Novak Djokovic recuperó su mejor nivel después de vencer por 6-0, 6-0 y 6-1 en una hora y 44 minutos al francés Adrian Mannarino en los octavos de final del Abierto de Australia.
El balcánico superó al australiano Roy Emerson para alcanzar la segunda posición en la lista de tenistas que más sets ganados por 6-0 en Grand Slam.
“Los primeros sets han sido uno de los mejores que he jugado en mucho tiempo. De verdad que quería perder ese juego en el tercer set porque notaba mucha tensión en el estadio y así podía concentrarme de nuevo”, comentó el vigente campeón en la entrevista concedida sobre la pista al estadounidense Jim Courier.
Djokovic cuenta con 48 y se acercó a Andre Agassi que lidera esta clasificación con 50 ‘roscos’.
El serbio igualó con catorce presencias a Rafael Nadal y a John Newcombe en la segunda posición de tenistas con más participaciones en los cuartos de final del Abierto de Australia, en una lista liderada por Roger Federer con 15.
Contra Fritz en cuartos
Su próximo rival en los cuartos de final será Taylor Fritz, que ganó a Stefanos Tsitsipas por 7-6(3), 5-7, 6-3 y 6-3
Las mayores palizas de Djokovic en un ‘slam’ habían sido ante Nicolás Massú (6-1, 6-1 y 6-0) en Australia en 2007, Carlos Berlocq (6-0, 6-0 y 6-2) en Estados Unidos en 2011, Paolo Lorenzi (6-2, 6-0 y 6-0) en Australia en 2012, Nicolas Mahut (6-2, 6-0 y 6-0) en Australia y Paolo Lorenzi (6-1, 6-0 y 6-1) en Estados Unidos en 2012.
Djokovic acabó el choque con 31 golpes ganadores y 15 errores no forzados que contrastaron con los 12 y 31 del galo.
“Hoy he sacado muy bien. En los momentos necesarios he sido capaz de ejecutar un gran saque”, comentó después de apuntarse el 82% de los puntos con primeros.
Una de las imágenes del encuentro fue el gesto que le dedicó Mannarino a su banquillo tras la conclusión del segundo set, al ponerse los dedos como si fueran gafas sobre su cara que dibujaba una sonrisa, a pesar de la situación tan adversa.
El mejor fisio del mundo moldeó sus manos lavando vasos en el restaurante de su padre. «Yo ayudaba a mi familia en lo que podía. Pasé muchas horas entre platos y mesas». Más de 40 años después, el asador donde creció Marcelino Torrrontegui (Albandi, 1964) sigue ofreciendo fabulosos chuletones txogitxu, cordero a la estaca y entrecot de vaca vieja. Una clientela fiel que acude allí tras disfrutar de las playas del concejo asturiano de Carreño en las que Torron también trabajó de socorrista. «Antes de ser auxiliar de ciclismo me buscaba la vida mientras hacía un módulo de Deportes», afirma el masajista más experto del próximo Tour de Francia, que arranca el sábado en Lille. Será la undécima edición de la Grande Boucle que afronta el asturiano, ahora en el Movistar. También es colaborador del Comité Olímpico Español (COE), la Federación de Fútbol (RFEF) y profesor en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga (UMA).
Este fisio de sonrisa permanente trabajó en el Málaga CF durante 21 temporadas, acudió a ocho Juegos Olímpicos (cinco con la Federación de Ciclismo y tres con el COE), 26 Mundiales de ciclismo, cuatro Juegos del Mediterráneo, 13 Vueltas, 10 Tour y cinco Giros de Italia. Por sus manos han pasado futbolistas, atletas, nadadores, ciclistas, balonmanistas, karatecas, piragüistas, golfistas, esquiadores. La relación de ilustres es extensa: Craviotto, Llaneras, Hierro, Chema Olazábal, Van Nistelrooy, Valverde, Contador, Rominger, Freire, Delgado, Olano, Isco, Joaquín, Frankie Fredericks, Chema Martínez, Cubarsí, Francescoli, Juan Ayuso, Viran Morros, Aguinagalde, Darío Silva, Zulle, Virenque, Rafa Lozano, Garralda, Barrufet, Entrerríos, Hugo González, Jessica Vals, Carmen Weiler...
Tras disfrutar de varios días de descanso, este martes hará las maletas para marcharse a Lille con el Movistar para preparar la salida del Tour.
Torrontegui comenzó en el ciclismo en la Vuelta a España de 1988, en el Clas de José Manuel Fuente. «Recuerdo que la salida fue en Tenerife y que saltamos a Las Palmas. Me incorporé al equipo de El Tarangu gracias a la ayuda de Carlos Muñiz, ciclista y amigo mío de Candás. Aquella Vuelta la ganó Sean Kelly y el primer neoprofesional clasificado fue, precisamente, Muñiz. Yo tenía 23 años y ya me apasionaba el deporte. Esa pasión proviene de mi entorno de juventud, en Candás. Esta localidad está declarada por el COE Villa de Olímpicos, porque es el pueblo de España con más olímpicos por habitante. Allí nacieron, entre otros, Herminio Menéndez, Julio Alberto, López Carril, Enrique Rodríguez Cal o Carlos Prendes», dice mientras pasea por Candás, antes de la sesión de fotos en las instalaciones de Mareo del Sporting de Gijón que ilustra este reportaje.
Torron debutó en el Tour de Francia en 1991, el primero ganado por Miguel Indurain. Desde entonces, el carismático fisioterapeuta y el campeón navarro mantienen una relación cercana. «Somos de la quinta del 64 y hemos coincidido muchas veces, aunque nunca compartimos equipo. Él estaba en el Banesto y yo en el Clas, con Tony Rominger. En la selección español estuvimos juntos, pero nunca le traté. Él tenía su propio masajista, Vicente Iza. Sí traté a Perico Delgado, Óscar Freire o Alberto Contador, pero nunca a Miguel. Estuve con Indurain en los Juegos de Atlanta, cuando ganó el oro en la contrarreloj, y Abraham Olano, la plata. Mi primer Mundial fue el de Stuttgart de 1991, cuando Indurain fue bronce. También estuve en el histórico Mundial de Duitama de 1995, donde logró el oro en la contrarreloj y la plata en la ruta, con Olano primero. En la actualidad, cuando Miguel pasa por Asturias nos vemos. Últimamente bromeamos sobre que ya va siendo hora de que toque sus músculos», explica el técnico, de 61 años.
Federer y Nadal
Torron fue el hombre de confianza del suizo Rominger, conquistador de tres Vueltas y adversario de Indurain en la carretera y en la pugna por el récord de la hora. «Tony y Miguel fueron rivales y ahora son amigos. Son como Federer y Nadal. Se respetan, tienen una buena relación».
Las manos mágicas del asturiano cuidaron a grandes corredores del Clas, como Olano, Escartín, Mauleón, Ruiz Cabestany, Rominger, Suárez Cueva..., con los que mantiene amistad. «Ellos tienen la costumbre de juntarse todos los años para cenar durante una etapa de la Vuelta. Desde 1988 organizamos partidos de fútbol-playa a los que viene gente como Luis Enrique. Lucho es un gran entrenador y una persona majísima, pata negra, un friki del ciclismo».
Con su paisano Samuel Sánchez comparte complicidades. Las abuelas de ambos eran primas. «A Samu le conozco desde chaval, cuando venía a veranear a Albandi. Yo le vaticiné que sería campeón olímpico. En 2007, un año antes de la carrera en ruta de los Juegos de Pekín, fuimos a ver el recorrido y le dije que el trazado le venía a huevo para ganar. Aquel equipo, con Sastre, Freire, Valverde, Contador y Samu fue fabuloso», recuerda.
JORGE PETEIRO
Las manos prodigiosas de Marcelino han cuidado a miles de deportistas. El que más le impactó, por su elasticidad y fortaleza, fue el canadiense Mark McKoy, campeón olímpico de 110 vallas en Barcelona'92. Entre los ciclistas destaca el motor de clasicómanos como Bortolami, Baffi o Museeuw. Los músculos de Freire también le sorprendieron, como las piernas de los futbolistas Salomón Rondón y Julio Baptista. Dice que quien mejor supo sacar provecho a su físico fue Fernando Escartín.
Asegura que el ciclismo actual atraviesa por un momento espléndido y que Tadej Pogacar es un fenómeno: «Le vi el pasado año en el Tour y me sorprendió. El ciclismo de ahora no da tregua. Las etapas son más cortas y todos van a toda hostia, no frena nadie. Los técnicos y auxiliares no tenemos tiempo para tomar un bocadillo. La tecnología ha mejorado mucho el rendimiento de los corredores».
Pocos en el deporte español empatizan tanto como este extrovertido asturiano. «Me dicen que soy el mejor masajista del mundo, pero yo respondo que tengo la suerte de trabajar con gente muy buena. Yo, por mi manera de ser, siempre genero buen rollo y caigo bien a la gente, y eso influye».
La depción del Málaga
Durante sus 37 años en el alto nivel han abundado los éxitos. Las decepciones fueron mínimas, pero dolorosas. Las heridas provocadas por el despido del Málaga ya cicatrizaron, aunque quedaron marcas: «En el Málaga me dejé media vida, medio corazón. Me tuve que marchar por unas diferencias económicas mínimas. Me di cuenta de que no me querían en un sitio donde trabajé más de 20 años. Salí noqueado. Estuve muerto, pero reviví. Después de irme se me abrieron muchas puertas».
En plena pandemia, Torron dice que se reinventó. Estudió podología, se doctoró en Fisioterapia y se incorporó a la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Málaga: «Llegué para cubrir una baja, y ahí sigo, impartiendo clases. La docencia es una carrera de fondo. Me gusta, pero al principio me costó, porque yo hablaba con las manos, luego me he ido soltando. Ahora, hasta doy ponencias en el Master de Fisioterapia de la Escuela Universitaria UAX Rafa Nadal o el Máster de Fisioterapia del Real Madrid. Soy como una hormiguita. Cumplo mis sueños. Trabajo con chavales, eso me mantiene joven».
«Tengo la suerte de que la UMA apuesta por la transferencia del conocimiento de sus profesionales, lo que posibilita que pueda colaborar de forma activa con Movistar, con el que tengo un contrato Otri, y al mismo tiempo cumplir con mis obligaciones docentes e investigadoras en la Facultad de Ciencias de la Salud», añade.
JORGE PETEIRO
A sus 61 años, Torron quiere ser agradecido: «Cuando te vas haciendo mayor te acuerdas de la gente que te ayudó. Yo estoy muy complacido con Eusebio Unzúe. Un día necesité salir de casa y él estaba allí. Siempre tuve la fortuna de contar con la comprensión del Málaga, que me permitía ir a los Mundiales y a los Juegos Olímpicos. También estoy muy agradecido a Alejandro Blanco por la oportunidad de trabajar en el COE. Él me rescató de la crisis que tenía, lo pasé mal. Yo sé bien lo que supone estar en primera línea y de ponto el teléfono deje de sonar».
Hijo futbolista e hija nadadora
La genética y el entorno profesional indicaron, inevitablemente, el camino a seguir. La actividad deportiva domina el entorno familiar de Torrontegui. Los hijos del fisio asturiano se han criado entre balones, raquetas y bicis, por eso no extraña que Samuel y Carlota se hayan decantado por el deporte. Los tres, siempre mimados por Susana, la filóloga inglesa, la madre, la compañera, la que sostiene todo el edificio.
Samuel, que tiene 20 años, sobresale en las categorías inferiores del Sporting de Gijón, en el equipo C. El fútbol le atrapó desde niño. Comenzó en el Málaga y allí estuvo durante nueve temporadas, en las que coincidió con Dean Huijsen, el nuevo central de la selección española y del Real Madrid. «Estuvieron juntos en alevines, cadetes e infantiles. Son buenos amigos. Yo mantengo contacto con los padres de Huijsen, unos holandeses muy majos que abrieron negocio en Málaga», dice Marcelino, un padre encantado con los goles y el desempeño de su hijo: «Samuel juega de delantero, es bueno, pero a mí lo que gusta es su madurez. Entrena, juega, se cuida y estudia segundo de Ingeniería Mecánica. No es raro verle a las 12 de la noche con libros o estirando», recalca el fisio del Comité Olímpico Español.
El Almería quiso ficharle, pero él prefirió seguir en el Sporting. En su trayectoria ha mostrado sus excelentes dotes de goleador, con buen manejo de ambas piernas y juego de espalda. «Tiene futuro, pero es un poco pupas, siempre le pasa algo», dice el progenitor.
Carlota apostó por la natación, triunfando en los campeonatos autonómicos y nacionales. Se formó en el Club Natación Inacua de Málaga y en 2021 fichó por el CN Santa Olaya de Oviedo. En 2021, con 18 años, se proclamó campeona de España de 200 mariposa, lo que le sirvió para obtener plaza para el Europeo de Budapest, torneo en el que logró colarse en las semifinales, terminando en el puesto 14 del top-16.
Torrontegui destaca que Carlota, de 22 años y estudiante de Derecho, tiene mucha fuerza de voluntad: «Durante muchos años se levantaba a las cinco y media de la mañana para entrenar en el CETD de Málaga. Creo que venirnos a Asturias frenó su progresión. Uno de mis sueños era compartir unos Juegos Olímpicos con ella».
El mundo puede caerse, pero esos cinco segundos de reconfortante abrazo entre Jon Rahm y su pequeño Kepa le hicieron olvidarse de todo lo sucedido en las cinco horas anteriores. Rahm entonces se dispuso a atender a la prensa con la mejor de sus caras. "Hay veces que, si me dais una hora... Estoy más calmado", contestaba antes de intentar profundizar en lo sucedido. "Ahora huelo a comida, comer algo...", planteaba ante los medios su objetivo más inmediato.
El sábado de mejor ambiente en el Real Club de Campo Villa de Madrid, Rahm perdió el Open de España. Apenas estuvo 10 hoyos enganchado al torneo, pero el Rahm de esta temporada no es ese jugador letal del pasado, por mucho que acumule los títulos y el dinero que le da la consistencia de su juego en el LIV Golf. Una ronda del par del campo sólo le sirvió para certificar su condición de convidado de piedra el domingo, una posición a la que Rahm no termina de acostumbrarse.
"Kepa no se entera mucho", comentaba en referencia a su hijo mayor, que ronda los cuatro años. Allí estaba el pequeño y sus rizos dorados, absorto, mientras su padre empezaba a firmar autógrafos. Es momento de esconder su decepción y, con la mejor de sus caras, dedicar casi una hora a que todos los niños del Club de Campo se vayan contentos a casa. Kepa sigue sin entender nada de lo que pasa. Él, como su padre, sólo quiere trofeos. "Cuando viajo y tengo tres semanas fuera, me pregunta si he ganado un trofeo. La verdad es que este año ha sido duro que me pregunte, porque no ha llegado nada. El año que viene tendrá la madurez suficiente para empezar a entender", cuenta el de Barrika.
Tras la ronda de par del sábado, Rahm saldrá en un domingo insulso desde un resultado acumulado de -4, a 12 golpes del líder del torneo, Marco Penge.
El inglés acumuló +1 en los primeros seis hoyos del día, pero ahora mismo va sobrado con su golf y acumuló -8 en los 12 últimos. Una ronda de -7 para cerrar el torneo con -16 y cuatro golpes de ventaja sobre el desconocido suizo Joel Girrbach. A dos impactos de la cabeza, el inglés Daniel Brown y el norteamericano Patrick Reed, la única de las atracciones del torneo, que ha resistido las embestidas del bombardero dominador del Open.
Ayora y Puig
Ángel Ayora y David Puig son los mejores españoles en la clasificación: ambos acumulan -8, compartiendo la undécima plaza. Al terminar sus rondas aún pensaban en una buena opción de victoria para el domingo, pero el infernal ritmo final de birdies de Penge les ha dejado fuera de juego, ambos están a ocho golpes del inglés.
Penge cumplió su función y ejerció de aguafiestas; parece que Europa se le queda pequeño y mira ya a Estados Unidos y a empresas mucho mayores. Sin el golf sigue su curso lógico el domingo, el público podrá consolarse en el futuro recordando que vio ganar en España a un nombre que apunta a ser una estrella del golf en los próximos años.
Rahm, casi con las últimas luces del día, abandonó el club madrileño junto al pequeño Kepa. El domingo tendrá que explicarle que esta semana tampoco habrá un nuevo trofeo en casa y parece que será la última oportunidad del año 2025.