El técnico está cerrando las negocaciones con Carlos Mouriño y Luis Campos. La idea transmitida es edificar el futuro en torno a un entrenador top que pueda garantizar crecimiento deportivo
Rafa Benítez ultima su regreso a LaLiga, en concreto al banquillo del Celta de Vigo. Las conversaciones con el club gallego, que este 2023 cumple su centenario, están “muy encarriladas” y su fichaje se podría anunciar a lo largo de esta semana. El entrenador volvería a dirigir en la competición española 19 años después de que dejara al Valencia tras ganar el doblete de Liga y Copa de la UEFA en 2004.
La clave de la llegada de Benítez a Vigo la tiene Luis Campos. El portugués, asesor deportivo del Celta y del PSG, convenció primero a Carlos Mouriño de que el camino del crecimiento pasaba por firmar a un entrenador de primer nivel tras intentar, sin éxito, negociar con Andoni Iraola y tantear a Marcelo Gallardo. La apuesta por Carvahal no salió como esperaban con una agónica permanencia que hizo replantearse el proyecto.
La idea que el Celta ha transmitido al entorno del técnico madrileño es que hay un plan ambicioso de crecimiento dirigido por profesionales de primer nivel y donde el entrenador tendrá participación. Un camino similar al que emprendió el Betis con Manuel Pellegrini o incluso el Villarreal con Unai Emery en la última etapa, que han llevado a esos clubes ganar títulos como la Copa del Rey y a tener presencia de manera continua en Europa. “Sin despegar los pies del suelo”, advierten fuentes del entorno, ése es el espejo en el que se mira un equipo clásico de LaLiga,.
Las condiciones que Benítez tenía marcadas para volver a sentarse en un banquillo las explicó en una entrevista a El Mundo el pasado mes de febrero. “Mi prioridad es poder estar en un equipo en la Premier, en España, en Italia, Alemania o Francia, las ligas más fuertes. Pero los proyectos que a mí me gustarían son aquellos en los que se puede trabajar, desarrollar la cantera y sacar rendimiento a un equipo de nivel medio-alto para llevarlo un paso más arriba. Es lo que hicimos en el Liverpool, en el Nápoles o en Valencia. Para eso necesitas que te respalden y te apoyen no solo económicamente, sino a nivel de estructura”. En esta idea encaja a la perfección lo que Luis Campos y Carlos Mouriño le han contado que quieren hacer con el Celta.
Trabajar con estabilidad y paciencia es algo que el madrileño valora mucho. Tanto es así que desde que acabó su etapa en el Everton con mal sabor de boca en junio de 22 ha recibido “entre 18 y 20 ofertas”, entre ellas de México, Asia u Oriente Medio que no le han convencido y que han vuelto a aparecer al final de esta temporada. “Pero nos hemos ganado el derecho a decidir. Hacemos análisis más profundos y, aunque ha habido alguna interesante, tenían un alto riesgo que no necesito asumir”, aseguraba. Algún contacto con el West Ham en las últimas semanas y la vacante del banquillo del Nápoles, ya cubierta por Rudy García, eran otras opciones que no han cuajado. Para volver a LaLiga tuvo opción de hacerlo al Sevilla tras la destitución de Julen Lopetegui, pero no cuajó.
El Celta es ahora un proyecto apetecible por la oportunidad que supone construir y la intención que el club tiene de aprovechar el año de su centenario. Benítez aporta el conocimiento que nunca ha perdido de LaLiga a un entorno donde se siente cómodo. No en vano, Galicia ha sido durante años su lugar de veraneo por los lazos familiares que su mujer tiene con Ourense.
El futuro de Gabri Veiga
Uno de los pilares del proyecto debería ser Gabri Veiga, pero el futuro del canterano está en el aire. La cláusula de recisión40 millones le mantiene en el Celta mientras disputa el Europeo Sub-21, pero Liverpool y Chelsea ya pusieron sus ojos en un futbolista que ha cambiado de representante en las últimas semanas para unirse a Pini Zahavi.
Si se queda, el Celta mantendría un jugador en crecimiento. Pero La opción de que se vaya no tendría que ser un impedimento para el nuevo proyecto, que podría rearmarse con los 40 millones que dejaría en la caja celtiña. La reconstrucción es especialidad de Benítez: lo hizo en el Valencia, españolizando el Liverpool y aprovechando en el Nápoles la venta de Cavani para captar a Higuaín o Callejon, que dieron un gran rendimiento.