Un Barcelona sin remate da otro paso atrás en Mestalla

Un Barcelona sin remate da otro paso atrás en Mestalla

17ª jornada

Actualizado

El equipo de Xavi deja vivo a un sufriente Valencia, que igualó a base de coraje y con un golazo de Guillamón (1-1).

Lewandowski lamenta una ocasión perdida ante Mamardashvili.AFP

Estrellado contra un muro. Una y otra vez. Lastrado viendo cómo se aleja la cabeza de la Liga. Así salió el Barça de Mestalla, sujetado por el Valencia que supo sumar un punto ganado a pico y pala. Pareció de Joao Félix calmaba la tormenta que acompaña al equipo de Xavi hasta que resurgió Hugo Guillamón para generar un nuevo aparato eléctrico. La calma se ve imposible. [Narración y estadísticas (1-1)]

El Barça se enfrentaba al Valencia y a sus propios demonios, que no tardaron en aparecer. Otra vez más se desnudaron en 76 segundos convirtiendo en clásico que comete el primer error. Esta vez no le dio ventaja a los valencianistas porque el centro de Diego López lo remató a la media vuelta el ucraniano Yaremchuk y apareció salvador Iñaki Peña. Xavi, nervioso en la banda, trató de dar cuerpo a su equipo acercando a Pedri y De Jong y descolgando a Gündogan para que pisara más área. Baraja tenía la defensa remendada y pretendía aprovecharse. La propuesta valencianista sólo podía ser única: correr. Con Pepelu omnipresente, Diego López y Fran Pérez debía buscar la espalda de Cancelo y Balde, que se dejaron poco, casi nada.

El Barça crecía amasando la pelota y, aunque a trompicones, recordaba que, si bien la sutileza antaño la perdió, sigue teniendo artillería. Genera peligro y ajustar la mirilla es ahora el objetivo. Lewandowski se acerca con la intención de sacudirse la losa de cuatr partidos sin marcar que arrastra, algo que no le pasaba desde 2017. Falló en un control y su remate se perdió ajustado al palo, vio cómo Diakhaby cuerpeaba para complicarle el disparo y no encontró un centro de Cancelo. Aún así el polaco no desiste responsabilizado con que la resurrección del Barça pasa por su goles.

Protegerse y lanzarse

Mientras el Valencia trataba de llevar el partido a un duelo de golpes. Para un equipo que sólo ha marcado un gol en los últimos tres partidos, protegerse y lanzarse es el único guion. Convertir al equipo en una siderurgia alemana es lo que puede hacer Baraja. Y no siempre le sale bien. Jugar con los nervios del Barça era otra de las armas, pero atenazaron a los culés hasta el punto de forzarles al error. Seguían creciendo como una ola que cada vez llegaba mojaba más la orilla valencianista.

Otra vez Lewandowski remató de tijera un pase interior de Joao Félix a las manos de meta georgiano y Diego López apareció para evitar que Gündogan encontrara la pelota que Balde, en su primera cabalgada, acercó a la portería. A la media hora, apareció Pedri para mandar un zurdazo por encima del larguero. El Barça buscaba y no encontraba.

El Valencia no dejó de sufrir al regreso del vestuario. Se resisten, se rebelan contra la suerte a la que le abandona un propietario que no ve que en el fútbol jugar con juego se paga caro. El equipo hace demasiado que no gana, parece estancado y no puede vivir de rentas que no serán eternas.

Resucitar al rival

Las miserias afloraron. No las despertó Gündogan pero sí De Jong. Suelto se acercó a la frontal y, con el exterior puso la pelota, a la espalda del Jesús Vázquez, donde apareció Raphinha para servirle el bandeja el gol a Joao Félix. Petrificado entre las redes se quedó el portugués, como si ese gol no fuera un alivio.

Y lo cierto es que duró poco. El Barça no supo noquear al Valencia, que se alzó empujado por Mestalla. Llovió un centro lateral Fran Pérez y apareció Guillamón para, con un derechazo, poner el empate por la escuadra. Le había resucitado el rival.

Xavi miró al banquillo y, mientras Baraja ponía plomo en el campo con el que resistir, él buscó la balas de Lamine Yamal y Ferran Torres. Se estrelló el valenciano, bajo música de viento, en Mamardashvili. A bocajarro el georgiano le ganó. Volvió a aparecer el guardameta para, otra vez, frustrar a Raphinha cuando se relamía y que su balón lo salvara bajo palos Yarek. No encuentra el Barça el camino.

kpd