Con 19 años está compitiendo en el Europeo de Moto2, en el que ya ha conseguido dos podios y una victoria
“Hace tres años estaba en el campeonato de España, en un categoría menor y ahora estoy en el europeo de Moto 2, y a dos pasos del mundial de Moto GP, lo que me da aun más ganas de seguir luchando”. Unai Orradre, (Alfaro, 2004), es un joven piloto de motociclismo que continúa peleando por alcanzar su sueño de correr en la máxima categoría.
Desde bien pequeño le atrajeron las motos, ya que su familia siempre ha estado vinculada con este mundo. “Mi abuelo arreglaba motos y mi padre también compitió en otras categorías”, cuenta el riojano a EL MUNDO.
Su primera moto la consiguió siendo muy pequeño, con tres o cuatro años, no lo recuerda muy bien, pero sí que sabe que se la regaló su padre después de ganarle una apuesta. “Todos los fines de semana íbamos de circuito en circuito, entrenaba muchos días y me empezaba a gustar cada vez más”, rememora Unai.
De hecho desde pequeño se fijó en los grandes pilotos de la élite, como Valentino Rossi o Dani Pedrosa y también estuvo muchos años en la escuela de Chicho Lorenzo, el padre del piloto Jorge Lorenzo.
Poco a poco Unai fue empezando a competir en campeonatos regionales, como los de La Rioja o Navarra, que estaban más cerca de su casa. Él se iba con su padre o con su madre, se preparaban algo de comida y se iban a pasar el fin de semana. “Nos lo tomábamos como un juego e íbamos a pasarlo bien”.
El salto a europeos y mundiales
Ahora el nivel ha subido, pero Unai se lo sigue tomando igual que cuando era pequeño, aunque sabiendo que ya disputa campeonatos mundiales y europeos. “Es todo muy diferente. Sigue siendo lo mismo porque es lo que a mí me gusta, y es con lo que me lo paso bien, pero son niveles mucho más altos. No es lo mismo estar corriendo a media hora de casa, que a 24 horas de avión como estuve el año pasado en Australia”, reconoce.
Para llegar hasta aquí ha tenido que prepararse mucho, tanto física como mentalmente. Como entrenamiento, “voy todos los días al gimnasio, también combino dos días de bicicleta, otro día entre semana moto y el fin de semana también”, explica. Un entrenamiento muy exigente pero necesario teniendo en cuenta que disputa carreras de 40 minutos en las que tiene que estar al 100%, sin permitirse desconectar ni un minuto.
Para Unai también es fundamental el trabajo psicológico, porque como él mismo cuenta: “Tienes que tomar decisiones en décimas de segundo y a 300 por hora, que te pueden hacer acertar o equivocarte y que cometas un error con el que te puedas caer o perder la carrera”.
Todo este trabajo ha tenido su recompensa, y es que el joven motociclista se proclamó campeón de España junior en 2019 y del Open 600 dos años después. Todo esto lo ha llevado a ir subiendo de categoría, hasta llegar al Europeo de Moto2, en el que compite desde este año y al que se ha adaptado a la perfección. “Ya he hecho dos podios e incluso una victoria y poco a poco quiero consolidar estos resultados para poder dar el salto al Mundial”, asegura el riojano.
Por ahora las lesiones lo han respetado bastante, salvo por dos sustos que lo tuvieron apartado de las pistas durante un tiempo. El primero ocurrió en 2020, cuando justo dos meses antes de empezar la temporada sufrió un accidente doméstico en el que se cortó en la muñeca. “Me hice un corte bastante profundo que me tuvo un mes parado. Me tuvieron que operar y coser varios tendones porque no movía bien la mano y estuve el mes siguiente yendo al fisio cinco horas, trabajando al máximo porque tenía muchas ganas de correr”, cuenta Unai. Además, el año pasado sufrió una caída entrenando en la que se rompIÓ la clavícula, pero gracias a los médicos, que lo operaron rápidamente, en un mes volvía a competir en Indonesia. Nada lo frena, y por eso es muy probable que si sigue a este nivel, en unos años alcance su sueño de llegar al Mundial de MotoGP.