En el horizonte ya asoma la inauguración de los próximos Juegos Olímpicos a lo largo del río Sena y España, como en otras citas, apenas abraza opciones seguras de medalla. Sólo María Pérez en la marcha, Adriana Cerezo en el taekwondo, el dúo Xammar-Brugmann en la vela y la pareja Jácome-Corbera en el piragüismo podrían considerarse así. Hay muchos más candidatos al podio –Álvaro Martín, Carolina Marín, Carlos Alcaraz, Jon Rahm, Fran Garrigós, Adrián Vicente, Jordan Díaz…-, pero ya entran en la especulación. Son favoritos, sí, pero muchas cosas podrían pasar en los próximos cuatro meses y, sobre todo, ya en París, en el Stade de France, Roland Garros, La Chapelle, el Grand Palais de los Campos Elíseos o el Campo de Marte. Ocurre lo mismo con los equipos.
En waterpolo tanto los jugadores como las jugadoras tienen media medalla colgada en sus cuellos y el fútbol femenino va lanzado hacia la historia, pero el resto está un escalón por debajo. Aspirantes, muy aspirantes, aunque con interrogantes.
La España de balonmano masculino que este domingo se clasificó para los Juegos al cerrar su Preolímpico con victoria sobre Brasil (26-28) es el mejor ejemplo. Bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, cualquiera que viera sus partidos esta semana lo tendría claro: la gloria es suya. Más allá del trámite ante Bahréin, ante Eslovenia la selección completó una actuación perfecta y este domingo ante Brasil, pese a tener el billete casi asegurado, estuvo muy seria. El rival se lo jugaba todo, pero España dominó gracias a su colección de argumentos en ataque.
El ataque, punto fuerte
“Este equipo siempre compite, todos competimos en todas las circunstancias”, comentó Alex Dujshebaev al terminar el encuentro y le sobraba razón. Marcaron todos los jugadores que participaron menos Viran Morros, especialista defensivo, y la mitad de ellos, el propio Dujshebaev (cinco), Ferran Solé (siete), Ian Tarrafeta (tres), Gedeón Guardiola (tres), Imanol Garciandia (dos) y Dani Fernández (dos) aportaron dos tantos o más. Con semejante variedad de recursos, ¿Cómo no creer en una medalla en los Juegos de París?
Con la retirada de parte de la generación dorada, de Raúl Entrerríos, Dani Sarmiento o Julen Aguinagalde, nacía la duda del relevo sobre quién tomaría la responsabilidad goleadora, pero ya está resuelta. En los primeros años todo quedó en manos de Álex Dujshebaev, uno de los mejores jugadores del mundo, pero Jordi Ribera pronto detectó que así era más fácil frenar a España.
Ahora, tal y como ha subrayado el seleccionador en este Preolímpico, en la primera parte construyen Garciandia, Agustín Casado o Tarrafeta, atacantes de entre 25 y 30 años ya habituales en Champions, y en la segunda parte aparece Dujshebaev para apuntalarlo todo. Cuenta con la ayuda de veteranos como Jorge Maqueda o Antonio García, pero hay días como ayer en los que ni los necesita. Con ese esquema, tan ofensivo, tan coral, tan imprevisible, la selección es muy difícil de parar, pero eso no quiere decir que la gloria olímpica sea segura. ¿Por qué?
La defensa, punto débil
Porque atrás faltan piernas. Este domingo Brasil, que necesitaba la victoria para estar en los Juegos Olímpicos, apretó en los últimos minutos y España acabó defendiendo con Morros, Guardiola, Maqueda y García en la parte central, es decir, con dos jugadores de 40 años, uno de 39 y uno de 36. Ante determinados rivales la experiencia es suficiente, pero ante Francia, Dinamarca o Suecia faltará el aire.
Si quiere regresar al podio, la selección debe recuperar antes de París al lesionado Miguel Sánchez-Migallón, sumar de una vez por todas a Dani Dujshebaev a la zaga y descubrir atrás a otros, como el pivote Javi Rodríguez. Los jóvenes que vienen, como los prodigiosos hermanos Cikusa, son también artistas en ataque, pero todavía les falta en defensa. Con todo ello, España, ya clasificada, optará a las medallas en los próximos Juegos Olímpicos de París, pero llegará a la cita entre interrogantes.