El nueva figura del ciclismo femenino español continúa ascendiendo escalones de calidad. La navarra Paula Ostiz (17 años) conquistó este jueves la medalla de plata en el Mundial júnior de Zúrich. La española, que este mismo mes se proclamó campeona de Europa de contrarreloj, sólo fue superada en la línea de meta por la británica Cat Ferguson, compañera de la española en el equipo Movistar. La medalla de bronce fue para la eslovaca Viktória Chladonová.
Ostiz, tras un inicio complicado de la carrera, que constó de un trazado de 73,5 kilómetros entre Uster y Zúrich, consiguió meterse en la fuga buena de la jornada. A falta de 30 kilómetros de la meta se rompió el grupo cabecero, con Paula Ostiz, Cat Ferguson, Celia Gery, Megan Arens, Kamila Aasebo, Giada Silo y Viktoria Chladonova como punta de lanza. En el tramo final sólo quedaron por delante la española, la británica y la eslovaca. En el sprint, Ferguson impuso su rapidez y calidad.
Ostiz, que en la contrarreloj del Mundial fue séptima (también ganó Cat Ferguson), ha firmado un mes inolvidable. Además de sus éxitos, ha rubricado contrato con el Movistar.
El Mundial de Zúrich está siendo propicio para la expedición española. El pasado lunes, Ivan Romeo se proclamó campeón de contrarreloj sub 23 y este viernes peleará por una medalla en la prueba en ruta, en la que también participarán, entre otros, los españoles Markel Beloki y Pablo Torres.
Un prolífico legado deportivo y artístico guía al velocista neófito y más de moda del Giro de Italia. El neerlandés Olav Kooij (Numansdorp, 2001) es un chaval con heterogénea formación que ya vence a lobos en sprints suicidas. Otro adalid de una nueva generación de corredores distinguida por la osadía y la precocidad.
El aventajado debutante de la Corsa Rosa presume de genealogía. Olav es hijo de Johan Kooij, un ciclista que participó en pruebas nacionales e internacionales. Su madre Anna van der Berg también se dedicó al deporte. El abuelo paterno, Pieter Kooij, fue un destacado ciclista amateur. La abuela paterna, Margot de Vries, fue una tenista con triunfos en categoría nacional. Por parte materna, el abuelo Dirk van der Berg fue futbolista. Su abuela Maria Bakker se alejó del deporte y se dedicó al arte, a la pintura.
En su casa, Olav se tropieza con bicicletas, balones, raquetas y patines. Y es que al joven e inquieto corredor del equipo Visma también le encanta el patinaje artístico y el esquí de fondo.
La pasión por el deporte y su versatilidad distinguen a este sprinter que se curte en el Giro y que el domingo firmó su primer triunfo. Con 22 años y en su debut en la ronda italiana se atreve a desafiar a tipos tan experimentados como Tim Merlier, Caleb Ewan, Fabio Jakobsen, Phil Bauhaus, Fernando Gaviria o Jonathan Milan. En las dos primera etapas resueltas al sprint fue sexto y cuarto. En la de miércoles, con cuatro fugados en meta, concluyó noveno. En Nápoles dio en el centro de la diana, y eso que ha acudido a la carrera italiana sin su tutor. La ausencia del damnificado Wout van Aert es irreparable. No hay mejor lanzador que el belga, como demostró el pasado año en el Tour de Gran Bretaña, donde puso en bandeja cuatro triunfos consecutivos a Kooij. Aquella fue puesta de largo del talentoso neerlandés, que saltó todos los plazos en el equipo de desarrollo del Visma. Debutó en el primer equipo en febrero de 2021, ese año consiguió la medalla de bronce en la prueba en ruta del Mundial sub'23. Tiene contrato hasta 2025.
Kooij es un velocista que podría terminar siendo un notable clasicómano, según aventuran los técnicos del Visma. Este año también ha sumado etapas en París-Niza (dos), Tour de UAE y Clásica de Almería. En 2023 brilló en el Tour de Polonia y Cuatro Días de Dunkerque. En su palmarés ya figuran 33 triunfos.
Merijn Zeeman, director deportivo del Visma, dijo antes del comienzo del Giro: «Olav es uno de los mayores talentos del WorldTour. Es muy rápido y está haciendo una temporada fantástica. Tiene un talento increíble y vamos a ayudarle en todo lo que podamos».
Olav Kooji agradeció los elogios pero lamentó la ausencia de Van Aert. «Es frustrante no poder contar con Van Aert, pero es lo que hay. En el equipo también hay otros corredores con gran experiencia», señaló el neerlandés, que preparó el Giro en Denia (Alicante), junto a sus compañeros el italiano Edoardo Affini, el belga Cian Uijtdebroeks y el francés Christophe Laporte (abandonó la carrera en la primera semana por una caída). «Sin Laporte, tengo que improvisar los movimientos en el sprint. En los dos primeras llegadas mavisas del Giro no estaba al 100% y me sentí inferior a los otros velocistas. Ahora, no», dijo el joven y veloz neerlandés tras ganar en Nápoles y que este lunes disfrutó de su primer día de descanso en el Giro.
Premio para el velocista más perseverante. Tim Merlier se anotó la primera volata de un Giro de Italia gobernado por Tadej Pogacar, que este lunes tuvo la osadía de retar a los velocistas con un soberbio ataque a falta de dos kilómetros. El sprinter del equipo Soudal impuso su potencia en una jornada nerviosa, salpicada con pequeñas subidas, con meta en Fossano. El campeón esloveno continúa comandando la general con 45 segundos de renta sobre Geraint Thomas, que también se dejó ver en el tramo final.
Merlier debutante en el Giro a los 31 años, ya puede presumir de triunfos en las tres grandes rondas por etapas. Esta es la octava vez que sube a lo más alto del podio en la presente temporada. Al inicio del curso, en el Tour de UAE se anotó tres etapas.
El belga acaparó protagonismo en una etapa de tensión, con varios abanicos provocados por el viento, que pillaron distraídos a los rodadores del Movistar. Trabajo extra para los lanzadores de Fernando Gaviria. El Giro no atesora el glamour del Tour, pero le supera en dureza e incertidumbre. Nadie esconde sus ambiciosas intenciones. Todos se rinden a la superioridad de Pogacar, pero hay suculentos trozos de tarta a repartir. Los triunfos parciales suponen muchos puntos UCI y una excelente plataforma publicitaria para equipos y corredores. Eso lo saben bien los responsables del Soudal, que festejaron la conquista de la primera volata. La segunda plaza fue Jonathan Milan y la tercera para Biniam Girmay.
Aprovechando un repecho
Merlier y los integrantes de su escuadra tuvieron que emplearse al máximo para neutralizar una sorprendente escapada de Pogacar a falta de 2.000 metros para la clausura. El esloveno, en una pequeña subida, aprovechó un aceleró del danés Mikkel Honoré para dejar cortados a los sprinters. Su ofensiva fue respondida por Thomas. Inesperada reacción del esloveno que fue cazado a falta de 200 metros y que encandiló al público. Un regalo más de un corredor genial.
Este martes nueva cita para el lucimiento de los velocistas, con un trayecto de 190 kilómetros en dirección a costa de Liguria, con salida de Acqui Terme y cierre en Andora. En el ecuador de la etapa aparece un puerto de tercera categoría que, a priori, no debería evitar una llegada masiva.
Fausto Coppi, el cautivador ateo, retaba al Gino Bartali, el fervoroso cristiano que auxiliaba a los judíos perseguidos. Memorable aquella imagen del traspaso del bidón de agua en el ascenso al Télégraphe. ¿Quién ayudaba a quién? La Italia dividida de la posguerra. El atractivo Jacques Anquetil escalaba el Puy de Dôme codo contra codo con el rocoso Raymond Poulidor. La pugna del talento innato frente a la resistencia descomunal. Eddy Merckx se negaba a vestirse de amarillo tras la brutal caída de Luis Ocaña en Menté. El acaparador insaciable contra el rebelde indomable. El orgulloso Bernard Hinault reconquistaba el título ante el altivo Laurent Fignon. El último gran duelo intergeneracional de Francia. La máquina perfecta de Miguel Indurain contra la elegancia del atormentado Gianni Bugno. El baile de Alberto Contador frente al molinillo de Chris Froome.
Apasionantes desafíos. Historias del ciclismo, de la vida misma. Parejas de leyendas del Tour de Francia a las que ahora se unen Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, dos fenómenos que vuelven a enfrentarse en una ronda rompedora. Por primera vez parte desde Italia (Florencia) y no finalizará en París. Debido al despliegue logístico y de seguridad de los Juegos Olímpicos, la clausura será en Niza, con una contrarreloj individual de 34 kilómetros. Desde 1989, cuando Lemond derrotó a Fignon por nueve segundos (la renta más corta de la historia), la Grande Boucle no terminaba con un ejercicio individual. Tensión hasta el último suspiro. Christian Prudhomme, director del Tour, sueña con una resolución apoteósica entre el eslovaco y el danés. Un pulso entre dos portentos que se retroalimentan con lances mayúsculos.
Pogacar acude a la ronda tras arrasar en el Giro de Italia. Vingegaard se presenta con las heridas recién cicatrizadas tras la caída en el País Vasco, neumotórax, fracturas de clavícula y costillas. El jefe del Visma se ha preparando en altura en la estación alpina de Tignes. La incertidumbre sobre su rendimiento recorre el village de Florencia.
Tras los pasos de Pantani
Idéntica duda generó la presencia de Pogacar en el inicio de la ronda de 2023 por su recuperación exprés por la caída sufrida en la Lieja-Bastoña-Lieja, con fractura de la muñeca izquierda. También hermanos siameses en la desgracia. Entonces, Pogy presentó batalla, pero sin contundencia ganadora. Eso es lo que espera que suceda ahora con el danés. «Hemos trabajado mucho para llegar a este momento y, por supuesto, me siento bien y muy motivado», responde Vingeggard.
Ambos acaparan los focos y su pugna recuerda a aquella que mantuvieron Hinault y Fignon hace 40 años. Dos parejas con la misma secuencia de podio. Hinault se adjudicó las ediciones consecutivas de 1981 y 1982; Fignon las de 1983 y 1984; y el veterano bretón la de 1985. Pogacar ganó en 2020 y 2021; Vingegaard, en 2022 y 2023. La cábala señala que ahora volverá a vencer el esloveno. Si fuera así, igualaría el registro de Marco Pantani, el último que se adjudicó Giro y Tour en el mismo año (1998).
Para consumar ese reto, el líder del UAE deberá superar los obstáculos de otros adversarios ansiosos de notoriedad. El belga Remco Evenepoel necesita exhibir sus portentosas cualidades en la gran ronda. Pogacar le respeta: «Remco está con ganas, seguro que volará en el Tour». El esloveno Primoz Roglic, ya en sus últimos envites, debe justificar su millonario fichaje por el Bora.
Carlos Rodríguez busca mejorar el quinto puesto de la pasada edición. El español cuenta con un equipo sólido. El Ineos presume de dos ganadores del Tour: Egan Bernal y Geraint Thomas. Rodríguez, en teoría, debería ser el español más alto en la general. Enric Mas, Pello Bilbao y Mikel Landa podrían darse por satisfechos con entrar en el top ten. Juan Ayuso, que acude como debutante y gregario de Pogacar, perseguirá un triunfo de etapa. Para el chaval de Jávea sería un sueño imponerse hoy en la jornada inaugural más dura de la historia: un recorrido de 206 kilómetros entre Florencia y Rimini con un desnivel acumulado de 3.600 metros y siete ascensiones por los Apeninos.
Primera dificultades orográficas para una cita plagada de exigentes cotas montañosas. La primera criba llega en la cuarta etapa, con ascensiones a Galibier, Sestriere y Montgenevre. En la séptima jornada hay una crono de 25 kilómetros, luego llegarán tramos de sterrato (novena etapa), los Pirineos, con Tourmalet, Peyresourde o Plateau de Beille, y los Alpes, con Isola 2000 (lugar de concentración de Pogacar), Bonette o Couillole. Un Tour para encandilar.