El FC Barcelona deberá pagar a Hacienda 23 millones de euros por IRPF derivado de las retribuciones a agentes deportivos entre 2012 y 2015. La Audiencia Nacional ha confirmado la resolución del Tribunal Económico Administrativo Central y ha rechazado el recurso del club presidido por Joan Laporta.
La sección Cuarta del Alto Tribunal cuantifica en 8,7 millones la liquidación tributaria que el club no realizó en tiempo y forma y a ella le suma sanciones por 3 millones de euros por el año 2012, 4 por el 13, 5 por el 14 y casi un millón y medio por el año 2015, el último del periodo en contingencia.
La Audiencia afirma que los pagos realizados a los agentes de jugadores, dado que prestan sus servicios a los futbolistas y no al club, tienen naturaleza de rendimientos del trabajo, según el Reglamento de Agentes de Jugadores, y están sujetos a retención en el momento del abono. Mientras que el Barcelona estima que la prestación de éstos es al club y por ello no se deben de considerar rendimientos del trabajo.
El tribunal habla de “simulación” tributaria, las prácticas realizadas por el club culé. “La Inspección llega a la conclusión de que la relación instrumentada entre el FCB y los agentes, tan sólo sirve para dar cobertura a los pagos realizados por el Club a los jugadores. Esta apreciación es compartida por la Sala”, recoge el tribunal en su sentencia.
El público es de finales felices. No les importa el desarrollo de una historia sino si el bien acaba venciendo al mal al acabar el metraje. Normalmente, en las películas de sobremesa suele ocurrir. Los planes de los malos siempre se acaban frustrando porque el bueno siempre tiene un as en la manga, pero el Atlético se quedó sin cartas a 10 minutos de los 90. [Narración y Estadísticas, 2-1]
El fútbol no es de buenos o malos. O sí. El Atlético fue el que hizo todo no solo para ganar, sino para arrasar. Pero la falta de puntería no le ayudó y a punto estuvo de pagarlo caro si la fortuna no le hubiera sonreído al final en forma de larguero. Por dos veces. Y eso que los rojiblancos salieron armados hasta los dientes.
Con una metralleta salió el Atlético en el Metropolitano. Mordiendo, robando y amenazando. Griezmann demostró que su pie ya estaba listo tras un pase maravilloso a Morata en el segundo minuto de partido que, de haber estado más rápido el madrileño, el marcador se habría inaugurado igual de rápido que ayer en el Bernabéu.
El tanto llegaría un minuto después tras un regalo de la defensa alemana (no sería el único). Se vino Maatsen al medio a ayudar a sacar el balón a Kobel e intentó hacer una descarga con el exterior en el balcón del área con tres rojiblancos echándole el aliento. De Paul, el que estaba más cerca, recogió el balón y lo embocó con el portero descolocado.
De Paul festeja su tanto.JUANJO MARTINEFE
Error infantil que se repetiría unos minutos después. Antes aún tuvo el Atlético un par de ellas más: una chilena floja de Lino y un disparo de Griezmann que se hubiera colado si no hubiera intervenido un defensa. Entonces, llegó el minuto 31 y Hummels y Schlotterbeck se estorbaron tras un saque de banda a favor, aceptó el balón Morata que lo cedió a Griezmann para que el francés, con una picadita, dejara solo a Lino. El brasileño remató con frialdad. Hombres contra niños.
Cómo estaría la situación del equipo alemán para que el entrenador, Edin Terzic, llamara a sus jugadores a la banda, aprovechando que se había parado el juego para una asistencia médica, para intentar corregir el atropello que estaban sufriendo los pupilos. Algo sirvió, al filo del descanso, un disparo lejano de Maatsen obligó a Oblak a realizar una buena parada. Era el primero del partido de los alemanes.
Temía Simeone la intensidad de los germanos, los que más imprimen de los ocho equipos de cuartos, según dijo. Sin embargo, los que no dejaron respirar a los amarillos fueron los soldados del argentino. Quisieron repetir el plan ante Las Palmas en Liga, presión-robo-gol. No funcionó igual el plan que en la competición doméstica.
Griezmann y Lino celebran el tanto del brasileño.JUANJO MARTINEFE
Algo tenían que cambiar los alemanes y ese algo se llamaba Julian Brandt, su mejor jugador esta temporada. El mayor asistente de los germanos y el tercer máximo goleador. En solo cinco minutos ya se notó su salida al campo con varios pases y peligrosas diagonales que el Atlético no supo cómo controlar.
Entonces apareció el de siempre, para volver a tomar la manija del partido. Ya sea lanzando a sus compañeros como hizo con Molina o parando el juego para aprovechar la ventaja de la primera parte. Griezmann demostró por qué es el segundo mejor jugador de esta Champions para la UEFA.
Entre el francés y Koke, decidieron que su equipo siguiera soñando y consiguieron que los alemanes se mantuvieran dormidos. No es lo mismo soñar que dormir. Y según el resultado interesaba más lo segundo que lo primero. Mediada la segunda parte llevaban los rojiblancos un 70% de posesión.
Mal final
Por si el dominio no fuera suficiente, nunca lo es en Champions, Griezmann se propuso alargar la ventaja del Atlético, consciente de lo que le cuesta al equipo fuera de casa. Pudo hacerlo si Lino llega a embocar ante Kobel un saque de falta del francés que le plantó solo al segundo palo. El portero se lució. Tuvo otra el brasileño que también marró, pero el balón que le puso Llorente había salido previemente por línea de fondo.
Y no lo fue. Lo que parecía un rodillo rojiblanco, se desinfló con un gol de Haller en una jugada aislada en la que pareció que se ayudaba de la mano. Cuatro minutos después, el susto pudo crecer si dos remates alemanes hubieran caído cinco centímetros. El larguero salvo al Atlético por dos veces. Triste final para un partido en el que se pudo amarrar media eliminatoria.
Describe el efecto mariposa de Edward Lorenz que una pequeña variación en un sistema no determinista puede producir efectos divergentes. La pregunta en clave rojiblanca es si la mariposa de Leganés va a afectar al equipo de las 15 victorias consecutivas pese al épico triunfo ante el Bayer Leverkusen. Diferentes competiciones y diferentes motivaciones. Una tiene final y la otra sólo tiene partido a partido según dijo Simeone. Pues quizás el equipo necesite una meta clara, como en Champions. Ante el Villarreal se quedó corto en voluntad o suerte. [Narración y estadísticas, 1-1]
La mariposa del Atlético es Julián Álvarez. Dos aleteos suyos acabaron con el Bayer y ante el Villarreal, con una posición algo más retrasada, quiso influir en el flujo de los acontecimientos desde todos los parámetros. Suyo fue el primer pase en profundidad del partido y también el primer tiro a puerta, aunque ante los amarillos se le negara el gol.
Comandados por el argentino, el Atlético salió fuerte, dominador. Más que a aletear como una mariposa y a picar como una abeja, quiso apabullar desde el inicio. Lo hizo con una asfixiante presión arriba y mucha atención de una renovadísima línea defensiva con pocos habituales frente a Oblak. Por delante, Koke, el capitán, con pocos minutos este año en un centro del campo muy sólido sin su nombre entre los titulares.
El Villarreal no encontraba el balón, esperaba en su campo las acometidas del Atlético y apenas amenazaba la portería de Oblak. Entonces llegó una temeridad de Reinildo tras un mal control de Witsel en una jugada aislada. Se tiró el mozambiqueño a los pies de Gerard Moreno y, pese a que toca balón, arrastra con la pierna de atrás al delantero amarillo que no falló desde los 11 metros. Tocaba remontar. No es mala opción esta temporada. Ocho veces se ha conseguido. Pero la moneda no siempre va a salir cara.
Gerard Moreno transforma el penalti ante Oblak.PIERRE-PHILIPPE MARCOUAFP
El gol descolocó algo a los de Simeone. Fue un golpe psicológico al equipo que estaba jugando mejor y que más lo merecía. Pero el fútbol no entiende de justicia, sólo de goles. Que le pregunten al Leverkusen, cuya primera parte en el Metropolitano mereció bastante más premio. Se perdió hasta Koke, el timón rojiblanco, un error suyo cerca del área casi le cuesta el segundo a su equipo si no llega a ser por Witsel, rapidísimo, que tapó a Gerard. El quite del perdón.
Y repitió nada más empezar la segunda parte. En una contra en inferioridad defensiva, Witsel se lanzó a los pies de Barry para evitar el segundo del Villarreal. Acción de mérito para el belga reconvertido a central. Esa contra peligrosa no fue un espejismo, el Villarreal repitió a la espalda de Molina e hizo sufrir mucho a los colchoneros en los primeros minutos.
Respondió el Atlético con la inspiración de De Paul y la amenaza de Julián, aunque fue Correa el que finalizó mal tras un rebote de Junior. El portero se ha asentado en la portería del Villarreal ante la ausencia de Diego Conde. En la siguiente, el brasileño no pudo hacer nada contra los dos rojiblancos que había en boca de gol. Falló Correa el pase atrás de Julián, pero Lino embocó el balón suelto para empatar el duelo con media hora por jugarse.
Espectáculo arbitral
Un partido sin bronca alguna se ensució por la falta de control de Sánchez Martínez, con la mano muy suelta para soltar amarillas por doquier y una roja al banquillo del Atlético. Esa locura tarjetera quitó ritmo al juego, pero Julián enseguida lo volvió a acelerar con una carrera en solitario que consiguió detener Junior. El Atlético volvía a dominar al submarino amarillo, que se abandonaba a las contras que pudiera conducir Baena, con todo el frente de ataque renovado desde el banquillo. También recurría el submarino al balón parado, cinco córners dispuso y los remataron todos. Afortunadamente para el Atlético, fuera de los tres palos.
Los últimos 10 minutos fueron de acoso rojiblanco, cuatro saques de esquina seguidos reflejaban el agobio de los de Marcelino. El Atlético buscaba el liderato. Casi lo encuentra Griezmann con un cabezazo que se fue por milímetros. O, también, por el aleteo de una mariposa.