Ni hubo récord en el Maratón de Valencia, pero sí sorpresa y mejor marca mundial de 2024. El keniano Sabastian Sawe se proclamó ganador en su debut en la distancia con un tiempo de 2:02:06. Fue una prueba diferente, en el que el homenaje a las víctimas de la DANA y la participación de corredores populares damnificados marcaron la carrera.
Sawe, de 28 años, ha pasado de ser especialista en Medio Maratón a dar el salto a la distancia reina con éxito.
En categoría femenina, la atleta etíope Megertu Alemu cumplió el pronóstico y fue la vencedora con un tiempo de de 2:16:49, quince segundos por encima de su mejor marca personal. Ella cruzó la línea de meta con un lema ‘Força, València’.
Voraz, letal, vertiginoso, vistoso y casi perfecto. Son muchos los calificativos que pueden definir a este Barça, un equipo que somete con trucos de prestidigitación sin que los rivales puedan advertir por dónde les descompondrán. Porque da igual que sus analistas los hayan destripado, este talento no se puede prever y no perdona ni un solo desliz. [Narración y estadísticas (4-0)]
La varita en este equipo la tiene Pedri, capaz de encontrar huecos donde nadie los ve o desplazamientos milimétricos que convierten los balones en misiles de los que se sirven Lamine Yamal o Raphinha para hacer sangre en los costados. Apenas dos minutos pasaron para que el Dortmund y pequeño muro amarillo se dieran cuenta. El brasileño se escapó por la banda para colocar un centro raso entre la defensa y el portero que Bensebaine evitó que cazara Lewandowski. Había comenzado el asedio y en cuestión de seis minutos, aparecido toda la artillería.
Kobel tuvo que atajar el típico disparo de Lamine con recorte y zurdazo, pero el joven jugador aún lo hizo sufrir cuando, con un regate de cola de vaca, se plantó en la línea de fondo y probó un golpeo con rosca y casi sin ángulo que apunto estuvo de sorprender al meta suizo. La confianza hizo que no optara por buscar el pase atrás a Lewandowski, a quien le llegó su oportunidad con la asistencia de Raphinha para un duro disparo desde el punto de penalti que hizo lucirse de nuevo al guardameta de los alemanes.
Habilitado por el VAR
El equipo de Flick estaba hiriendo al Dortmund por las orillas con suma facilidad mientras los germanos perseguían balones y Guirassy sólo aparecía para caer en la trampa del fuera de juego.
Parecía cuestión de tiempo que el Barça acertara, aunque fuera en una jugada estúpida para los visitantes. Un tirón de pelo de Adeyemi a Koundé provocó un libre directo que Fermín puso muy pasado al segundo palo para que emergiera Íñigo Martínez y, con un cabezazo picado, la dejara a los pies de Cubarsí. Con la puntera la empujó el central pero, camino a la línea de gol, Raphinha la embocó. Revisó el VAR la posición del brasileño y habilitó su posición y un tanto, su duodécimo en Champions, que había celebrado Cubarsí.
Dos jugadas más tuvo el Barça para haber engordado el marcador, ambas con los mismos protagonistas. Falló Lamine cuando buscaba a Raphinha en una contra para encarar a Kobel y el goleador tampoco consiguió enganchar el siguiente pase de le dio la joven estrella.
Raphinha empuja a la red el 1-0 ante Kobel.AFP
La efervescencia que había mostrado el Barça se fue diluyendo a partir de la media hora, cuando el Dortmund fue encontrando la manera de llegar al área. La primera ocasión la remató al aire un desacertado Guirassy, lo mismo que volvería a hacer al borde del descanso antes de girarse ante Cubarsí y mandar su primer remate con intención al lateral de la red de Szczesny. Habían perdido los azulgranas el control tan absoluto que tuvo desde el inicio de partido, pero los alemanes eran un equipo romo.
Asfixia y zafarrancho
Esperaba Kovak que su equipo despertara en la segunda parte. Buscó más mordiente, y más vigilancias limpias de tarjetas, con Beier sujetando a Raphinha, pero antes de activarse ya estaba de nuevo sometido por la presión asfixiante del Barça. Los volvieron a encerrar en su área y encontraron otro gol. Apareció de nuevo la conexión de Pedri con Lamine para que pusiera un balón al segundo palo, donde lo peinó Raphinha para devolverlo al primero, casi a la escuadra, donde aparecía la cabeza del goleador polaco. El Barça desató de nuevo un zafarrancho que lo convirtió en imparable.
Tuvo dos ocasiones Fermín, la primera la estrelló en el poste y la segunda la salva Ryerson de casualidad cuando iba directa al fondo de la red. En la tercera no le hizo falta disparar, pero hay que darle el mérito. Fue una jugada que identifica el estilo Flick. Un robo de De Jong en la frontal de su área, se apoya en Lamine en el costado derecho para que lance a la carrera a Fermín, esta vez recostado en la banda. Corrió el andaluz con toda la ventaja pero eligió buscar a Lewandowski que aparecía solo por el centro. En un movimiento perfecto de 13 segundos, el polaco lo culminó con un tercer gol. Aún le dio para robar una pelota con la que Raphinha voló y que Lamine, de puntera, convirtió en el cuarto. El Dortmund solo pudo batir a Szczesny en fuera de juego. Nada fue suficiente para impedir que el Barça pusiera sus pies en semifinales.
No consigue el Valencia ganar. No hay manera. Sufrió en el Pizjuán, marcó Luis Rioja y, cuando acariciaba los tres puntos, quien tantas veces le ha salvado, le condenó. Un error de Mamardashvili en un disparo sin aparente peligro de Pedrosa se convirtió en el empate que les condena. [Narración y estadísticas: 0-0]
Sevilla y Valencia querían superar sus traumas, pero le pesaron como cemento en la primera parte. Los locales sangran por la herida de la eliminación copera y los valencianistas saltaron al campo colistas, así que hubo batalla, brega, disputa y hasta sangre en el pie de Gayà por un pisotón de Carmona en el arranque, pero poco juego y menos ocasiones.
El partido se embarraba en el centro del campo por la presión alta que imponían García Pimienta y Corberán. Si se superaba, era a trompicones y para lanzarse a la carrera desde tan lejos de la portería que no había ventaja posible.
El Sevilla probó con un tiro lejano de Saúl que hizo desperezarse a Mamardashvili. El georgiano, de regreso de su lesión, atajó la mejor ocasión de los hispalenses en un latigazo de 25 metros de Isaac Romero en el minuto 24. En ese momento, eran más dueños de un duelo al que el Valencia le había perdido el pie. Por eso fue un alivio llegar con el empate al descanso después de que Lukebakio sirviera un balón de profundidad a Saúl, que de un derechazo lo estrelló en el lateral de la red.
El paso por el vestuario activó un poco más al Sevilla, que se lanzó a embestir la portería valencianista, aunque con poco colmillo. Cambió el dibujo García Pimienta para apuntalar la medular y lejos de rentabilizarlo, se vio con un gol en contra en tres toques. Saque en largo de Mamardashvili peinado por Hugo Duro a la banda izquierda donde corrió Luis Rioja para encarar y batir a Nyland. Incluso tuvo el sevillano el segundo en el despiste de Badé y Carmona.
Pedrosa celebra su gol ante la desesperación de Foulquier.EFE
Apareció la desgracia para cebarse con Gayà, que salió del campo por la herida del pisotón, y obligó a Corberán a cambiar el sistema. El Valencia dio un paso atrás y volvieron a crecer los locales, con Lukebakio al frente, que marcó de falta anulada por fuera de juego, y la chispa del debutante Ruben Vargas, que se estrelló en el palo.
Buscó el técnico valencianista desahogarse con Sadiq y aguantar un resultado que daba vida. No fue imposible. Llegó de nuevo un error en el tiempo añadido que dejó al Valencia sin aire y convertido en el equipo de las grandes ligas al que más han remontado. 21 puntos se ha dejado por el camino tras ir ganando. Una condena de la que nadie sabe si será capaz de librarse.