El mejor jugador de la historia del baloncesto español y nuestro seleccionador más laureado se reencontraron este miércoles en la despedida de la Fonteta, como comentaristas del tercer y definitivo partido entre el Real Madrid y el Valencia. Pau Gasol y Sergio Scariolo volvieron a trabajar para el mismo equipo, en este caso Movistar Plus+, que retransmitió en directo toda la serie. El 3-0 impidió que ambos coincidieran de nuevo en la cancha… de momento.
“La relación entre un entrenador y un jugador es muy diferente a la de estar aquí distendidos, comentando las jugadas en un partido de baloncesto. Es una relación muy buena, pero completamente distinta”, comentó Gasol para El Mundo en el descanso del partido. El ganador de dos anillos de la NBA, un Mundial y tres medallas olímpicas sentía ganas de saltar a jugar, pero no se quejaba de su nuevo papel: “Sigo disfrutando”.
Scariolo, con un palmarés similar (una medalla olímpica menos, un Eurobasket más), agradecía la oportunidad de hacer horas extra como comentarista: “Es una actividad divertida, que requiere concentración, respeto para los profesionales, sobre todo los compañeros, a la vez que respeto hacia los espectadores. Hay que contar las cosas como son, con respeto para los árbitros, porque hay formas y formas de decir las cosas, aunque a veces se equivocan y hay que aceptarlo y comentarlo. Ha sido una temporada que me ha dado la posibilidad de preparar y estudiar muchísimo baloncesto, de ver muchísimos partidos. Lo vivo con naturalidad”.
Con similar naturalidad explica Gasol su papel de líder en la selección de Scariolo: “Es algo que «vas desarrollando con el tiempo. Vas asumiendo el rol que tienes como jugador y dentro del grupo. Hay un deseo de liderar, de ser mejor, de ayudar a los compañeros a ser mejores y de marcar un poco la línea”.
Scariolo cuenta cómo fue su encuentro con Pau en el equipo nacional: “Él ya tenía 29 años y una personalidad marcada, un liderazgo muy claro, no necesariamente verbal. Desde luego, era muy factual, muy de lo que hacía, del respeto que atraía por parte de sus compañeros. Era un liderazgo del tipo: ‘Cuando la pelota quema, me la dais a mí, que sé qué hacer con ella’. Eso para un compañero es tremendo, un escudo realmente eficaz”.
El entrenador italiano advierte, no obstante, de los peligros de un liderazgo prematuro: “Cuando los jugadores son muy jóvenes, tú reconoces esa personalidad, reconoces el carácter, pero hay que tener mucho cuidado antes de poner etiquetas, ni para bien ni para mal. También he visto y he leído y he escuchado muchísimos errores, precisamente por tener demasiada prisa en definir cómo es uno cuando todavía le queda mucho”.
¿Gasol y Scariolo han aprovechado para decirse ahora cosas que en su momento no tocaban? “Pau es un tipo muy educado, muy serio”, responde el entrenador. “Obviamente, tenemos muchísimos años de vivencias juntos. Es una pena, pero no pude ir la semana pasada, justo por un tema de televisión, al torneo de golf -organizado por la Gasol Foundation en la Costa del Sol-, pese a que yo vivo muy cerca. Él ahora puede estar tres días en el campo de golf, disfrutando de sus amigos y del juego, pero yo todavía no me lo puedo permitir”.
Un final de Liga eléctrico
Gasol, por su parte, quitó hierro a la tensión vivida en el último tramo de la Liga, con algunas polémicas arbitrales. “El deporte es emoción y, cuando hay finales, obviamente las emociones también aumentan. Estamos viendo un gran partido, en el que las dos aficiones apoyan a sus equipos y respetan los valores del deporte. En este sentido, el baloncesto siempre me ha parecido un referente. Hay que promover la competitividad y una competición sana, también desde las gradas”.
Un momento clave fue la remontada del Madrid en el segundo partido, que desembocó en una prórroga. Sergio Scariolo reflexiona sobre el papel del azar en el baloncesto, que en este caso no cree que influyera. “En ese partido no hubo suerte. Puede darse una jugada que cambie una final, pero realmente lo que muchas veces la gente ve como suerte desde fuera, desde dentro le vemos una lógica mucho más racional. Las cosas pasan casi siempre por una razón. Es verdad que yo gané un anillo de la NBA porque en la semifinal de la conferencia, en un tiro que servía para llegar al séptimo partido sin ir a la prórroga, la pelota pegó cuatro veces en el aro y luego entró. Ahí, la verdad, sí tuve un poquito de suerte”.
¿Qué le falta al baloncesto español y europeo para acercarse más a la NBA? Responde Pau: “No es cuestión de comparar. El baloncesto se ha convertido en un deporte superglobal, internacional. La mayoría de los mejores jugadores del mundo son europeos. Es una cuestión de hacer que crezca este deporte aquí de la mejor manera, de dar un mejor espectáculo, una mejor experiencia, para que las familias, los espectadores, los que vienen desde casa o desde el barrio, disfruten de este deporte, que es un gran deporte”.
¿Volverá a salir una generación tan brillante como la de Gasol, Navarro y compañía? “Creo que cada generación es distinta. La nuestra fue quizá especial, marcó una época dentro de nuestro deporte y ojalá que salgan otras y sean mejores. ¿Por qué no? Siempre hay que tener la visión de mejorar las cosas y que los siguientes lo hagan mejor que tú”.