Referente en MotoGP, desconocido fuera, busca un segundo Mundial que le haga un nombre. Celebró el título en Maldivas y la prensa italiana se centró en una amiga célebre, la ex nadadora Federica Pellegrini
«¿Está Federica Pellegrini embarazada?», se preguntaban en enero algunos medios italianos, tanto de prensa rosa como de prensa deportiva. En Navidad, la ex nadadora, campeona en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, había publicado en su Instagram unas fotos en las Maldivas y el hecho de que no brindase con champagne en Nochevieja disparaba el rumor. Cualquier cosa sirve. Poco después en una entrevista en La Repubblica, Pellegrini negaba una cercana maternidad y relataba lo estupendas que fueron sus vacaciones junto a su marido, Matteo Giunta, y a unas amistades inesperadas. En el mismo resort, Baglioni Resort, la ex nadadora se encontró con un deportista italiano y su reciente esposa y, pese a que no se conocían previamente, hicieron buenas migas y los cuatro acabaron compartieron cenas. ¿Quién era ese deportista?
Pecco Bagnaia, el vigente campeón del mundo de MotoGP, el primer italiano campeón desde Valentino Rossi, el líder de la italianísima Ducati. Pecco Bagnaia, un secundario en la historia de Pellegrini, una figura carente del tirón de la ex nadadora entre los lectores italianos.
¿Por qué? La baja popularidad de Bagnaia se enmarca en la pérdida de atractivo de MotoGP y sus muchas razones -la retirada de varias leyendas, el paso a la TV de pago, el excesivo peso de la aerodinámica…-, pero también responde a su carácter. Al contrario que los campeones de antaño, sobre todo que Rossi, Bagnaia es un piloto muy correcto, tímido, no muy carismático. Y eso es un problema para todas las partes. MotoGP, Ducati y el propio Bagnaia necesitan que vendan más y este año han tomado varios caminos para conseguirlo.
El Mundial, por ejemplo, ha doblado el número de carreras que disputará este año, hasta alcanzar las 42, para que protagonice duelos con su rival generacional, Fabio Quartararo, y que el interés se dispare. Ducati está centrada en potenciar su propia marca, con acciones como pintar los Frecciarossa, los AVE italianos, y así de paso, si es posible, ayudar al piloto. Y Bagnaia está intentando hacerse un hueco entre los referentes de los italianos con un perfil muy familiar -protagonismo para su madre, sus recetas de gnocchis…-, muy blanco, esquivando las posibles polémicas.
Favorito para este año
Al fin y al cabo, el vigente campeón de MotoGP siempre ha considerado que su fama debe proceder de sus victorias, de su pilotaje, y nada más. Siguiendo la moda del Drive to Survive de la Fórmula 1 y del All In de Marc Márquez, Bagnaia publicó en diciembre en Youtube un documental corto sobre su triunfo en 2022, Nuvola Rossa, pero prácticamente sólo versaba sobre motos. Lo mismo ocurrió en sus entrevistas como campeón, como cuando apareció en el programa Che tempo che fa de la Rai2 y lo más interesante que explicó fue su relación con Rossi y cómo le ofreció -sin éxito- que fuera su entrenador.
«Este año todo va perfecto», proclamaba anteayer a su llegada a Portimao, donde este sábado habrá la primera carrera sprint del año (16.00 horas, DAZN) y este domingo la primera carrera clásica (15.00 horas, DAZN), y donde emprenderá el camino hacia el segundo título de MotoGP. Porque quizá esa sea la solución a su falta de fama: ganar y ganar y volver a ganar. Según lo visto en pretemporada, su Ducati es exageradamente más rápida que el resto de motos y, si no comete los errores de principios de 2022, sus posibilidades de éxito son altísimas. Como principal adversario se advierte su nuevo compañero de equipo, Enea Bastianini, y como secundarios, a la espera de Márquez, Quartararo y el ejército de pilotos de Ducati, Jorge Martín, Johann Zarco, Luca Marini, Marzo Bezzecchi, Fabio Di Giannantonio y Álex Márquez.
Si se lleva otro Mundial se colocará como tercer italiano con más coronas de la historia sólo superado por Giacomo Agostini y Valentino Rossi, leyendas entre leyendas. Ese puesto en los libros debería servirle para obtener la relevancia que merece, pese a la actual falta de tirón de MotoGP y a su propio carácter introvertido. Y si no siempre le quedará encontrarse de vacaciones con alguna estrella de su país, la propia Pellegrini, Francesco Totti, Danilo Gallinari, Vincenzo Nibali o Matteo Berrettini y aparecer de vez en cuando en la prensa italiana como un ilustre secundario.