El dominicano Alberto Puello venció este sábado por decisión dividida al español Sandor Martín con lo que conservó el título mundial de la división súper ligera del Consejo Mundial de Boxeo en un combate en el Barclays Center en Nueva York. Dos tarjetas de los jueces favorecieron al dominicano 115-113 y 116-112, y una al español, por 115-114.
Puello, de 30 años, permanece invicto en 24 combates, de los cuales ha ganado 10 por la vía rápida. Martín, de 31 años, quedó 42 peleas ganadas, 15 por nocáut, y cuatro derrotas.
En el primer asalto ‘La Avispa’ Puello sacó ventaja de su mayor estatura, 1.77 metros, mantuvo a raya a su rival, 1.70, con rectos de izquierda y un insistente jab de derecha. Sandor buscó hacer daño con su gancho de derecha.
Martín, nacido en Barcelona, arrancó el segundo con mayor empuje. Trató de poner contra las cuerdas a su rival e invitó al intercambio de golpes en el que castigó a un monarca que se vio apurado.
En la vuelta al ring el dominicano conectó el rostro del retador con la izquierda, lo llevó a las cuerdas, pero Sandor salió del apuro con el poder de su derecha; absorbió los golpes al cuerpo y estremeció al nacido en San Juan de la Maguana con el gancho.
La velocidad del catalán le permitió conectar en el inicio del cuarto par de zurdas al pómulo, Puello contestó con volado de derecha al rostro en un incesante tira-tira al que ninguno rehuyó. Sandor recibió al campeón con una potente izquierda al rostro en la quinta vuelta y continuó con golpes a las partes blandas.
La intensidad no amainó en el sexto y séptimo round. Ambos pugilistas se enfrascaron en constantes intercambios en el centro del cuadrilátero con ligero dominio de Puello.
En el octavo ‘La Avispa’ hizo sangrar la nariz de Martín con par de ganchos de derecha y le provocó un corte en la ceja izquierda, a pesar de lo cual el retador no reculó.
El noveno y décimo ofreció una exhibición de velocidad en el uno-dos del catalán que contrarrestó la efectividad del monarca.
El undécimo asalto perdió fuelle ante el desgaste de ambos boxeadores; fue el preámbulo a un cierre frenético, con un Alberto Puello que se quedó fuera de distancia con la zurda y un Sandor más certero con la derecha en una intensa y pareja batalla.
“Tuve problemas en los primeros asaltos, empecé mal, pero luego pude mantener el ritmo. La capacidad de ir de menos a más me llevó a la victoria”, señaló el dominicano al final de la contienda.
Por su parte, Sandor Martín aseguró este domingo que no bajará los brazos hasta conseguir su objetivo de ser campeón del mundo. “Sentí que gané esta pelea, pero yo no soy parte de los jueces y claramente ellos lo vieron de una forma distinta. No sé qué me falta, pero no estoy por bajar los brazos”, afirmó el púgil barcelonés.
Sandor Martín (Barcelona, 1993) dio su primera hostia oficial cuando apenas tenía seis años. Lo tuvo que hacer en Francia, donde el reglamento para los deportes de contacto en categoría infantil estaba más desarrollado. Desde entonces, son 25 años ininterrumpidos (o casi) zurrando contrincantes con mayor o menor suerte, más lo primero que lo segundo, en el cuadrilátero. "El boxeo es mi ADN, me entra por las venas 24/7 y lo voy a llevar hasta el día que me muera, es mi gran amor", apunta el púgil a EL MUNDO.
Un amor interrumpido durante más de un año por circunstancias y cancelaciones extrañas. "Hay gente que se podría haber venido abajo con la espera, pero yo me lo he tomado con filosofía, paciencia y resiliencia y ahora a por el objetivo", revela. En diciembre de 2023, Sandor mandaba a la lona a Marcouchi en el cuarto asalto en su último combate oficial. Era la victoria 42 de su carrera, pero sería una de sus tres derrotas, la que sufriría contra Teofimo López en Nueva York un año antes, la que le colocaría como aspirante al campeonato mundial de superligero en junio de 2023. "Ahora ya sé cómo respira Nueva York y puedo hacerla bailar a mi son", cuenta el boxeador sobre aquel combate en el que el mundo del boxeo coincidió en que le robaron.
Así, más de dos años después de esa derrota por decisión dividida y casi uno y medio desde su último duelo en el ring, el púgil catalán aspira esta madrugada del sábado al cinturón del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) en categoría superligero. "A veces da vértigo soñar tan alto porque los sueños se cumplen y estoy muy cerca de hacerlo", apunta sobre su duelo contra el imbatido Alberto la Avispa Puello (23-0-0) en el que vivirá los "45 minutos más importantes de su existencia". "A día de hoy vivo por y para esa pelea", añade.
El cinturón de la CMB en disputa.David RamirezAraba
Quizás se podría decir que Sandor nació para ese combate o al menos, para momentos como este. Hijo de un entrenador de boxeo y de una propietaria de una tienda deportiva, el camino hacia los guantes parecía estar marcado desde niño. "Jamás lo hice obligado, pero sí condicionado por ser el negocio familiar y luego, a base de trabajo y constancia, sin ningún secreto, se me dio bien", afirma el actual campeón de Europa desde 2019 tras vencer a Andrea Scarpa en Barcelona y haber defendido su título con éxito en dos ocasiones.
Fue bajo la estricta batuta de su padre, Rafa, propietario del gimnasio KO Verdún y actual entrenador, el que le mantuvo enfocado en el colegio, en una vida ordenada, alejado de malas compañías y centrado en una filosofía de trabajo y disciplina aplicada al deporte y a la persona que es a día de hoy. "Si lo miramos con perspectiva, pues creo que la inversión ha sido positiva", admite el boxeador.
Martín guantea con su padre.David RamirezAraba
Sandor es y siempre ha sido un tío tranquilo, pese a que su rápida zurda en el cuadrilátero dé la impresión de ser la mordedura de una víbora. El boxeador catalán dice haber siempre evitado los problemas y hace poco reveló cómo, en un intento de atraco en Barcelona, prefirió correr a enfrentarse a su agresor. «Tijera contra puño, gana tijera», bromea sobre una situación que, por desgracia, se está volviendo más habitual en su ciudad. De hecho, el púgil critica las políticas que permiten que haya más delincuencia en la capital catalana y le preocupa por el futuro que vaya a vivir su hija de 18 meses.
Un bebé que llegó casi cuando fue nombrado aspirante al título mundial y que ha visto a su padre más veces en el gimnasio que en casa. Es su mujer y su familia quienes se ocupan de ella para que Sandor pueda estar centrado. "Yo, muy agradecido y ahora toca devolvérselo con una victoria", apunta sobre la dureza del largo campamento que ha tenido que afrontar para esta cita, casi siete meses, y de la importancia del descanso como pilar para una buena preparación física. "No es lo mismo dormir ocho horas que cuatro y cuatro y levantarte tres veces", y añade con media sonrisa: "Si por no haber dormido te llevas cuatro hostias, la cosa se complica". Como reafirma el púgil, perder un partido para un futbolista es un daño menor a perder un combate, ya que en el boxeo no suele haber segundas oportunidades.
El púgil catalán practica con el saco.David RamirezAraba
A él le va a llegar la suya algo tarde, 31 años, la misma edad con la que se hizo con su primer título mundial Javier Castillejo, el Lince de Parla. Fue en 1999, una época en la que el boxeo no tenía que competir contra la pujanza mediática de las MMA y la figura de un Ilia Topuria que es un fenómeno planetario. "El boxeo es un gigante dormido", explica Sandor sobre un deporte que dice que sólo en Cataluña realiza más veladas que las Artes Marciales Mixtas en toda España. Pide más transparencia y un cambio en su estructura para devolverle el brillo de antaño.
Y eso él lo conoce bien porque además de deportista de élite también es promotor de combates de boxeo con su empresa Barcelona Boxing Nights y colabora con Ibai Llanos en la organización de La Velada del Año. Asegura que mucha gente se apunta a gimnasios enganchados por los eventos del streamer y que hoy se dedican al boxeo. Además, afirma que este tipo de eventos ayuda a eliminar la "estigmatización" que, dice, vive hoy el deporte que se lo ha dado todo.
El bucal que llevará el boxeador en la pelea con Puello.David RamirezAraba
Le queda subir un escalón más, el que le convertiría en el Guerrero numero 13, es decir, el decimotercer campeón mundial español masculino. Hay 15 entre los dos sexos. Será en Brooklyn, un lugar que estará más con Puello, pero en el que no espera ninguna encerrona. "Siempre me ha motivado pelear fuera, el ambiente hostil y la gente en contra es como más a gusto me siento", apostilla un boxeador que esta madrugada no duda que volverá a España con el título de la CMB de superligero en su cintura.
Dos Titanes se escaparon del Olimpo para aterrizar en Riad y reclamar su época en el mundo del boxeo. Dos furias históricas, campeones del mundo, que se volvían a encontrar bajo los rayos ficticios del Kingdom Arena, el espacio de los reyes. Solo uno podía reinar en la tierra y fue el indiscutido e imbatido campeón de los pesos pesados.
Oleksander Usyk es un Dios del boxeo (23-0-0). Así lo estimaron los jueces de la contienda de manera unánime por 116-112. Una decisión quizás sorprendente. Al menos para Tyson Fury (34-2-1), que no quiso comparecer tras ver como el árbitro levantaba el brazo del ucraniano tras escuchar el veredicto. "He ganado, soy atleta, no juez", respondió Usyk a la pregunta del presentador sobre la decisión.
Lo cierto es que fue una pelea igualadísima. En la que los boxeadores llevaron hasta el límite sus estrategias para ganar el combate. Usyk exhibió una gran movilidad y entradas rápidas al pocket con salidas igual de veloces. Golpes al cuerpo para abrir la guardia del británico y conectar luego, generalmente, con su poderosa izquierda.
Fury quiso siempre mantener la distancia con rápidos jabs y luego buscando su poderoso uppercut, a veces al cuerpo, a veces al mentón. Pero lo cierto es que le costaba conectar más puñetazos que al ucraniano. A mitad de la contienda iban 60/49 golpes acertados para Usyk.
Usyk rezando tras finalizar la pelea.Frank AugsteinAP
Sorprendió el desarrollo de la misma. Comenzó como se esperaba, con algo más de dominio del púgil británico y luego con el ucraniano recuperando terreno a medida que pasaban los asaltos. Sin embargo, Fury se guardó energía para discutir el final de Usyk, con un vigor inusitado para un hombre de casi 130 kilos en la báscula.
Quizás la pelea se le escapó en la efectividad y en los asaltos centrales. No llegó ninguna caída, pero fue Usyk quien más veces conectó con el mentón y con el ojo derecho de Fury, que acabó muy hinchado al finalizar el combate. El ucraniano movió sus poco más de 100 kilos hasta el último asalto, en el que el británico le buscó desesperadamente, pero no le encontró.
Cabreo de Fury
El combate terminó para Usyk como empezó, arrodillado y rezando. Muy devoto el púgil ucraniano, pero este combate no se lo dedicó a su difunto padre sino que fue a su madre. "Le dedico la victoria a mi madre que se preocupa mucho por mi y me lo dio todo", comentó en el micrófono del presentador de la velada.
En mitad de su entrevista se coló Daniel Dubois, el contendiente con el que rechazó pelear por el cinturón de la FBI, para permitir la revancha de Fury. Revancha que no se llegó a dar por, según el ucraniano, su preparación y su familia. "Me he preparado muy bien, Mi mujer me ha ayudado, mi hijo me ha ayudado, que justo hoy ha ganado un cinturón de judo y me ha dicho después: "Papá, tu eres el siguiente".
Dubois pidió pelear contra Usyk, que retiene los cinturones de la CMB, AMB, OMB, y parece que el ucraniano, ahora sí, va a conceder el deseo al púgil británico. Se diría que todo queda, de nuevo, entre Ucrania y Reino Unido. O entre la Tierra y el Olimpo. Pero Usyk, el Rey de los Titanes, reina en ambos lugares.