Alessandro Del Piero (Conegliano, 1974) admite de primeras que no le gustan las entrevistas. Ni siquiera ahora, a punto de cumplir 50 años, retirado hace una década, con un Mundial, una Liga de Campeones y cinco Ligas italianas a sus espaldas. El micrófono todavía le da pavor, aunque el trabajo, convertido en embajador de los Premios Laureus, le obliga a pasar por la ronda de preguntas de los periodistas. Con este periódico se para unos minutos antes de ponerse las gafas de sol y abandonar la Casa de Correos de Madrid, sede de la Comunidad y hogar de la presentación de la gala Laureus de este año.
Tener a Del Piero en Madrid obliga a preguntarle por dos nombres que el centrocampista italiano conoce bien: Zinedine Zidane y Carlo Ancelotti. Y por otro, Jude Bellingham, el centrocampista del momento. Con el primero compartió cinco temporadas en la Juventus y muchos enfrentamientos contra el Madrid y la selección francesa, y al segundo lo tuvo dos años como entrenador de la Vecchia Signora. Del Piero pasó lesionado muchos de los meses de Carletto en Turín, pero justo por eso llegó a conocer todavía mejor al que ahora es técnico del conjunto blanco. Han pasado más de dos décadas de aquello y pocos mejores que él para reflexionar sobre lo que ha cambiado el fútbol.
- ¿Qué diferencias observa entre el fútbol que jugaba usted y el que vemos hoy en día?
- Bueno, básicamente te diría que son dos deportes diferentes. Totalmente diferentes en muchas, muchas cosas.
- ¿En cuáles?
- Mira, podemos empezar por la parte física. Antes el fútbol era mucho más físico, y no me refiero al físico individual de un jugador, sino a los contactos, las entradas, la dureza de los golpes… Ahora eso se castiga con una tarjeta amarilla o una tarjeta roja. Antes no era así. Y luego es un deporte diferente por lo que rodea al futbolista y al club, las instalaciones, el número de personas que trabaja en cada equipo… Por ejemplo, cuando empecé en la Juventus, y te hablo del año 1993, teníamos un doctor, dos fisioterapeutas y un muchacho para las zapatillas y todo lo demás. ¡Nada más! (Risas). Ahora los jugadores tienen 30 profesionales para hacerles el día a día más cómodo. Es verdad que el número de partidos que se disputan cada temporada ha aumentado un poco, pero seamos honestos, juegan en mejores campos. Eso también ha cambiado, como las reglas, que hay muchas que son diferentes. Y por último la tecnología, como el VAR y todos los avances que seguro que acaban llegando al implementar más herramientas tecnológicas. Por eso digo que son dos deportes diferentes. Pero la belleza del juego sigue ahí, eso sí que no cambia. Seguimos viendo goles espectaculares, deportistas increíbles, iconos, leyendas…
- Uno de esos nuevos iconos es Bellingham. Le sonará el nombre…
- No le conozco (risas).
- Se le compara con Zinedine Zidane. Usted, que ha jugado con el francés, ¿qué opina?
- Pues no creo que sean tan parecidos. De verdad. Creo que son diferentes. Jude es más físico y más potente, Zizou era definitivamente más técnico. Y además, es difícil comparar a futbolistas de diferentes generaciones y no es algo que particularmente me guste. Como he dicho antes, son dos deportes diferentes. Eso sí, las cosas que está haciendo Bellingham son extraordinarias, que no se me entienda mal. Es increíble. No sólo por los goles, sino por el nivel de personalidad que está mostrando en un equipo como el Real Madrid, el equipo con más presión del mundo y el mayor club del planeta, siendo tan joven. Eso es lo que más me impresiona. No tiene miedo a nada. Tiene un futuro apasionante. Quizás acabe siendo mejor que Zidane, ¿pero quién va a juzgar eso? Suerte para el que lo haga, yo no lo voy a hacer (risas). Disfruté mucho con Zizou, jugamos juntos cinco años y lo pasamos muy bien, ganamos muchos títulos y ojalá pudiéramos volver atrás y jugar de nuevo. Pero ya somos viejos. Nuestra era ha terminado y ahora es el tiempo para la era de Bellingham.
- Otro hombre al que conoce muy bien es Carlo Ancelotti. ¿Qué tiene para ser capaz de seguir ganando y seguir mejorando jugadores 20 años después?
- Es increíble. Es un gran profesional, pero para mí lo más importante es que es un extraordinario ser humano. Es una buena persona, que es algo muy importante para mí. Mantenerte en la elite durante tantos años y que todo el mundo tenía es muy difícil. Y no es porque él esté siempre de acuerdo contigo, sino por cómo te dice las cosas. Por cómo te habla, por cómo dirige un vestuario. Estuve con el dos años y pasé muchos meses lesionado, pero me dio tiempo a conocerle muy bien. Y no hay mayor secreto que esto: es él mismo, una buena persona y un buen entrenador. Es una combinación fácil.