Vingegaard y la sombra del dopaje: “No tomaría nada que no pudiera dar a mi hija”

Vingegaard y la sombra del dopaje: "No tomaría nada que no pudiera dar a mi hija"

Tour de Francia

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El danés se muestra tajante sobre la desconfianza ante las exhibiciones que le han hecho sentenciar su segundo Tour. “Entiendo que es difícil confiar, pero el ciclismo es diferente al de hace 20 años”.

Vingegaard, tras llegar a la meta en Courchevel.MARTIN DIVISEKEFE

Cuanto más extremo, más Vingegaard. El Tour de los asombros saltó por los aires, estalló el aspirante despedazado, se volvió a alzar el danés poderoso, Courchevel como el Granon, más sentencia todavía que hace un año, siempre los Alpes. La etapa que Jonas y su equipo se apuntaron en la mismísima presentación de la carrera, allá por diciembre. El plan del Jumbo. Pero las exhibiciones levantan las sospechas inevitablemente, la cruz que el ciclismo arrastra de su pasado mancillado. Las distancias en la general recuerdan a otras épocas, despiertan el fantasma de Lance Armstrong y el run run se desata.

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No es la primera vez que Vingegaard afronta el escepticismo. No se suele enfadar cuando le preguntan por el dopaje, pero tampoco le hace demasiada gracia. Le hablan de nuevas sustancias que ni conoce: «Es difícil decir que es ilegal por nunca he oído sobre ello». En dos días ha aventajado a Pogacar en 7:25. El tercero en la general, Adam Yates, está ya a más de 10 minutos. El resto, a un mundo. «Es complicado decir cualquier cosa sobre el dopaje. Entiendo que es difícil confiar en el ciclismo por todo lo que sucedió en el pasado», arranca, siempre un carraspeo y un trago de agua antes de contestar. Pero, a continuación, sin vacilar, zanja: «Ahora todo es diferente que hace 20 años. Yo no tomo nada, ninguna droga. No tomo nada que no le pudiera dar a mi hija».

Por la mañana fue el propio director del Tour el que tuvo que salir al quite de preguntas que «no son ilegítimas». Aún estaban frescos los datos arrojados por la contrarreloj de Combloux, distancias a lo Indurain. «Las autoridades están haciendo todo lo que pueden para luchar contra el dopaje», siguió Christian Prudhomme, quien concretó: «Los controles los lleva a cabo una agencia independiente, lo que quizás no era el caso antes. La ITA (Agencia Internacional de Pruebas) opera no solo en ciclismo sino también en unas cincuenta disciplinas. Esto es lo que solíamos querer cuando estábamos atrapados en este asunto, con una agencia que hace test pero no sólo se ocupa del ciclismo. El maillot amarillo se somete a pruebas todos los días, igual que se revisan las bicis todos los días». También en France Info habló del tema Marc Madiot, director del Groupama FDJ: «Debemos tener un mínimo de confianza en nuestras autoridades. De lo contrario, todo está perdido».

No hay ninguna prueba, evidentemente. Nadie se prepara para la prueba como Jonas, la parte feliz de otro Tour histórico. Sobre la lona su rival, un Pogacar incapaz de explicar lo sucedido. La caída de un coloso. «No sé lo que pasó. Llegué al principio de la última ascensión completamente vacío. Comí bien, pero no llegó hasta mis piernas. Estoy extremadamente decepcionado», afirmó el esloveno, quien incluso creyó que su pájara le costaría el puesto en el podio.

Su cuerpo no responde, pero su ímpetu sigue latiendo. Él mismo sueña con una recuperación, no ya para ganar el Tour, pero al menos una alegría el sábado en los Vosgos. «Si me recupero, quiero ofrecer una victoria de etapa a mi equipo». «Hay que buscar el segundo y tercer puestos, la victoria absoluta es imposible», concluye su Josean Fernández Matxin, su director.

kpd