos disfrutado mucho, hemos hecho un gran trabajo estando aquí para recuperar el tobillo. Muchas dudas al principio del torneo para ver si íbamos a poder jugar a un nivel óptimo. Todos hemos puesto cada uno nuestro granito de arena para levantar el título”, lanzó a su palco.
Antes de empezar el torneo en el desierto de California, Alcaraz ya había expresado ciertas dudas sobre la firmeza de su tobillo, pero en ningún momento fue más allá. De hecho, antes e incluso durante el Netflix Slam en Las Vegas contra Rafa Nadal, el español se proclamó recuperado y listo para competir. No lo estaba, pero mandaba el espectáculo. En aquella cita, su técnico, Juan Carlos Ferrero, reconoció que el esguince estaba ralentizando los entrenamientos y poco más.
Menos presión
Pese a lo contradictoria que pueda parecer, la lesión en realidad pudo ayudar a Alcaraz a quitarse la mochila que portaba desde su proeza en Wimbledon el año pasado. Desde entonces no había levantado ningún título y sólo había disputado una final, en el Masters 1000 de Cincinnati, siempre asfixiado por los nervios y apresurado por la inquietud. Quería ganar los partidos antes de jugarlos, antes incluso de empezarlos. La lesión de tobillo, en cambio, rebajó sus expectativas alrededor del Masters 1000 de Indian Wells y le liberó. Sólo en los primeros juegos de la final ante Medvedev, cuando retomó la ansiedad, dejó de disfrutar.
El título en Indian Wells supuso una serie de hitos estadísticos para Alcaraz y algo más. Se convirtió en el primero en defender la corona en California desde Novak Djokovic en 2016, en el segundo tenista en ganar cinco Masters 1000 antes de los 21 años -el primero fue Rafa Nadal- y en el segundo español con más trofeos de esa categoría por delante de su entrenador, Juan Carlos Ferrero (cuatro) o Carlos Moyà (tercero). Pero no sólo eso.
Su éxito le relanzó en la carrera por el número uno. Después de la renuncia de Djokovic a jugar el cercano Masters 1000 de Miami, el español, que está a menos de 1.000 puntos de desventaja, ya sabe que podría volver a Europa a un paso de la cima. Antes será muy difícil, pero en el próximo Grand Slam, Roland Garros, a finales de mayo, el número uno del ranking ATP podría volver a estar en juego. Con el tobillo recuperado, nuevamente en la senda del éxito y alejado de la ansiedad, podría ser otra vez el momento de Alcaraz.