Roland Garros
La brasileña venció 6-7 (3), 6-3 y 7-5, en tres horas y 51 minutos, el tercer partido más largo de la historia en el cuadro femenino. La española tuvo cuatro pelotas para 4-0 en el segundo set
El tenis le enseñó a Sara Sorribes su cara más cruel. Después de una ardua disputa, de uno de esos partidos en los que suele salir ganadora, dejó escapar viva a Beatriz Haddad Maia y perdió una oportunidad que ni pintada para entrar por primera vez en Roland Garros en los cuartos de final de un Grand Slam. La brasileña se impuso por 6-7 (3), 6-3 y 7-5, en tres horas y 51 minutos, después de levantar cuatro pelotas que le hubieran dejado 0-4 abajo en el segundo parcial. Fue el tercer partido más largo de la historia del torneo en el cuadro femenino.
Distinguida por su combatividad y buen sentido táctico, Sorribes no es plato de gusto para rival alguna. Sabe competir y exige hasta la última pelota. Después de ganar a Petra Martic en segunda ronda y ver cómo Elena Rybakina, vigente campeona de Wimbledon, no podía jugar su partido por una indisposición, se plantó por primera vez entre las 16 mejores de un torneo donde hasta esta edición sólo había ganado un partido, ante Van Uytvanck, en 2019.
Una de las claves ante Haddad Maia pasaba por la capacidad de Sorribes de llevarla al terreno físico, como hizo el pasado año en la primera ronda del ATP 250 de Melbourne hasta salir airosa después de tres horas y seis minutos. Esta vez, sin embargo, eso no fue suficiente. La zurda brasileña, campeona en 2022 sobre la hierba de Birmingham y Nottingham, se nutre fundamentalmente de su buen golpe de derecha, un martillo cuya versión más eficiente trató de eludir su adversaria moviéndola de un lado a otro.
Superviviente
Superviviente nata, de vuelta de una larga lesión en un pie que le ha mantenido meses lejos de las pistas, con el consiguiente coste jerárquico, Sorribes, de 26 años, perdió tres veces el servicio en el primer parcial y lo recuperó otras tantas, resolviéndolo de su lado en el tie break. Manifestación palmaria de su buen hacer fue el tercer punto del desempate, que se apuntó después de 30 intercambios.
El break inicial que logró en el segundo parcial lo refrendó tras un segundo juego de 12 minutos y volvió a quebrar para situarse con un 3-0 que parecía una montaña demasiado alta para Haddad Maria. Llegaron entonces las cuatro bolas que Sorribes no pudo convertir y los seis juegos consecutivos que rescataron a la brasileña de la sima.
Haddad Maia sacó el látigo, logró invertirse para encontrar su drive y ensanchó su cuenta de golpes ganadores: 65 por 35 de su rival. También cometió muchos más errores: 65 por 31. En un partido loco, con 16 roturas de saque, nueve para la brasileña, resolvió al cuarto match point, con su saque, tras desperdiciar tres al resto. Una lástima para Sorribes, que, no obstante tiene un buen consuelo después de su notable paso por París: llegó al torneo 132ª y lo termina 82ª.