Baskonia 85 Real Madrid 99
Los blancos, pese al agotamiento tras el duelo de las cuatro prórrogas del viernes, vencen en el Buesa con 17 triples. Brillaron Yabusele, Musa y Campazzo
No habrá charanga vitoriana en las calles de Málaga (o sí, pues tantas veces sus aficionados acuden incluso sin su equipo), una Copa del Rey sin el Baskonia el mes que viene, porque el voraz Real Madrid no perdonó a los de Dusko Ivanovic. Igual da el agotamiento de la infinita batalla contra el Efes o que la vida estuviera en juego para su rival. No hubo piedad de este equipo de Chus Mateo que avanza sin respiro. [85-99: Narración y estadísticas]
Trituró a su rival a base de triples (17 de 31), de ritmo y del talento de Musa, Campazzo o Yabusele. Una puesta en escena demoledora y fortaleza para aguantar las embestidas baskonistas. Casi 100 puntos en el Buesa para seguir en todo lo alto en la ACB, apenas una derrota en 17 partidos. Y, de paso, otorgarle billete copero al Baxi Manresa (y evitar un posible enfrentamiento trampa en cuartos con el propio Baskonia).
Sin rastro de la resaca del increíble partido del viernes, el Madrid amaneció en el Buesa con el ritmo competitivo por las nubes, vapuleando a un Baskonia que se encontraba perdido en su propia pista, pese al estupendo ambiente de las tribunas (llenazo con más de 15.000 espectadores). No era un partido, era un correcalles. Y el acierto estaba del lado visitante, muñecas calientes aún, rescoldos de la batalla ante el Efes y sus cuatro prórrogas, de la que sólo causó baja Sergio Rodríguez.
En un instante, los blancos se habían disparado. Yabusele, titular ya, recuperado de la lesión que le ha tenido dos meses fuera, parecía una metralleta y, enfrente, Markus Howard fallaba como el resto de sus compañeros, sin confianza, que arrancaron con un 1 de 12 en lanzamientos y una losa que llegó a ser de 18 puntos (14-32). Iba a ser demasiado. El ala-pívot francés se fue a los 17 en los primeros 10 minutos, sin rastro de la defensa ajena.
Lo bueno para los de Dusko Ivanovic era que habían tocado fondo bien pronto y que ya nada podía ir peor. También que, de una forma u otra, el cansancio tenía que aparecer en su rival, menos acuciado por las urgencias clasificatorias. Despertó el Baskonia como no podía ser de otra forma, impulsado por Moneke y Chiozza, para acercarse (38-45), aunque Yabusele y Campazzo volvieron a poner algo de distancia en el descanso.
Pero el intento de remontada vitoriana estaba en marcha, de forma paulatina, sólo enfriándose por los triples del Madrid y las acciones imparables de Musa (60 puntos en menos de 48 horas), que era como si alguien bajara la música de golpe en plena fiesta. Miller McIntyre era el capitán de la rebelión, a la carrera, con transiciones tras pérdida que desesperaban a Chus Mateo. Se arrimaba el Baskonia, pero resistía el Madrid y el paso del tiempo jugaba en contra de los nervios locales.
Porque en la hora de la verdad, no flaquearon los blancos, con el triple como aliado. Campazzo aceleró, Hezonja atrapó cada uno de los rebotes y el Baskonia se quedó en la estacada, viendo como la Copa se le escapaba cruelmente entre los dedos.