Vinícius Jr. aseguró en una entrevista con la cadena CNN que el Mundial de 2030 debería cambiar su ubicación si España no avanza en la lucha contra el racismo.
“Hasta el 2030 tenemos un margen muy grande para la evolución. Espero que España pueda evolucionar y entender lo serio que es insultar a una persona por el color de su piel”, dijo.
“Si las cosas no evolucionan hasta 2030, creo que (el Mundial) necesita cambiar su ubicación porque el jugador no se siente cómodo y seguro de jugar en un país donde pueda sufrir racismo. Es complicado, pero yo creo y quiero hacer todo para que las cosas puedan cambiar porque hay muchas personas en España, o incluso la mayoría, que no son racistas, pero hay un pequeño grupo que acaba afectando a la imagen de un país que es tan agradable para vivir. Me encantar estar aquí y me encanta jugar para el Real Madrid”, añadió.
La estrella brasileña hizo estas declaraciones en una entrevista publicada por la CNN el pasado 28 de agosto y de la que se han hecho eco este martes medios españoles y las redes sociales.
Vinícius Jr. elogió los cambios adoptados contra el racismo en España pero consideró que se puede hacer más.
“Ya veo y siento diferencias en España hoy, que hay gente que quizá todavía siga siendo racista pero ahora tiene miedo de expresarse en un campo de fútbol y en lugares donde hay muchas cámaras”, argumentó.
“Tres personas fueron condenadas a cárcel por insultarme en un partido (contra el Valencia). Y eso es algo que siempre se quedará marcado en la historia porque fuera la primera vez y cada vez que lo hagan de nuevo será posible hacerles pagar por hacer sufrir a las personas negras”, agregó.
Carlos Alcaraz se ha clasificado para los octavos de final del Miami Open tras superar al francés Gael Monfils (n.47), quien tuvo problemas en el pie izquierdo, por 6-2 y 6-4 en una hora y 14 minutos. Reciente campeón en Indian Wells, el español se enfrentará en la siguiente ronda de este Masters 1.000 al italiano Lorenzo Musetti (n.24).
Alcaraz, número 2 del mundo, atraviesa un momento magnífico de forma aunque este lunes no tuvo que desplegar todo el potencial de su tenis puesto que el duelo se vio marcado por los problemas físicos de su rival. Tras algo más de cuarto de hora de juego (2-2, 0-30 para Alcaraz), Monfils, de 37 años, se hizo daño al golpear un revés y se fue de forma momentánea al suelo.
No recibió atención médica, pero estiró el pie izquierdo tratando de sofocar ese dolor que, a partir de entonces, lastró claramente su movilidad y precisión en los golpes. Justo en ese juego consiguió Alcaraz su primer 'break' y a partir de entonces dominó con autoridad el partido hasta cerrar la victoria.
Antes de ese percance, Monfils se había mostrado como un contrincante peligroso para Alcaraz presumiendo de capacidad atlética, sacando el látigo de su derecha y siendo agresivo con el resto.
El de El Palmar, que había ganado el único precedente hasta ahora entre ambos (octavos de Indian Wells en 2022), aceptó encantado el reto y en los primeros juegos se vieron peloteos de fascinante calidad e intensidad antes de que el pie izquierdo le fallara a Monfils.
Alcaraz estuvo muy serio de principio a fin y no se relajó en absoluto pese a los problemas del francés. No perdió el hilo del duelo, movió con acierto la pelota de lado a lado, rompió una vez más el servicio a Monfils en la primera manga y se anotó el set inicial en 32 minutos.
Con resignación y sonrisa torcida, el galo continuó sobre la pista aunque en el segundo set entregó su primer saque en blanco y perdió de nuevo su servicio poco después (4-1).
El único contratiempo para Alcaraz fue que concedió un 'break' (el único de todo el partido) cuando sacaba para ganar ante un Monfils tirando de orgullo (5-3).
Puntos espectaculares
Pero lo corrigió con apabullante solvencia en su siguiente turno al saque, finiquitó el triunfo sin dar espacio a ninguna sorpresa y aún tuvo tiempo para firmar algunos puntos espectaculares que pusieron al público en pie y que hasta Monfils saludó sonriendo.
El murciano se ha convertido en una pesadilla para los tenistas franceses, ya que acumula un portentoso 12-1 contra rivales de ese país (su única derrota fue contra Hugo Gaston en 2021 en el Masters 1.000 de París).
Jimmy Butler, jugador de los Miami Heat de la NBA y amigo de Alcaraz, el futbolista brasileño Neymar y el ex tenista argentino Juan Martín Del Potro fueron algunos de los famosos que se dejaron este lunes ver en las gradas del Hard Rock Stadium.
Miami es un torneo que le trae buenos recuerdos a Alcaraz ya que en 2022 logró ahí su primer título de un Masters 1.000.
En 2023 cedió en las semifinales ante el italiano Jannik Sinner (n.3) pero ahora aspira al doblete conocido como 'Sunshine Double', es decir, proclamarse campeón en un mismo año en Indian Wells y Miami.
Era el fracaso de una vida, la derrota de otra generación inglesa camino de un eterno «Football is coming home (el fútbol está volviendo a casa)» que nunca llega. La presión por ganar y el miedo a perder mezclados en un vestuario incapaz de superar a la débil Eslovaquia, sin fútbol, sin corazón, encomendados a lo divino. Y el milagro fue Jude Bellingham con una chilena ya histórica para forzar la prórroga en el minuto 95, cuando el partido y su país morían en la Eurocopa. Lo inició Schranz en el 25, lo empató Bellingham y lo remató Harry Kane en el tiempo extra. Inglaterra está en cuartos. [Narración y estadísticas (2-1)]
Después de dos semanas de críticas, el seleccionador británico se mantuvo en su línea: la solución para los problemas de Inglaterra fue cambiar al acompañante de Declan Rice en el centro del campo. Empezó el torneo reconvirtiendo a Trent Alexander-Arnold, luego apostó por Conor Gallagher y finalmente, en el escenario de los octavos de final, le dio la oportunidad a Kobbie Mainoo, joven promesa del Manchester United. Como si cambiando una pieza el puzle se fuera a arreglar.
Inglaterra fue, otra vez, pura ansiedad. Fruto de casi 60 años de presión por ganar un gran torneo. El equipo no sabe a lo que juega, no tiene plan. Y sin plan, en el fútbol de 2024, no eres nadie. En la Euro todos lo tienen, incluso Francia y su megaplantilla, centrada más en la defensa que en el ataque pero centrada en algo. Ahí están sus éxitos.
Imprecisiones y amarillas
Ante Eslovaquia, el conjunto británico fue víctima de sus propios miedos y temblores. En cada pase, en cada acción dividida, en cada decisión. Y Eslovaquia lo aprovechó. En el 4, Hancko alcanzó el lateral del área en carrera y no acertó a tirar o pasar, paseándose la pelota por los dominios de Jordan Pickford. Primeros temblores. En el 11, y después de un disparo alto de Trippier tras un buen pase de Bellingham, Haraslin tardó demasiado en definir otra contra y el ex lateral del Atlético salvó el 0-1.
La defensa hacía aguas, con Walker, un muro contra Vinicius en los Madrid-City, incapaz de cuidar su espalda. El partido se llenó de imprecisiones y cuatro amarillas en los primeros 15 minutos. Las dudas resultaron en un 0-1 tan duro como esperado. Una concatenación de errores defensivos que terminaron en el gol de Schranz. Guehi perdió un salto con Kucka, Strelec la bajó delante de Stones, Schranz tiró un desmarque con Walker, fuera de posición, evitando el fuera de juego y batió a Pickford.
El gol hizo daño a Inglaterra, lógico. Ansiosa por todo, no supo reaccionar. Estuvo lenta con balón, para desesperación de la grada. Lo único que le solucionaba alguna acción eran las arrancadas individuales de sus centrocampistas, como Mainoo o Bellingham. Nada más. Pura ansiedad.
Tras el descanso, el equipo cambió un poco. Tuvo algo más de pausa y algo más de fútbol, ya es decir. El gol anulado a Phil Foden en el 49 por fuera de juego fue un mazazo, porque se veían remontando, y la desesperación fue a más.
Strelec, desde el mediocampo, casi sorprende a Pickford, y sólo Mainoo parecía tener la calma para crear jugadas. El resto quería ganar el partido a 40 metros de la portería. En el 63, Gareth Southgate ideó su primer cambio: entró Palmer, salió Trippier y Saka, extremo derecho, pasó a ser carrilero izquierdo. El seleccionador inglés moría con sus estrellas.
En busca del milagro
Inglaterra embotelló en su área a Eslovaquia, eso no se le puede negar, pero lo hizo la inercia del partido y la debilidad de su rival, no su fútbol. Southgate acumuló atacantes y situó a Foden en el centro del campo para calibrar balones e intentar sorprender a Dubravka.
Kane remató fuera un saque de falta de Foden y Rice, en el 80, estrelló en el palo un disparo desde fuera del área. Intentos menores para un equipo que buscaba un milagro. Un milagro llamado Bellingham. En el minuto 94, como si el Veltins Arena de Gelsenkirchen fuera el Santiago Bernabéu, Jude se inventó una chilena histórica para salvar a su país. Un saque de banda que peinó Guehi y que la estrella de Inglaterra envió a la red.
Inglaterra, empujada por el gol, aceleró en la prórroga y encontró premio en el 2-1 de Kane en el primer minuto. Otro centro, otro toque de cabeza y gol. Así es el fútbol, un estadio emocional. Los británicos aguantaron el asedio final y están en cuartos.