Entrevista
El ex piloto y embajador de Aston Martin charla en el circuito de Jeddah sobre el rápido crecimiento de la escudería, la motivación de Alonso y sobre su propia experiencia
«¡Pedro!», le requieren por un lado. «¡Pedro!», le requieren por el otro. En el motorhome de Aston Martin, Pedro de la Rosa habla con este y aquel. Después de su fichaje el pasado octubre, en el circuito de Jeddah vive una de sus primeras carreras como embajador, pero parece que lleve toda la vida en el equipo. Y es que lleva toda la vida en el equipo. «Mi primer trabajo en la Fórmula 1 fue como probador de Jordan, en 1998, y al fin y al cabo es la misma escudería», recuerda el piloto convertido en dique. Las expectativas alrededor de Fernando Alonso ya son una amenaza y una de sus tareas es detenerlas. ¿Cómo? Es complicado. Su trabajo es atender a los medios, ayudar con el marketing y participar en eventos, pero su lugar sigue estando en el garaje, junto a los pilotos y los mecánicos, y lo que observa allí es ilusionante.
- Rápido, ¿Cuántas victorias conseguirá Alonso este año?
- (Risas) En la tele me dicen que desde que fiché por Aston Martín soy un nuevo Pedro, que ya no me mojo y sinceramente tienen razón. Sólo diré una cosa: con los grandes pilotos de Fórmula 1 al final siempre se hace justicia. Y con Fernando se está haciendo justicia. Mi sueño es que se retire siendo otra vez campeón de Fórmula 1. ¿Por qué no?
- ¿Sería una decepción si esta temporada no celebra la victoria 33?
- Absolutamente no. Hay que poner las largas. En la Fórmula 1 siempre hablamos de la próxima carrera, pero el proyecto de Aston Martin es a cinco años y estamos en el tercero. Sería una decepción si no mejoramos este año y los siguientes. Por lo demás, calma y trabajo.
- A sus 41 años Alonso está en un proyecto de futuro. ¿Cómo lo hace?
- Es único en eso. Es un ejemplo a nivel mundial. Y no por lo que hace ahora. Motivarte a los 41 años con un coche rápido es relativamente fácil. Lo difícil fue mantener la competitividad durante 10 años con coches que a veces no podían ni puntuar. Es admirable lo que hizo.
- Parece realmente ilusionado.
- Lo está. Está ilusionado como un niño desde que fichó por Aston Martin, mucho antes del podio de Bahréin. Por cómo le acogió el equipo, por lo motivado que veía al personal, por el talento que hay, por las ganas de trabajar… Ahora es normal que esté ilusionado, pero viene de lejos.
- En el Drive to Survive de Netflix, Alonso se autodefine como «el bad boy del paddock», pero en Bahréin le abrazó Hamilton, Verstappen se deshizo en elogios… ¿Su rol ha cambiado?
- Es que esa fama de bad boy es una tontería. Quizá es porque es exigente, quizá porque tiene ese instinto ganador. No sé. En el documental él lo dice de cachondeo. En Bahréin todo el mundo se alegraba, es cierto, y yo creo que era por el respeto que se ha ganado. Hamilton, por ejemplo, le tiene un respeto tremendo, y, de ahí, el abrazo. Ese gesto me emocionó.
- Los jefes de los equipos, de Red Bull y de Mercedes, reaccionaron de otra manera: acusaron a Aston Martin de copiar sus monoplazas.
- Eso es buena señal: quiere decir que nos empiezan a mirar. Pero más allá de eso no nos tomamos esos comentarios en serio. Son absurdos. El Mercedes y el Red Bull son los dos monoplazas más diferentes de la parrilla y se supone que nos parecemos a los dos. Sólo hay que mirar los coches para ver que no es cierto.
- Sin caer en esa simplificación, ¿Cómo se explica la increíble mejora de Aston Martín respecto al año pasado?
- Hay que hablar de una buena planificación y de mucho, mucho trabajo. Como decía antes, este proyecto no acaba de nacer: es su tercer año. Ahora se empiezan a recoger los frutos, pero ha habido dos años antes en los que se ha invertido mucho en contratar gente con talento y en darles las herramientas necesarias. Y todavía queda camino.
- La nueva fábrica de Silverstone, que se inaugurará esta primavera, y el nuevo túnel del viento, que estará listo el año que viene.
- Eso es. Es que en 1998, con Jordan, yo trabajé en las mismas instalaciones y realmente se han quedado obsoletas. Ahora mismo hay departamentos que están trabajando en naves provisionales, en una situación de necesidad. Lawrence Stroll [el dueño del equipo] dice que un equipo necesita personas, procesos y herramientas. Ahora tenemos las personas y los procesos y cuando se inaugure la nueva fábrica y el nuevo túnel tendremos las herramientas.
- Llevaba unos años fuera de la Fórmula 1. ¿Cómo acaba en este proyecto? Diga la verdad: sabía cosas.
- No, no (risas). Mucha gente cree que sabía cosas, me hacen bromas en las redes sociales. Pero no sabía nada hasta que se retiró Vettel y Aston Martin fue a por Fernando. Mi historia fue un cúmulo de circunstancias. El año pasado mi hija fue a hacer unas prácticas en Aston Martin y cuando fui a la fábrica, conocí a los jefes, comí con los ingenieros españoles… Recuerdo que uno de ellos me dijo: ‘A ver si Fernando y tú ficháis por Aston Martín’. Y yo le respondí: ‘Imposible, olvídate’. Yo allí tuve muy buen feeling, vi un grupo humano muy potente, y cuando me llamó Mike Krack [el jefe de equipo] no me lo pensé.
- ¿Cuesta reengancharse a esta vida viajera?
- He recuperado la energía, las ganas de Fórmula 1. Hubo un día en el que estaba cansado de no estar nunca en casa, en el que prioricé la vida familiar, pero mis hijas han crecido, es diferente. Siento que puedo volver al patio del colegio que para mí es la Fórmula 1.