Copa del Rey
El joven español y el brasileño se enzarzaron varias veces. Martínez Munuera repartió 12 amarillas. El Madrid no ganaba por tanta diferencia en el Camp Nou desde el 1-5 de 1963.
«Perdona, tenéis que salir de aquí. Se va a producir una manifestación de radicales del Barça y no es un sitio seguro para vosotras. Vuestro equipo entrará por el acceso norte». Un grupo de cuatro aficionados del Real Madrid esperaba al autobús del conjunto blanco en el Acceso 18 del Camp Nou, en Travessera de les Corts, el mismo que la expedición madridista había utilizado para entrar en el estadio azulgrana en el clásico de Liga. Para las semifinales de Copa, sin embargo, el vehículo del Madrid cambió de puerta y accedió por la Avenida de Juan XXIII, a la que llegó desde el Hotel Hyatt RegencyBarcelona Tower, su ‘casa’ en la Ciudad Condal.
Contra Tebas, Florentino, la Federación…
Fue un detalle más dentro de una previa caliente en los alrededores del feudo azulgrana, al que se acercaron más radicales que en el clásico de hace tres semanas. Hubo insultos contra el Madrid, contra Javier Tebas, presidente de la Liga al que le dedicaron pancartas con el lema «a todo cerdo le llega su San Martín», contra la Federación… La presión por el Caso Negreira, la victoria del Barça en el duelo liguero y la posibilidad de hundir todavía más a su máximo rival dejándole sin otro título alentaron a los aficionados, que apretaron desde horas antes del pitido inicial.
En el palco se repitieron las caras del encuentro del 19 de marzo. Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, decidió no acudir al Camp Nou, igual que hiciera en Liga, en respuesta a la negativa de la directiva del Barça a realizar la tradicional comida de directivas y para evitar elevar la tensión provocada tras el estallido del Caso Negreira. Era el segundo clásico que Florentino veía por televisión. Otro hecho histórico. Al lado de Joan Laporta se sentó Eduardo Fernández de Blas, vicepresidente del conjunto blanco y sustituto de Pérez en los asientos de honor del estadio.
24 horas antes del inicio del clásico, el Madrid se personó oficialmente como acusación particular en el Caso Negreira, advirtiendo que «las actuaciones tendentes a favorecer al Barcelona en la toma de decisiones de los árbitros y en los resultados de la competición» le perjudicaron. Enfrente, una afición anestesiada ante su directiva, con 85 socios díscolos que quieren personarse como acusación contra su gestión pero con la grada del estadio centrada en su rival y no en los líos judiciales que ahogan a los azulgrana.
“¡Písalo!”
El clásico de ayer fue uno de los más calientes que se recuerdan, con Gavi y Vinicius como protagonistas de una constante batalla de patadas, empujones e insultos que contagiaron a sus compañeros. El joven azulgrana empezó la trinchera con varios ‘recados’ a futbolistas del Madrid, hasta que uno de ellos impactó contra el brasileño, que se revolvió contra él. Amarilla para ambos, que se buscaron camino del túnel de vestuarios en el descanso, y tensión desde el minuto 1. «¡Vinicius muérete!» y «¡Písalo!», gritó la grada sobre el madridista, que se limpió el símbolo de campeón del mundo cuando su equipo anotó el 0-1. Un detalle que enfureció a una grada que en el minuto 10 cantó «¡Messi! ¡Messi!» y en el 17 «¡Independencia!».
La tensión se trasladó a los banquillos, donde Xavi fue amonestado por protestar a Martínez Munuera y se acumularon 12 amarillas. Después del penalti de Kessié sobre Vinicius que provocó el 0-3 de Benzema, el Camp Nou gritó «¡Así, así, así gana el Madrid!», pero el árbitro estaba convencido.
La victoria por 0-4 entra ya en la historia del Madrid como uno de los mayores triunfos en el feudo del eterno rival. Cuatro goles de diferencia, más que en el 1-4 liguero de 1930 y empatando con el 1-5 de 1963, con Di Stéfano, Puskas y Gento, también en Liga. Y es, además, el mejor resultado de los blancos en el Camp Nou desde el 1-3 de la 2012-2013, también en semifinales de la Copa. Allí marcó dos Cristiano, anoche fueron tres de un histórico Benzema.