No existen grabaciones del gol de los cuatro sombreros, ni del gol de placa, tan sólo recreaciones en internet basadas en las crónicas deportivas, y el testimonio de los jugadores y espectadores que los presenciaron en directo
El gol de placa es como el de Maradona a Inglaterra, sólo que en vez de recibir la pelota en el centro del campo, a Pelé se la pasó su portero, en el semicírculo de su propia portería. Maradona se fue de cinco rivales, y a Pelé, con todo el campo por recorrer, le dio tiempo de irse de siete.
Para saber más
Ocurrió el 5 de marzo de 1961 en el estadio de Maracaná. En el minuto 40 de un Santos-Fluminense, en el que los locales ya ganaban 1-0 con gol de Pelé, el 10 recibió el balón de su portero Dalmo en la medialuna de su área de penalti, e inició una carrera de 90 metros hacia la portería contraria. Pasó entre Valdo y Edmilson, regateó a Clóvia, le ganó a la carrera a Altair y regateó a Pinheiro. Jair Marino salió tras él pero no llegó a alcanzarle , y Pelé remató a la salida del portero Castilho.
Se sabe que existían hasta cinco grabaciones de ese gol: TV Record, A Atlántida Noticias, Canal 100 y Estudios Herbert Richers, pero a pesar de múltiples intentos de rescate por parte de documentalistas, el gol nunca llegó a encontrarse.
Queda como testigo una placa, de ahí su nombre, en el estadio, que tras la fecha pone: “Pelé marcó el tanto más bonito de la historia de Maracaná”, y 60 años después nadie lo discute.
El cronista del diario O Globo escribió al día siguiente: “Algunos de los más exaltados afirmaban que aquel gol debería valer por dos. De hecho, fue tan espectacular que arrancó aplausos de todo el público. Los hinchas del Fluminense dejaron a un lado la pasión por los colores y, enarbolando sus banderas, proporcionaron una escena jamás vista en el Maracaná. Fueron casi dos minutos de palmas, contados con reloj, mientras Pelé desaparecía bajo los abrazos de sus compañeros”.
Pepe, el extremo izquierdo del Santos en ese partido, no tiene dudas. “Fue, sí, el gol más bonito que he visto en aquel estadio. Arrancó con una velocidad increíble. Castilho, que era un porterazo, ni vio pasar el balón. Y nosotros nos limitamos a asistir a él mientras avanzábamos, boquiabiertos. Algo que, además, ocurría a menudo”, contó hace diez años a Fifa.com. Y añade: “Lo peor es que el hombre hizo tantos goles, y tantos lindos, que ni siquiera fue el más bonito que le vi. El más bonito fue el de Rua Javari”.
Para Pelé, el más bonito también es el del estadio Rua Javari, en el barrio paulistano de Móoca, y no debe ser fácil elegir entre 1.296, aunque recreada su ejecución, probablemente para todos los amantes del fútbol de este siglo también lo sería. Cuatro sombreros a cuatro rivales incluido el portero, uno detrás de otro, sin que existiera ninguna otra cosa que Pelé levantando la pelota por encima de sus cabezas.
Ocurrió el 2 de agosto de 1959, en un Juventus-Santos del Campeonato Paulista. Corría el minuto 36 del segundo tiempo, y lo que ocurrió Pelé lo cuenta así: “Ya había marcado dos goles en el partido, pero la gente no dejaba de importunarme. Miré a las gradas e hice un gesto de ‘espera un momento’. Recibí un balón desde la derecha, creo que lo cruzó Dorval, e hice tres sombreros seguidos, sobre tres rivales distintos. Y rematé de cabeza. Los abucheos se convirtieron en aplausos”.
Las crónicas recogen que Pelé, antes del gol, había mandado a las nubes una falta al borde del área, y la grada comenzó a increparle. Y los testimonios recogidos hablan de un Pelé que hizo gestos a la grada con la mano derecha, en plan, “pues ahora veréis”.
Dorval corrió la banda y le dio el pase. Julinho, quien fue el encargado de marcarle en aquel partido, se comió el primer sombrero. Clovis y Homero son los siguientes. Pelé hace los sombreros con un solo toque y sin dejar botar la pelota. El último es para el portero, al que llamaban Manos de tigre. Dicen que la afición de Juventus coreó el nombre de aquel futbolista de 18 años durante diez minutos.