La rueda de prensa más esperada del año en el Real Madrid llegó a las 9:45 de la mañana. Pronto, y antes del entrenamiento del viernes, algo inusual y provocado por la entrega de la Bota de Oro a Kylian Mbappé a mediodía, Xabi Alonso apareció en la sala de prensa de la ciudad deportiva de Valdebebas con el nombre de Vinicius Júnior en el aire. La reacción del brasileño al ser cambiado en el clásico y su posterior comunicado en redes sociales, donde mencionó a “mis compañeros, a mi club y a mi presidente”, sin concretar en el técnico, ha sido la gran polémica de la semana. Ante eso, seis preguntas sobre el delantero.
“El miércoles, después de los dos días de descanso, tuvimos una reunión todos y Vini estuvo muy bien, impecable. Habló desde el corazón y con sinceridad y quedé satisfecho. Desde ese momento, para mí el asunto quedó zanjado”, explicó Alonso, que rechazó cualquier castigo al delantero. “No no, el tema está zanjado. Mañana tenemos el partido, que es lo importante. Ninguna represalia”, dijo.
Alonso decidió sustituirle en el minuto 72 del clásico contra el Barça y el brasileño, un volcán en constante actividad, erupcionó en el centro del Bernabéu. “¿Yo? ¿Yo? ¡Míster! ¡Míster!”, gritó desde el círculo central. Caminó realizando aspavientos hasta el área técnica, chocó la mano con Rodrygo y pasó, también gritando, al lado de Alonso. “¡Siempre yo! ¡Siempre yo! ¡Yo me voy del equipo! !Mejor me voy!”, repitió, sin saludar a Alonso, que le decía, casi sin mirarle: «Venga Vini, hostias”. El brasileño se fue a vestuarios y después volvió.
Esa situación generó un debate interno en el club. En las altas esferas del club se entendió el enfado del brasileño desde la “pasión” y se dejó la gestión en manos de Alonso. Vinicius se fue de viaje a Mónaco con Militao y las parejas de ambos y al volver realizó un comunicado pidiendo perdón a todos menos a su entrenador, al que obvió, algo a lo que Xabi ha quitado hierro.
“Para mí fue un comunicado muy valioso y positivo. Vini habló desde el corazón sobre lo que significa este club para él. Para mí lo más importante es lo que dijo a sus compañeros. Desde el miércoles se cerró el tema y estamos pensando en lo que viene”, insistió el técnico, cuestionado en seis ocasiones sobre el futbolista. “Ya he dicho que fue positivo y quedé satisfecho“, respondió en la siguiente pregunta. “Desde el miércoles se cerró, ayer entrenamos bien y a Vini le veo bien. Todos estamos en el mismo barco, remando en la misma dirección”, repitió.
En la cuarta pregunta avisó a los periodistas. “Lleváis cuatro preguntas sobre Vinicius y ya he dado suficientes explicaciones. El tema quedó muy bien cerrado, hablamos positivamente y el foco está en el campo. Venimos de una buena semana y queremos afrontar la siguiente. Os entiendo, pero entendedme también”, pidió a los medios.
Aún así, hubo dos más. Una sobre su renovación, cuestión directa que no quiso valorar, y otra sobre su forma de llevar el vestuario. “Yo lo hago siendo yo mismo. Lo más importante es ser auténtico y tener una relación directa y sincera, sabiendo el rol de cada uno y siempre pensando en lo mejor para el equipo. Tener una relación, pero siempre desde el respeto y la exigencia, y sabiendo que no todos son iguales. Hay que tener una inteligencia emocional para adaptarte a ellos“, reflexionó.
En verano había una alineación del Madrid que, más o menos, tenían en la cabeza el cuerpo técnico, la dirección general del club y los aficionados. Courtois, Carvajal, Militao, Rüdiger, Mendy, Camavinga/Tchouaméni, Valverde, Bellingham, Rodrygo, Vinicius y Mbappé. Un once de estrellas con una rotación extraordinaria en el centro del campo. Pero un once que no ha sido capaz de estar sobre el césped en todo este curso. Y hay una alineación, ya con Carvajal y Militao en la enfermería, que más o menos todos podían escribir en sus libretas a estas alturas de curso, con Valverde en el lateral y Ceballos, en el mejor momento de su carrera, gobernando el centro del campo. Tampoco será así en las próximas semanas.
Justo cuando el Madrid encara un tramo decisivo de la temporada, con la pelea por la Liga al rojo vivo, la eliminatoria de Champions contra el Atlético y la vuelta de Copa, Ceballos se ha lesionado para los próximos dos meses.
Una nueva piedra en el camino del andaluz, que a sus 28 años por fin había cogido el timón del equipo, y en el de Carlo Ancelotti, para el que no ha calma en la enfermería. La temporada del italiano es un rompecabezas médico en el que nunca hay paz.
Camavinga, llamado a dar un paso adelante en la organización del juego tras la retirada de Kroos, se lesionó en el entrenamiento previo a la Supercopa de Europa, que daba inicio a la temporada a mediados de agosto. El francés volvió en el derbi liguero contra el Atlético, el 29 de septiembre, pero ese día faltó Mbappé, además de Ceballos, Brahim y Alaba, que se recuperaba de su lesión de rodilla.
Mbappé regresó en el siguiente, en Lille, pero ahí no jugaron Courtois ni Rodrygo. Y llegó el duelo ante el Villarreal y la lesión de Carvajal, principal problema para el Madrid este año. Un no parar.
Sin el lateral, Courtois cayó de nuevo y no estuvo ante el Barça ni el Milán, donde también se lesionó Tchouaméni. Y ante Osasuna, sin respirar, Rodrygo tuvo un nuevo problema muscular y Militao se volvió a lesionar la rodilla.
El Madrid se plantó en el parón de noviembre con problemas médicos y tácticos, y no hubo freno. Contra el Liverpool faltaron Carvajal, Militao, Tchouaméni, Rodrygo y Vinicius, este último con una lesión muscular que duró hasta mediados de diciembre, y esa semana también recayó Camavinga.
Esa baja de Camavinga dio minutos a Ceballos, que comenzó a acumular tiempo y galones. Atrás, Mendy se perdió la Intercontinental y aunque el ataque comenzó a estar sano, las bajas en defensa condicionaban todo, como se vio en la Supercopa ante el Barça.
Después de Arabia, con Vinicius sancionado por la roja de Mestalla, Camavinga volvió a recaer otra vez, dejando camino libre a un Ceballos indiscutible. Y antes de la ida contra el City se fueron a la enfermería Rüdiger y Lucas. Ancelotti, entonces, tomó una decisión que parecía clave en el curso: con Ceballos a ese nivel en el mediocampo, podía plantearse poner a Valverde de lateral. Así ha enlazado el Madrid sus mejores partidos de la temporada, pero ahora la lesión de Ceballos pone a Ancelotti de nuevo ante el rompecabezas.
Con Asencio central y Valverde lateral, será el momento de Tchouaméni y de Camavinga (y de Modric), llamados a hacer suyo el centro del campo el pasado verano.
Ya conocemos las eliminatorias de cuartos de final de la Champions League. Real Madrid - Manchester City, PSG - Barcelona, Atlético - Dortmund y Arsenal - Bayern. Aquí desgranamos las virtudes y defectos de los rivales de los españoles.
Madrid-City: un ogro casi inmejorable
El pasado verano, feliz tras el éxtasis de su primera Liga de Campeones, el Manchester City salió al mercado y se gastó 241 millones. Así, como si necesitara darle la vuelta a un equipo en reconstrucción, como si no tuviera ya la mejor, o una de las dos mejores, plantillas de toda Europa. Llegaron el defensa croata Josko Gvardiol por 90 millones, el delantero portugués Matheus Nunes por 62, el centrocampista belga Jeremy Doku por 60 y el centrocampista croata Mateo Kovacic por 29. Y ahora, ya en marzo, ninguno de ellos está entre los diez futbolistas con más minutos de la plantilla de Pep Guardiola esta temporada.
Ese resumen de los fichajes, su coste y su utilización habla a la perfección sobre los escasos ajustes que ha necesitado hacer el técnico de Santpedor en los últimos meses. Su Manchester City, el mismo Manchester City que le metió cuatro goles al Real Madrid en la vuelta de las semifinales del año pasado, sigue siendo una máquina de jugar al fútbol con las mismas piezas.
Ahí está Erling Haaland, con 29 goles en 33 partidos, en un curso lejos de números históricos pero cerca de la voracidad anotadora que ha mostrado siempre. Ahí está Kevin De Bruyne, de vuelta de una lesión que sólo le ha permitido disputar 700 minutos, pero que le hace llegar fresco al cruce con el Madrid, al que ya marcó en el Bernabéu el año pasado. Y ahí está Rodri, eje del campeón, con más de 3.000 minutos, y 7 goles, esta campaña.
Todo pasa por las botas del español, quizás más que nunca, en un equipo que sufrió un pequeño bache en la Premier al inicio de curso y ahora se jugará la liga en primavera contra el Arsenal y el Liverpool, de los que les separa un sólo punto. Puede ser que ahí, en la necesidad de seguir compitiendo el torneo doméstico, surja una pequeña ventaja para el Madrid, líder de la Liga con siete puntos de ventaja sobre el Girona.
Pero la realidad es que este City tiene argumentos de sobra para competir en todas las competiciones. Prueba de ello es el triplete del curso pasado: Champions, Premier y FA Cup. De momento, y a pesar de las dificultades, este año sigue vivo en las tres. Y lo hace, en parte, gracias a un fondo de armario que asusta. El portero Ederson se lesionó ante el Liverpool y es duda para la eliminatoria, siendo el único lunar de cara a la lista contra el Madrid. Mientras, en defensa Walker, Dias, Aké, Akanji, Gvardiol y Stones se reparten los tres puestos defensivos que está usando Guardiola en sus alineaciones. Sí, sólo tres. El técnico está metiendo ahora a Stones como segundo mediocentro, al lado de Rodri, pero sus laterales ya son centrocampistas, no defensas.
Foden, Julián Álvarez y Doku, además de Grealish, ahora lesionado, comparten rol en las bandas, dejando dos puestos en la mediapunta que siempre, salvo lesión o rotaciones, son para De Bruyne y Bernardo Silva. El belga marcó en la ida contra el Madrid y el portugués anotó el primero de la vuelta, iniciando la goleada. Son los creadores del miedo: las arrancadas y remates de Haaland, que viene de marcar 5 goles en un partido de FA Cup ante el Luton y acumula 7 en los últimos cuatro encuentros. Estuvo un mes fuera por una lesión en el pie, pero ya está de nuevo en forma.
Así es el club que suma mayor valor de mercado en su plantilla: 1.270 millones. Un ogro casi inmejorable que volverá a medir el nivel del Real Madrid.
PSG-Barça: los jóvenes y Luis Enrique
YOAN VALATEFE
Hablar del PSG, hasta el próximo 30 de junio, es hablar, cómo no, de Kylian Mbappé. Pero el conjunto que entrena Luis Enrique es también mucho más que el talentoso delantero francés. El ex seleccionador y ex técnico del Barça ha sabido apostar por la incorporación de talentos jóvenes y ha encontrado también en otro ex azulgrana, Ousmane Dembélé, al mejor escudero para su gran estrella. El Mosquito parece haberse librado por fin de la plaga de lesiones que minaron su etapa barcelonista y acumula 12 asistencias en los 32 partidos que ha jugado esta temporada.
Menos presencia, en cambio, ha tenido un Marco Asensio que no acaba de convencer al asturiano y que, tras estar dos meses y medio de baja por una lesión en el pie, ha vuelto ahora al dique seco por unos problemas musculares.
En la zaga, el brasileño Lucas Beraldo, quien llegó al club en el pasado mercado de invierno, se ha convertido en una pieza fundamental a pesar de que sólo tiene 20 años. Su progresión ha sido fulgurante desde que debutó en 2022 con el Sao Paulo. En la banda derecha, mientras, cuenta con la presencia de un Achraf Hakimi que combina sus cualidades defensivas con una nada desdeñable aportación en ataque. Bajo los palos, cómo no, el titular indiscutible es el italiano Gianluigi Donnarumma, a pesar de que su juego con los pies no es en absoluto todo lo bueno que desearía su técnico.
De ahí, precisamente, que apostara por incorporar al ex azulgrana Arnau Tenas el verano pasado, pero el arquero, formado en las categorías inferiores del Barça, sólo ha jugado tres partidos este curso. Está en periodo de aprendizaje.
En el centro del campo, mientras, el equipo parisino cuenta también con otro talento joven que ha firmado un rápido ascenso hacia la élite: Warren Zaïre-Emery. Este futbolista, que prácticamente acaba de cumplir los 18 años, fue el debutante más joven en la historia de la entidad al estrenarse con el PSG con tan sólo 16 años y cinco meses y ya ha jugado también con la selección francesa. En cuanto a otro centrocampista bien conocido por la afición española, Fabián Ruiz, su presencia en la medular ha sido un tanto intermitente y, en los dos últimos duelos del equipo francés en la Ligue1, ni siquiera ha tenido minutos.
Un Dortmund a la deriva
INA FASSBENDERAFP
Desde 2015, durante la última temporada de Jürgen Klopp, el Borussia Dortmund no vivía una situación tan convulsa. No sólo sobre la hierba, donde el equipo muestra una irregularidad desesperante, sino también en los despachos. Con el entrenador y el director ejecutivo en la puerta de salida, aquel Dortmund modélico de hace una década navega hoy a la deriva. A 20 puntos del liderato en la Bundesliga, el único objetivo plausible hasta fin de curso será conseguir un billete para la próxima Champions. Y asegurar así la supervivencia económica. Si no cumple con esta premisa, el peligro de convertirse en un equipo de la zona media parece más que real en la cuenca del Ruhr.
Ayer, tras definir al Atlético como "un pequeño monstruo de las eliminatorias", Edin Terzic tuvo que hacer frente a alguna pregunta maliciosa en torno a la ausencia de sus mejores futbolistas en la selección alemana. Julian Brandt, Mats Hummels, Niklas Süle, Emre Can y Nico Schlotterbeck no cuentan para Julian Nagelsmann, que sólo ha convocado a Niclas Füllkrug de cara a los amistosos ante Francia y Países Bajos. En realidad, los periodistas no sólo pretendían analizar la decadencia de este Borussia, sino abordar otra cuestión de fondo. ¿Cómo es posible que el Dortmund quiera contratar a Nagelsmann como relevo de Terzic si ni él mismo confía en estos jugadores para la Eurocopa?
A esa cuestión debería responder Hans-Joachim Watzke, uno de los CEO más longevos del fútbol europeo, con 23 temporadas en el cargo. Sin embargo, el ejecutivo que hizo explotar a Erling Haaland o Jude Bellingham ya ha anunciado su marcha en 2025. Lo más probable, que a su baja se sume la de Matthias Sammer -histórico capitán del equipo campeón en 1997- que venía ejerciendo como consejero durante desde 2018. Sin ellos, la reconstrucción se antoja aún más incierta.
Casi 10 meses después de aquel 2-2 ante el Mainz, que le apartó del título de la Bundesliga en la última jornada, las críticas contra Terzic siguen marcando el día a día del Dortmund. Al mal juego del equipo ha habido que sumar dos notorias decepciones. Gio Reyna, llamado a liderar el proyecto, tuvo que salir cedido hace un mes al Nottingham Forest. Y el goleador Sebastian Haller sólo disputó cuatro partidos como titular en verano antes de perderse los dos últimos meses por una lesión de tobillo.
Las derrotas ligueras ante Bayern, Stuttgart o Leipzig y la eliminación copera frente al conjunto de Sebastian Hoeness mermaron la ilusión de la ruidosa Südtribüne. La llegada en enero de Jadon Sancho, sumado a las pinceladas de calidad de Hummels y Brandt, bastaron ante el PSV. Pero este Dortmund, donde el único futbolista que ha brillado por encima de la media es Gregor Kobel, su portero, tiene aún demasiadas cosas que mejorar para sorprender al Atlético.