Eurocopa 2024
Escocia – España (M. 20.45 h.)
Sin la sombra de Busquets, ya es el segundo capitán del equipo.
La escena se produce el 7 de diciembre del año pasado, a eso de las 15.00 horas. Calienta el sol en Doha. En la isla, por supuesto artificial, de Al Maha se suceden algunos de los restaurantes más famosos de la ciudad, vacíos ese día (y casi todos). La terraza de Tatel, franquicia del proyecto gastronómico que impulsan desde hace casi una década socios como Gasol, Nadal o Abel Matutes, está casi vacía. Apenas una docena de personas, la mayoría qataríes. La tortilla trufada, clásica en Tatel, abre la comida liviana de una pareja. Él bebe Coca-cola. Ella, agua. No está el día para muchas alegrías. La tarde anterior, Marruecos ha eliminado a España del Mundial y el almuerzo de Rodrigo Hernández Cascante (Madrid, 26 años) junto a su novia es tranquilo.
Nadie en el restaurante había reparado en él. Pantalón corto sin rotos, camiseta oscura y zapatillas blancas. Cuando, un rato después, entra Marco Asensio acompañado de su novia y de un par de amigos, todos con una estética más reconocible en un futbolista, la gente sí se levanta y le pide una foto. Es entonces cuando uno de los hombres le pregunta a Asensio algo así como “¿ese es compañero tuyo también?”. Ante el sí del madridista, los fans también le piden una foto a Rodrigo. De no haber sido por Asensio, quizá nunca hubiera tenido que levantarse y sonreír.
Para saber más
Porque, ante todo, Rodri, más allá de su planta (1,91 mide), podría pasar por cualquier otro Graduado en ADE (Administración y Dirección de Empresas), un título que cuyo TFG (Trabajo de Fin de Grado) defendió ‘online’ desde Las Rozas entre el primer y el segundo partido de la Eurocopa de 2021. No tiene ‘piercings’, ni tatuajes ni estridencias textiles, tan habituales en su gremio. Tampoco tiene redes sociales. Incluso juega con la camiseta por dentro, una estética casi en desuso en el fútbol de hoy en día. Rodri, a contracorriente.
Tras cinco años a la sombra de Sergio Busquets, el adiós del pivote del Barça le ha colocado, a los 26, a los mandos de la selección del mismo modo que dirige el acordeón del Manchester City desde hace cuatro temporadas. Sin rival posible. Se ha convertido en el segundo capitán del equipo, tras Morata, y eso concede unos galones incuestionables. “Intento asumirlo con naturalidad. Llevo unos años aquí, con experiencias ya vividas, y quiero volcar en mi juego todo lo que he aprendido. Quiero hacer mi camino, mejorar cada día, porque sé lo difícil que es volver a cada convocatoria. Y, de paso, enseñar esto a la gente nueva que está viniendo”, dijo ayer, y de paso dejó de nuevo una crítica a la etapa anterior: “Es posible que antes tuviéramos muchos jugadores del mismo perfil. Aquí hay de muchos perfiles, y eso te permite tener más alternativas.
Sus recuerdo el Mundial de Qatar es amargo, como el de todos, y eso que probó la experiencia nueva de ser el central titular, algo de lo que ya le advirtió Luis Enrique semanas antes y que le tuvo estudiando las especificidades del puesto mediante vídeos e incluso practicando en algunos entrenamientos de su equipo. “Listo y extremadamente educado”, como le definen en la Federación, es el reclamo para todas las televisiones internacionales con derechos, que ponen su nombre por varios motivos: su dominio del inglés y su capacidad para expresarse, entre otras, y entre esas otras está la de ser una de las estrellas de uno de los mejores equipos del mundo. Desde que llegó el domingo por la noche a Glasgow es uno de los más reclamados, pues es, probablemente, el más conocido de la selección en el fútbol británico, por encima de otros importantes como Kepa o Laporte, su compañero de equipo.
EL REAL MADRID-CITY
Siempre ve sus partidos repetidos, excepto uno, como contó recientemente en una entrevista radiofónica. El Real Madrid-City de la pasada Champions no lo ha recuperado en la televisión. Toma con distancia todo lo que le sucede desde que se puso manos a la obra para ser futbolista. Que le echaran del Atlético, de la cantera, por ser demasiado bajito, que luego ese mismo equipo, el Atlético, lo recuperara del Villarreal, que luego Guardiola le llamara personalmente para decirle que quería que fuera la clave de bóveda de su City y que pagaría los 70 millones que costaba… “Hay que tomarse las cosas con tranquilidad”, suele decir, y lo cumple.
De la Fuente está encantado con él. “Aportan, tanto él como Zubimendi, el equilibrio que necesita el equipo. Es importante que domine el juego posicional, de orden, de correcciones tácticas, y que luego además cuando tiene el balón distribuya. Lo hace porque se perfila para generar situaciones de ataque. Es el eje de la transición del equipo”, explica el seleccionador.