Un aficionado que presenciaba la final de la Liga de Naciones entre España y Portugal murió en Múnich al caer desde la tribuna que se encontraba sobre un sector de la tribuna de prensa, lo que llevó a que los periodistas tuvieran que tomar un camino distinto al habitual para dirigirse a la zona mixta.
El seleccionador español, Luis de la Fuente, al comienzo de su conferencia de prensa tras la derrota ante Portugal, expresó sus condolencias a la familia del aficionado.
“Queremos expresar nuestras condolencias con la familia del aficionado que nos han dicho que ha fallecido. En estos momentos nos damos cuenta de lo que verdad es importante”, dijo.
El departamento de prensa de la Federación Portuguesa también ha expresado sus condolencias y posteriormente lo hizo también el seleccionador portugués Roberto Martínez.
El accidente se produjo durante el segundo tiempo de la prórroga. El accidente se produjo cerca de donde estaban las mesas de comentaristas del canal RTL y de la plataforma DZN que transmitían el partido en directo para Alemania.
Un portavoz de la policía de Baviera dijo que actualmente se están interrogando testigos y se están examinado videos de que momento no hay indicios de que pueda tratarse de un crimen.
Sobre la víctima dijo que sólo podía informar que vivía en la ciudad de Garmisch-Pattenkirch y que no se había podido precisar todavía su nacionalidad.
Había disputado tres de los cinco partidos del Real Madrid esta temporada. Pero hasta los 65 minutos que jugó este domingo ante el Real Betis, Dani Ceballos apenas había salido uno en la Supercopa y cinco ante el Valladolid. Pobre bagaje para un centrocampista que nunca ha contado con continuidad en la escuadra de Carlo Ancelotti.
Así, con el centro del campo del Real Madrid lleno de dudas y la llegada de un Betis que había puntuado en los últimos cuatro de los cinco duelos que había disputado con el conjunto blanco, a Ceballos le llegó por fin la titularidad.
Sin embargo, pese a la ilusión de estar en el once en el Bernabéu, el utrerano salió del campo dolorido en el minuto 65 y las pruebas médicas del equipo blanco han confirmado lo peor. Según el parte médico, el jugador sufre un esguince de ligamentos de grado III en su tobillo derecho y está pendiente de evolución.
Desde Valdebebas, estiman que el tiempo de baja aproximado del mediocampista sevillano sea en torno a mes y medio. Pierde así Ancelotti a un buen comodín para el centro del campo en el que Camavinga y Bellingham siguen lesionados.
Lo hace, además, ante un calendario que se presenta muy exigente en este final del mes de septiembre cuando los jugadores aterricen en sus clubs tras el parón de selecciones.
Hablamos de seis partidos en 15 días, en los que vuelve la Champions League, el Real Madrid recibirá al Stuttgart y deberá viajar a Lille, y deberá también disputar un derbi ante el eterno rival en el Metropolitano. Una maratón en la que todo efectivo disponible es una ventaja que permite realizar rotaciones para afrontar el resto de la exigente temporada.
Las dificultades en el Circuito Gilles Villeneuve, sobre un asfalto deslizante y una constante amenaza desde el cielo, favorecieron a Fernando Alonso, quizá el mayor especialista de la parrilla en condiciones mixtas. El bicampeón mundial cerró el viernes marcando el mejor tiempo de la segunda sesión libre (1:15.810), con 46 centésimas sobre George Russell y 65 ante Lance Stroll, al volante del otro Aston Martin. El escaso agarre no iba a disuadir al asturiano, que estableció su crono antes de la aparición de la lluvia, evidenciando sus buenas sensaciones en una pista donde hace sólo un año se quedó muy cerca de la victoria.
El relevo inicial de 14 vueltas con el neumático blando bastó a Alonso para dominar la tabla. Después de que las nubes descargasen, en el tramo final, los favoritos debieron montar gomas intermedias de lluvia. Y ni siquiera así pudieron librarse de los sustos. De hecho, Lewis Hamilton debió hacer malabarismos para evitar un golpe contra las protecciones de la Curva 4. Y Charles Leclerc sufría más de lo habitual, con un trompo de 360º en la Curva 10.
A diferencia de lo sucedido en Imola, Aston Martin sí escogió esta vez el momento idóneo para salir a pista. La rapidez del AMR24 a la hora de calentar los neumáticos impulsó a Alonso, necesitado de un paso adelante tras dos carreras consecutivas fuera de los puntos. En cualquier caso, no conviene extraer conclusiones definitivas en un viernes plagado de interrupciones por la lluvia.
Demasiadas incógnitas
Ningún equipo pudo completar las habituales simulaciones, donde suelen recopilar datos imprescindibles para la carrera. Tampoco se dispuso de tiempo para comprobar el rendimiento del neumático medio, el que mejor parece adaptarse a esta pista, por su aguante a la degradación. Hay tantos interrogantes que ni siquiera Mercedes llegó a montar el alerón delantero, con el que pretende acercarse a los tiempos de Ferrari y McLaren.
Durante la sesión matinal, Lando Norris había liderado la tabla (1:24.435), con 32 centésimas de ventaja ante Carlos Sainz y 87 frente a Leclerc. Ni McLaren ni Ferrari han traído a Canadá mejoras aerodinámicas, mientras Red Bull estrena alerón trasero. El otro momento reseñable de la FP1 fue el accidente de Guanyu Zhou, que desencedenaría una bandera roja.
Aún peor corrieron las cosas para Red Bull, lejos de la cabeza y víctima de una severa avería en el monoplaza de Max Verstappen. A falta de media hora para el final de la segunda sesión, el tricampeón mundial detectó olor a quemado, por lo que su equipo le conminó a activar el protocolo de seguridad. De inmediato, una nube de mecánicos acordonaría el RB20, negando cualquier resquicio a la curiosidad de las cámaras.
Tras desmontar casi por completo el coche, la escudería capitaneada por Christian Horner informó de un problema en el Sistema de Recuperación de Energía (ERS). Otro revés para el tricampeón mundial, que ha perdido el aura de invulnerabilidad con la que venía dominando el Mundial desde 2021. Pese a sus cinco victorias en las ocho primeras carreras, Mad Max ya arrastró problemas de fiabilidad en Australia y falta de ritmo en Miami y Mónaco.
Cada día, antes de ir a la cama, un salto en paracaídas. O un poco de funambulismo sobre el vacío justo al despertarse. O después de comer, en lugar de siesta, puenting. Carlos Alcaraz convive con el riesgo como algo rutinario, el peligro no existe para él. Pese a sus 21 años, se ha acostumbrado a ir por detrás en el marcador, recomponerse, remontar, brillar y finalmente vencer como si ese fuera el camino más fácil e incluso el único posible. En el presente Wimbledon hasta tres veces ha perdido el primer set y, pese a ello, ahí está, en su segunda final consecutiva, que disputará este domingo (15.00 horas) ante el vencedor del duelo entre Novak Djokovic y Lorenzo Musetti.
Ni Frances Tiafoe en tercera ronda ni Tommy Paul en cuartos ni Daniil Medvedev este viernes en semifinales aprovecharon la ventaja inicial por una razón muy sencilla: Alcaraz no se lo permitió. Ante Medvedev, de hecho, después de ese primer set el español no concedió más hasta llevarse el triunfo en dos horas y 55 minutos (6-7 [1], 6-3, 6-4, 6-4).
Puede parecer una anécdota, incluso un demérito, pero en realidad esos primeros sets perdidos subrayan una virtud de Alcaraz. Al contrario de lo que ocurrió en Roland Garros, el ahora número tres del mundo no está dominando cada partido en Wimbledon y en ocasiones incluso ha sido dominado. Por la velocidad del juego sobre hierba, hay más rivales capaces de conseguirlo y su margen de error es más pequeño. Pero nadie ha conseguido enviarle para casa, ni tan siquiera ha estado cerca.
Después de esos inicios erráticos, el español siempre ha sabido leer el juego, elevar su ánimo y soltar su brazo para acabar ganando. Las semifinales ante Medvedev de este viernes fueron el más claro ejemplo. Como ocurrió en el último US Open, el ruso apareció en la Central de Wimbledon con la intención de arriesgarlo todo: si le salía bien, perfecto y si no, también. Ante Alcaraz, sabe que su habitual tenis amarrategui no le sirve y muta en el jugador de ataque que raramente es. Pero el plan sólo le funcionó una hora.
Un mal inicio, un despertar genial
En esos primeros juegos, Alcaraz, que apareció completamente afeitado -una imagen que no lucía desde hace meses- y acompañado de su familia al completo, no pareció Alcaraz. Sin más explicación que sus nervios y la táctica de Medvedev, sufrió muchos problemas con su saque -en ese set rondó el 40% de primeros-, se movió de manera dubitativa sobre la pista y falló en los puntos decisivos -dos de ocho en puntos de break-. Que remontara dos roturas en contra y llegara al tie-break supuso un esfuerzo en vano porque en esa muerte súbita todo marchó mal. Pero luego, de repente, ¡buf!, salió el genio de la lámpara.
Medvedev, ante Alcaraz, este viernes.AFP
En los primeros instantes del segundo set, Medvedev dio un pasito atrás y Alcaraz se comió la pista entera. Mejorando con su saque -sólo concedió una opción de rotura más en todo el encuentro-, corriendo de lado a lado como un velocista y afinando su puntería -en el primer set cometió 15 errores no forzados, en los otros tres, 20-, empezó a bailar como sólo él sabe bailar. Entre largos intercambios de derechas, expuso sobre el verde todo su arsenal de recursos, las dejadas, los passing shots e incluso esa locura de globo entre las piernas al que ya parece tan acostumbrado. En el último set, resoplaba Medvedev porque otra vez, como también pasó el año pasado en semifinales, no tenía nada que hacer.