La selección celebra la victoria ante Suecia.Pablo Garcia/RFEFRFEF/EFE
Nos hemos ganado el privilegio de soñar sin miedo a despertarnos. A cerrar los ojos y pensar en grande, porque ese es el camino que conduce a hacer realidad los deseos. Un camino que hemos atravesado por campos de tierra con piedras incorporadas, bar
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El Real Madrid no se dejó sorprender finalmente por un más que aguerrido UCAM de Murcia en el arranque de la final de la ACB. Los blancos, espoleados sobre todo por un gran tercer cuarto de Dzanan Musa (16 puntos, 20 de valoración) y Mario Hezonja (11 puntos) y agarrados a la solvencia de Facu Campazzo (11 puntos) se las arreglaron por imponerse a un rival que tuvo en Terry Caupain (16 puntos, 15 de valoración) y Howard Sant-Roos (13 puntos, 22 de valoración) a sus figuras más destacadas. [Narración y estadísticas (84-76)]
El UCAM demostró desde muy pronto su intención de reeditar el heroico desempeño de la semifinal ante Unicaja. Por mucho que se contagiaran a veces de la precipitación madridista en ataque e hicieran aguas en el rebote defensivo, lograron incluso ponerse brevemente por delante. Los blancos, con todo, bien apoyados en Campazzo y Musa, se las arreglaron para lograr una máxima diferencia de ocho puntos que el conjunto murciano, con un triple final de Sant-Roos, logró apretar hasta un 18-13.
Esa canasta abriría un parcial de 4-14 que les permitió colocarse cinco puntos por arriba (22-27), aupados sobre todo por Caupain y Sant-Roos. El Real Madrid, no obstante, supo encontrar la reacción gracias a una necesaria mejora a nivel defensivo, a un providencial triple de Sergio Rodríguez, el primero tras 12 intentos, y la oportuna postrera irrupción de Guerschon Yabusele para alcanzar el descanso con una mínima ventaja (37-33).
Los blancos, con un parcial demoledor de 27-13 en el que brilló por encima de todo Hezonja, siempre excelentemente escudado por Musa, le puso las cosas tremendamente cuesta arriba a un rival al que, de repente, tal vez, le pudo el vértigo. De muy poco les sirvió a los de Sito Alonso que Caupain tratara de mantener el tipo y que Jonah Radebaugh mandará el encuentro al último y definitivo periodo con un 64-48. Los locales, fajándose en defensa para salir acto seguido a la carrera hacia la canasta rival casi con el cuchillo entre los dientes, parecían dejar el duelo aparentemente visto para sentencia.
UCAM, con tres triples consecutivos, dos de Radebaugh y uno de Ludvig Hakanson, se las arregló para poner en alerta al Real Madrid en el arranque del último cuarto. De poco sirvió el Chacho Rodríguez, con un triple y una buena asistencia perfectamente aprovechada por Poirier, y Campazzo, con otro tiro desde más allá de la línea de 6,75, pareciera sofocar la rebelión visitante. Los visitantes reaccionaron con triples de Caupain y Sant-Roos para ponerse 79-71 en una recta final con intercambio de golpes en el que los locales acabaron por imponerse por 84-76.
Fue un 13 de julio de 2023 cuando Santiago Mouriño (Montevideo, 2002) pisaba por primera vez una sala de prensa europea. Era un chaval desgarbado de 76 kilos y mucha timidez. "Tenía miedo de decir una cagada", revela entre risas el futbolista a EL MUNDO. Su novia, ahora mujer, Delfi, estaba entre el público y los periodistas esperaban entre los asientos del Metropolitano escuchar al chaval que debía continuar la saga de aguerridos centrales uruguayos en el equipo rojiblanco con Godín y Giménez como principales bastiones. "Ella me dijo que me vio muy nervioso", ríe de nuevo.
La llamada había llegado tras varios años en Nacional y uno en Racing, que le rescató de una lesión de menisco en la que le hizo clic la cabeza. En su caso no fue para desanimarse en su sueño de ser futbolista, sino todo lo contrario, aumentar el convencimiento de que ése era exactamente y su camino. Un camino para el que quemó todos sus puentes. "Dejar los estudios fue una decisión mía ya que vi que tenía oportunidades de llegar a Primera división. Obviamente, hoy mirando de otro lado salió bien, pero también pudo salir mal... cuando uno es más chico tiene otra cabeza", reflexiona.
Si alguna vez te lo dicen tus hijos, ¿cómo te lo tomarías?
Yo no los dejo (risas).
Así Santiago Mouriño dejaba Montevideo, con la ilusión y el miedo, dejaba a sus padres llorando en casa para coger el vuelo que le llevaría a Europa, el dorado para muchos futbolistas uruguayos. "Sabía que el fútbol europeo era muy difícil, que iba a un campeonato grande y que los jugadores se cuidan mucho más que en Sudamérica, que haciendo las cosas como allí, no te da, tienes que elevar el nivel", apostilla. Lo hacía, además, a un equipo que llevaba seis temporadas seguidas jugando Champions y, en una de ellas, ganando también la competición doméstica. "Que un equipo así se interese por ti y te quiera comprar, fue algo muy lindo y que voy a recordar siempre", rememora el defensor.
Entrenamiento del futbolista uruguayo.Alavés
Pero el sueño no fue tan dulce. A los entrenamientos durísimos que le esperaban en los Ángeles de San Rafael siguió un mes de convivencia en un hotel donde a él y a su chica le comían las paredes. Y todo, además, con la certeza de que, pese a su ilusión, tendría que buscar minutos lejos del Metropolitano. "No me dolió, porque también yo tenía ganas de salir para jugar", explica Mouriño.
Entonces llegó lo que para el central fue "esa mili que dicen es muy necesaria" tras salir cedido al Zaragoza, donde se despidió encima marcando, y en una ciudad en la que dejó grandes amigos a los que visitó recientemente. Y luego le compró el Alavés, que le seguía desde su etapa en Uruguay, aunque el Atlético se guardó una opción de recompra. "No le reprocho nada al Cholo, al contrario, desde que llegué al club me trató igual que a todos y me ha enseñado muchas cosas", admite el futbolista.
Tras salir de Uruguay hacia un equipo que vivía en Champions y aspiraba a títulos a otro cuyos objetivos son mantenerse en Primera y jugar con esa presión. "Cuando juegas por el descenso, sabes que un error te condena, es un cúmulo de cosas juega mucho con la cabeza y que si no estás fuerte, te puede pasar factura", explica el futbolista. Afortunadamente, su último triunfo ante la Real Sociedad les hace depender de sí mismos, aunque las cosas podrían cambiar este sábado ante, precisamente, el Atlético de Madrid. "Van a buscar quedar los más arriba posible y no van a venir como si no se jugaran nada", apunta el defensa que, promete, no está pensando en volver a la disciplina rojiblanca aunque "sería lindo" sino puramente en salvarse con el Alavés.
El defensa camino de una concentración.Alavés
De bajar volvería a una categoría "más aguerrida" como comprobó con el conjunto maño y en la que apenas hay tiempo para girarse porque es un fútbol más físico donde siempre "tienes a alguien encima" y donde pudo comprobar, de primera mano, donde la igualdad es tal que no es raro que el último gane al primero, "algo que no ocurre en Primera".
Lo cierto es que al futbolista uruguayo, ya de por sí disciplinado y con la cabeza bien amueblada, se toma muy en serio su profesión. Ha ganado seis kilos de músculo, se ha esmerado en mejorar táctica y técnicamente y hoy es uno de los bastiones del Chacho Coudet en la zaga del Alavés. Ha jugado completos ocho de los últimos nueve partidos de los babazorros y el noveno no pudo por acumulación de amarillas.
Cuando termine la Liga, Santiago Mouriño espera tener dos cosas que celebrar, la permanencia con el Glorioso y su aniversario de boda. Un año ya casado, con 22 se juró amor eterno, con la persona "que le aguanta todos los malos pensamientos", que lo dejço todo por él y con la que lleva cinco felices años juntos disfrutando y viendo fútbol, uruguayo o el que toque. "A mi mujer le gusta más ver el fútbol que a mí", cuenta el jugador entre risas.
Test rápido
Mouriño es una metralleta ante preguntas rápidas. Entre Messi y Kike García no duda en elegir a su compañero, aunque le cuesta más escoger el mate antes que las milanesas. Es un acérrimo jugador de Playstation antes que ver el móvil, que se le olvida constantemente. Preferiría tener un niño a una niña, porque ya tiene una sobrina y, aunque haya hecho sus pinitos en el baloncesto, el fútbol es su profesión, su sueño y su primera prioridad.