Un día en Birmingham con Unai Emery, el ‘jefe’ que lleva a los ‘villanos’ a Europa: “Nunca he tenido un proyecto así”

Un día en Birmingham con Unai Emery, el 'jefe' que lleva a los 'villanos' a Europa: "Nunca he tenido un proyecto así"

El centro de Birmingham está surcado por canales desde donde se distribuían en el siglo XVIII las manufacturas que salían de las fábricas de la ‘ciudad de los mil oficios’, la segunda capital más poblada de Inglaterra a la que hace seis meses llegó Unai Emery para despertar a un gigante dormido. Desde su ático acristalado puede verlos y, en los pocos paseos que la competición le permite dar, aún puede pasar desapercibido, incluso sin la gorra con la que suele protegerse de las miradas y de las fotos a las que con gusto accede, pero que hacen brotar su punto de timidez. Ése que eclipsa su energía cuando hay un balón de por medio. Al técnico vasco se le ve feliz con su regreso a la Premier en un proyecto «que yo nunca he tenido en manos».

El Aston Villa, campeón siete veces de Premier League y de la Copa de Europa en 1982, coqueteaba con el descenso una temporada más y su presidente y propietario, el egipcio Nassef Sawiri, segundo empresario más rico de África, no dudó en llamarle. «Me ofrecieron ser el manager responsable de todo. Desde que salí del Arsenal me había esforzado por estar preparado si llegaba la oportunidad», cuenta desde su despacho en la ciudad deportiva de Boodymoor Heath, cómoda y coqueta, pero que también quiere ampliar con una residencia para las concentraciones del primer equipo. Todo eso también depende ahora de él.

Ganar la Europa League con el Villarreal y alcanzar las semifinales de Champions le hizo ser consciente de que su nombre volvería a sonar en todas las grandes ligas. «No fue un momento normal, pero le expuse a Fernando Roig Jr. que era una oportunidad y, desde la comprensión, me abrió la puerta. Si no lo hubiera hecho, aunque el Aston Villa hubiera pagado mi cláusula, no habría aceptado», admite.

Unai Emery, en la Ciudad Deportiva del Aston Villa.ANTONIO HEREDIA

Su etapa en el conjunto amarillo la define como profesional y personalmente «muy feliz», por eso dijo no un año antes a la oferta del Newcastle. «Creí que no era el momento porque aún podía llegar a más con el Villarreal. Alcanzar las semifinales de la Champions me dio la razón», asegura. Pero la segunda oportunidad no se podía dejar pasar. Su nuevo jefe, Nassef Sawiris, es un enamorado del fútbol, pero descarga en el vasco todas las decisiones. «Me gusta tener reuniones, ir a comer o a cenar de vez en cuando, como he hecho con todos los presidentes que he tenido. Es fácil porque es está en Londres y viene a casi todos los partidos. Le pedí a Nassef esa responsabilidad, porque con 51 años y mi experiencia, me siento capaz de exigirla y asumirla. Eso sí, le dije que le haría participe de todas las decisiones para que entendiera por qué hago las cosas», explica Unai con mucha confianza.

-¿Por qué le quería a usted?

«A todos los presidentes les pregunto eso. Lógicamente ahí están los éxitos, pero alguno también me ha dicho que por mi energía o por mi estilo de juego. Nassef estaba atraído por los éxitos en Europa, pero sobre todo por la capacidad para superar eliminatorias del KO y para construir equipos competitivos como se vio ante transatlánticos como el Liverpool, el United, el Bayern o la Juve. Eso fue lo que dijo. Él quiere que el Aston Villa sea así de competitivo, que pelee por los cuatro primeros en la Premier y compita por títulos europeos».

Guardia pretoriana sin Alemany

Lo que no va es a hacerlo desde la inferioridad. En una Premier con un «músculo financiero» extraordinario, el Aston Villa está dispuesto a subir el listón del gasto para pelear por todo. «La idea es construir un equipo que iguale a esos con los que vamos a competir». Para eso Unai Emery necesita rodearse de los mejores, de una guardia pretoriana como la que construyó Guardiola en el City. «El presidente, en una muestra de confianza más, me deja que componga el grupo de gente que me rodea. Un entrenador tiene que tomar muchas decisiones cada día y tener mucho criterio profesional, experiencia y conocimiento, pero necesita gente alrededor que ayude a perfeccionar esa decisión», explica.

Unai, en Birmingham.ANTONIO HEREDIA

La guinda iba a ser Mateu Alemany. «Queremos una estructura fuerte y valoramos quién podía ser. Quién tenía experiencia, era competitivo y encajaba conmigo y con los dueños. Con Mateu he charlado mucho de fútbol y tengo una relación personal que me hacía sentirme cómodo». Sin embargo, el mallorquín dio marcha atrás a su anuncio de salida del Barça, algo no trastoca ni los planes ni la ambición del proyecto que lidera el vasco. Con el alto ejecutivo Damià Vidagany, su cuerpo técnico y dos hombres fuertes como Alberto Benito y Pablo Rodríguez en la secretaría técnica que vienen de Betis y Villarreal, Emery conforma ese círculo de protección que admira del City. «Cuando hablamos de Guardiola lo hacemos de un éxito prolongado en el tiempo y de actualizaciones futbolísticas que parten de un genio como él. La estructura que tiene hace que se pueda centrar en el trabajo y confiar en todo lo que tiene alrededor. Ése es un buen modelo y hablamos de crearlo con Mateu Alemany. Quiero ser muy riguroso, que las decisiones sean las mejores y asumirlas porque son mías o de la gente profesional que me rodea».

Buenos números y la fe de los jugadores

De momento, tiene al Villa Park rendido a sus pies. En seis meses ha transformado al equipo que coqueteaba con el descenso en uno que estará en Europa a través de la Conference League con números de récord: 10 partidos sin perder, 20 marcando al menos un gol y una defensa que ha vuelto a hacer brillar al Dibu Martínez. Su labor le ha valido la nominación a mejor técnico de la temporada en la Premier.

«Me acuerdo de una frase de Juanma Lillo, al que admiro, que decía que para aprender a veces hay que desaprender. A los jugadores les pasa eso. A veces hay que decirles que hagan cosas de manera diferente porque les irá mejor. Y cuando les salen bien, lo agradecen. De todas formas, yo he tenido jugadores que estaban contentos y a dos meses ya no. Me pasó en el Arsenal. Por eso prefiero que no me halaguen si luego me van a criticar. No me gusta escucharlo porque sé que puede ser un defecto en el futuro», dice.

Los halagos son inevitables. No puede huir de ellos el lateral Alex Moreno. Un whatsapp le revolucionó la vida en enero. «Me escribió Unai para hablar conmigo». Desde ese momento, un traspaso que dejó al Betis 13,5 millones, la mudanza y el debut «sin tiempo ni para calentar» ante el Leeds en el Villa Park, «y salvé un gol. Fue un buen comienzo», cuenta el lateral, que estaba en el punto de mira de Luis de la Fuente hasta que una rotura en los isquiotibiales le ha mandado al quirófano.

El lateral español Álex Moreno.A. HEREDIA

«No fue fácil dejar el Betis, pero era la oportunidad de mi vida. La Premier es la mejor liga del mundo y el proyecto muy motivador». En su paso por el Barça juvenil, Llagostera, Mallorca, Rayo, Elche y Betis, se había enfrentado muchas veces a Emery, pero el primer consejo se lo dio Joaquín. «Te vas a hinchar de ver vídeos, me dijo. Y sí, ese análisis con el staff para ver cómo mejorar los movimientos en ataque y en defensa te ayuda a crecer». «Su sistema, con mucho protagonismo de la pelota, me favorece mucho a la hora de atacar», asegura. «Todo lo que nos pide y nos corrige en los entrenamientos luego ves que es muy útil en el partido», admite el el futbolista, que se retiró lesionado ante el Liverpool y puede haber dicho adiós a la temporada.

También admite la influencia del técnico vasco el capitán John McGinn. Al internacional escocés no le tuvieron que explicar quién era Emery. Con 13 años fue la final de la Copa de la UEFA en Hampden Park y vio al Sevilla ganar ante el Espanyol. Desde entonces, ha estado al tanto de lo que hacían los sevillistas, «incluso puedo tararear el himno», bromea. Las hazañas de Emery las conoce y ahora le cautiva como entrenador. «Nos transmite un información increíble para hacernos mejores. Aunque tengo 28 años, cada día es como si fuera a la escuela. Aprendo y me hace sentir que no tengo límites. Es parte de su plan que espero que nos lleve a Europa y al top 10 de la Premier», relata el capitán.

Acostumbrados a técnicos ingleses, se han acoplado a las concentraciones, las largas charlas, su implicación en los entrenamientos, «corriendo como uno más», y a su estilo. «Quiere que pasemos más tiempo con la posesión y en eso insiste. Mi ventaja es que ya lo hago así con Escocia». Con su selección juega más adelantado. En el Villa, donde Emery diga. «Me preguntó y le dije que donde quisiera menos en el banquillo. Ahora estoy disfrutando mucho».

El capitán John McGinn.A. HEREDIA

Insiste Emery en que aún queda camino, que no tiene varita mágica. «Todos los cambios tienen sus efectos inmediatos, que pueden durar dos semanas, seis meses o un año, pero el éxito es ser capaz de evolucionar y mejorar en cuatro años. Si vuelves en cuatro años, entonces podremos hablar de éxitos».

Premier vs Liga

-¿Hay ahora menos paciencia con los proyectos en la Premier?

«Es que el fútbol está cambiando. La Premier tiene una capacidad económica que hace que las exigencias sean mayores. Los tiempos de Fergusson o Wenger eran otros en los que los proyectos se mantenían en los periodos de no-éxito porque se confiaba en que llegarían. Esto es el fútbol moderno: éxito o éxito. Te pueden perdonar una, pero la segunda ya no», advierte.

En esa pelea económica, ¿la Liga se está quedando atrás? «Le debo muchísimo, pero la Premier tiene el músculo financiero y lo que supone el fútbol en Inglaterra. A mí de pequeño me decían que para los aficionados del Athletic ir al fútbol era como ir a misa. No sabía ni quién era el rival, pero iban a la Catedral, aquí ocurre lo mismo». En Birmingham se peregrina al Villa Park para ver a sus ‘villanos’.

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