El pasado domingo, día de su estreno en París en los 100 metros libre, la nadadora Alexandra Truwit (Estados Unidos, 24 años) publicó un vídeo en sus redes sociales en el que mostraba cómo fueron sus primeros pasos con la prótesis en su pierna izquierda hace un año. Haber podido llegar a los Juegos, pase lo que pase en las futuras pruebas, ya ha sido una auténtica proeza. Para ella, la piscina es su vida. Lo lleva dentro desde que era pequeña. "Nadar y el agua fueron mis primeros amores", reconoce en una entrevista. Una afición que comparte con su madre Jody, que había sido capitana del equipo femenino de natación en Yale, en 1991. Pero la vida de esta joven deportista cambiaría por completo después de un fatídico viaje en mayo de 2023.
Era final de curso. Se acababa de graduar en la universidad, iba a incorporarse a un nuevo trabajo en Nueva York en octubre y Truwit decidió irse con su amiga Sophie Pilkinton a pasar unos días a las islas Turcas y Caicos. Un terreno paradisíaco, perteneciente a Reino Unido y situado en el Caribe, ideal para hacer snorkel y celebrar el final de sus estudios. Todo parecía estar en calma en un día más de diversión cuando, de la nada, apareció un tiburón delante de ellas: "Era agresivo, sentí que quería atacarnos y respondimos de la única manera que pudimos: defendiéndonos", afirmó en un reportaje de la NBC.
Tras varios empujones y patadas para zafarse del animal, ambas comenzaron a nadar hacia el bote, que estaba a unos 70 metros de distancia. Había que hacerlo lo más rápido posible, pero para entonces, Truwit ya se había quedado sin su pie izquierdo. Un mordisco se lo había quitado. Aun así, intentó mantenerse "firme y consciente", y centrarse en poder llegar viva a bordo. Una vez allí, Sophie ayudó a su amiga realizándole un torniquete en la pierna hasta que pudieron pedir ayuda y trasladarla a un hospital en Estados Unidos. Aquello le salvaría la vida. Ya en tierra, el dolor era insoportable y aunque pudieron parar la hemorragia, aún le quedarían otras dos operaciones de cirugía que acabaron con la amputación de su pierna.
Proceso de recuperación
"Lo importante en estos casos y, quizás por eso haya podido llegar a los Juegos Paralímpicos, es tener una buena base muscular y ella, al haber sido deportista, seguramente la tendría", señala Ana Isabel Rodríguez Montalbán, doctora especialista en angiología y cirugía vascular y endovascular. "Si fue una amputación por debajo de la rodilla habrá tenido que hacer muchos ejercicios en los cuádriceps, abductores, glúteos... y también de extensión y flexión de la articulación. Si logró salvar la rodilla y, al ser ella una persona joven, la recuperación pudo ser mucho mejor al no tener que cargar todo el peso en la cadera. Después, una vez se ha implantado la prótesis, habrá hecho muchos ejercicios de equilibrio", apunta Rodríguez.
Muchas horas de gimnasio, esfuerzo y entrenamientos con dos objetivos claros: poder volver al agua y recuperar la confianza en sí misma. "Al principio me dio miedo. Oír el sonido me llevaba a tener recuerdos", confesó Truwit al narrar cómo fue su primer contacto con la piscina tras el suceso. No fue fácil afrontar ese último recuerdo en el mar, pero nada iba a conseguir frenarla. Había que "luchar por todo aquello que pudiese recuperar".
Se puso el gorro, el bañador, las gafas y llamó a su entrenador personal y uno de sus principales apoyos, Jamie Berone, para comenzar el proceso. "Siempre me ha ayudado a lograr más de lo que yo u otros creíamos", destacó la norteamericana. Además, para completar todo este proceso, también se fijó en historias de superación de otros deportistas que pudieran servirle de motivación para seguir adelante.
"Se niega a rendirse"
En sólo tres meses ya pudo nadar en una competición y al poco tiempo ganó las pruebas celebradas en Minneapolis para conseguir su billete y representar a Estados Unidos en los Juegos Paralímpicos en la categoría S10. "Voy a poder terminar esto en mis propios términos, de una manera que nunca hubiera imaginado y a un nivel que nunca hubiera creído», sentenció la nadadora en una entrevista.
En París y a pesar de que no ha podido pasar de ronda en los 100 metros, Truwit todavía tiene la oportunidad de competir por las medallas en los 400 metros libre y en los 100 metros espalda. Además, podrá compartir equipo olímpico con deportistas de la categoría de Jessica Long (32 años), ganadora de 29 medallas paralímpicas desde los Juegos de Atenas. "Es básicamente un caballo de batalla que se niega a rendirse", finalizó su madre.