Milagro en el caos: robo de material médico, sanitarios multados, desfibriladores lanzados a la grada y futbolistas camilleros

Milagro en el caos: robo de material médico, sanitarios multados, desfibriladores lanzados a la grada y futbolistas camilleros

Antonio ya está en casa. Aunque no recuerda nada, se creyó enseguida que le había dado un infarto ante 20.000 personas en pleno Cádiz-Barça. Incluso que se paró el partido. “Estaba en el campo y de repente me desperté en un hospital”, contó. Lo que no acaba de creerse es que su hija Silvia hubiera hablado con el capitán del Cádiz, José Mari, con el portero Ledesma, y con los presidentes Joan Laporta y Manuel Vizcaíno. El del Cádiz se plantó en el Hospital Puerta del Mar y le entregó a su esposa y a Silvia un chándal y una camiseta con el nombre de Antonio Zumaquero y el número 11.

-¿Y por qué el número 11?

-Pues la verdad no lo sé – responde Silvia, quien la tenía embargada hasta que su padre llegó a casa: «Poco a poco, no sea que…».

La tarde del martes, nada más salir de la Unidad de Cuidados Intensivos, lo primero que su padre le soltó fue: «Ala, vámonos al Carranza». De momento los médicos le han recetado que nada de fútbol.

Antonio, socio del Cádiz, de 68 años, ni fumaba, ni había tenido problemas cardíacos hasta el minuto 80 y 20 segundos del partido de su vida. En ese momento, en la retransmisión deportiva, se colaron algunos pitos. Dembélé acababa de recibir sólo en la derecha, y las cámaras de Movistar+ pillaron al fondo sur de espaldas al partido.

«Estaba en el campo y me desperté en el hospital», recuerda Antonio tras el infarto

“Le acababa de decir algo a mi padre, me giré para seguir viendo, y alguien me avisa de que le está dando algo”, recuerda Silvia, quien estaba acompañada también por un primo, en la grada baja del fondo sur. “Me empezó a dar un ataque de ansiedad, y empecé a correr hacia arriba gritando ¡mi padre, mi padre! Y bajó la policía”.

En el minuto 80 y 40 segundos las cámaras pillan al árbitro, Del Cerro Grande, mirando en esa dirección. No debe gustarle lo que ve y se lleva el silbato a la boca, pero no pita. El Barça toca en el centro del campo pero él sigue de reojo el partido. En el 81 y 03 segundos Ansu Fati recibe en la izquierda y le dice que pare. Busquets se acerca a preguntarle por qué y Del Cerro señala la grada.

El espectador y enfermero Cristian Cornejo fue el primero en llegar hasta Antonio, saltando bancos y personas con una aparatosa férula en el pie izquierdo: “Vi a un grupo de personas pidiendo auxilio y no me lo pensé dos veces”. Cuenta que lo primero que hizo fue evitar que se ahogara con su propia lengua. Tras el llegó una enfermera y un técnico del 061 que seguían el partido.

En Movistar+ sigue corriendo el crono, pero ahora Carlos Martínez retransmite un infarto. En minuto 81 y 50 segundos se anuncia que Carlos, médico el Cádiz, corre hacia la grada, también los sanitarios de Cruz Roja y el ex presidente de la Federación de Peñas del Cádiz, y médico de urgencias en Barbate, Fernando Arévalo, quien fue parado en dos ocasiones por la policía antes de conseguir llegar hasta Antonio. “Entre todos hicimos una cadena de surpervivencia” explica, practicando por turnos reanimación cardiopulmonar.

Ledesma con el desfibrilador que lanzaría a la grada y que nunca llegó a usarse.EFE

Pensando que la cosa duraría poco Xavi se pone a echarle una bronca a Araujo. Y en 82 y 48 segundos Del Cerro avisa a Ansu Fati para reiniciar el partido con bote neutral, pero sin quitarle un ojo a la grada. Allí Cristian llama a su mujer y le pide que traiga al estadio un ambú, un respirador manual, ya que “el que tenía Cruz Roja no era de adultos”, denunció. En el minuto 85, Carlos Nogueira, fisioterapeuta del Barça, entrega a Ledesma el desfibrilador del club, y el portero del Cádiz lo lanza a la grada, en una escena que ha dado la vuelta al mundo desatando la polémica sobre el protocolo sanitario del estadio.

Desde Cruz Roja defienden que los sanitarios ya tenían uno, y que no era la primera vez que se enfrentaban a un infarto en el Nuevo Mirandilla, siempre con éxito. También que en el estadio hay al menos media docena, y que el de Ledesma no hacía falta. “¿Qué hacemos? ¿Lo placamos?”, cuenta a este diario uno de los sanitarios que intervino.

«El desfibrilador de Ledesma no hacía falta, ¿qué hacemos? ¿Lo placamos?»

Cruz Roja dice que en esos momentos disponía de 29 efectivos en el campo, entre médicos, enfermeros, técnicos de emergencias y socorristas; además de dos ambulancias, una de de Soporte Vital Avanzado. Sin embargo, a las 20.10 se llama al 061, con base en el Hospital Puerta del Mar, a un kilómetro del estadio. Corría el minuto 86 y en la grada se intuye que Antonio ha recuperado sus constantes, y se prepara para su evacuación. Sin embargo en el minuto 87 se vuelven a observar maniobras de reanimación, y Araujo se pone a rezar en el césped. “Fueron muchos minutos en parada y la situación era muy complicada, sabes que por mucho que insistas en la maniobra de reanimación, en ocasiones no siempre sale bien”, apunta el doctor Arévalo.

En ese momento Silvia se desvanece, y también precisa atención sanitaria. En el minuto 100 un tipo con camiseta blanca y vaqueros que corre por el césped capta la atención de las cámaras. Es Carlos Antonio Aranda López, socio del Barça responsable de la Unidad de Cuidados Agudos Cardiológicos del Hospital Universitario de Badajoz. Aprovechando el puente del Día de Extremadura se había ido a casa de su hermano, en Conil de la Frontera, y así pasarse a ver el partido.

En Tribuna le tocó sentarse al lado de Hugo Vaca, ex jugador del Cádiz en los 80, al que comentó su profesión. De ahí que cuando ocurrieron los hechos Vaca llamara a su hijo, delegado del campo, para anunciarle que tenía un cardiólogo al lado. “¿Te importa acercarte?”, le soltó Vaca.

Los jugadores del Cádiz trasladan la camilla hacia la grada.EFE

“Cuando llegué estaba el equipo de Cruz Roja, el médico del Cádiz, el 061 y un doctor mayor (Fernando Arévalo). Lo estaban haciendo perfecto…Yo les indiqué que debían administrarle Amiodarona… y también me incorporé a las maniobras de reanimación”, dice Aranda, de ahí que en las imágenes que se filtraran en las redes, todas las personas que rodeaban a Antonio, vistieran de paisano. Y Cruz Roja se quedó “de apoyo”, reconocen desde la ONG.

En algún momento la mujer de Cristian llegó al estadio con el respirador de adulto, aparcó mal, y la grúa se llevó el coche: 142,50 euros de multa que el enfermero denunció en los medios, las redes pidieron el indulto, y el Ayuntamiento ha accedido a quitársela.

Sergio Salgado, el médico de la ambulancia del 061, contaría en Twitter que al llegar a la grada se encontró al compañero del 061 que estaba como espectador, y que “lleno de amargura” le dice: “Menos mal que habéis llegado, aquí no hay material para nada“. Y aclara: “¿Había un desfibrilador? Sí, había un monitor desfibrilador, pero no se estaba usando correctamente”. Y sobre el que lanzó Ledesma a la grada: “No llegué a verlo… De hecho, el primer trazado de ritmo cardiaco que se obtiene es con nuestro monitor, cuando mi técnico de emergencias coloca los parches mientras mi enfermero consigue el acceso venoso y yo intubo al paciente… se procede en ese momento al primer choque eléctrico…”.

Su versión la secunda Aranda en Canal Amarillo, Cruz Roja no tenía todos los medios, faltaba “medicación” y el desfibrilador “correcto” hasta que llegó el 061. También dice que “habría que mejorar los accesos, la señalización a los desfibriladores y no estar pendiente de que lo traiga alguien de fuera”.

Una descarga, dos descargas, tres descargas y a la cuarta descarga Antonio recupera el pulso. Es entonces cuando piden una camilla, pero quienes la traen no son ninguno de los 29 efectivos de los de que asegura disponía Cruz Roja, sino el capitán del Cádiz José Mari.

Tras lo ocurrido, la Liga no se contempla cambiar el protocolo de actuación. “Parece que ha muerto alguien por una negligencia cuando lo que se ha hecho es salvar una vida”, subrayan fuentes de este organismo.

Los protocolos sanitarios son competencia de una mezcla de legislación nacional, autonómica y local, a la que se añade el del propio club, que es sometido a control por parte de la Liga. En concreto, el pasado 15 de julio se hizo un simulacro de emergencia sanitaria en el Nuevo Mirandilla. Y el 29 de agosto, durante el Cádiz-At. Bilbao, una auditoría externa hizo una inspección sobre la calidad de los servicios sanitarios del estadio.

El enfermero Cristian Cornejo cojeando por el estadio con la mochila del 061.TWITTER

Desde el Cádiz también celebraron en un comunicado oficial su protocolo con Cruz Roja, lo que hizo estallar en las redes al médico del 061. “En Cádiz hay un equipo de emergencias del 061 y dos equipos de Atención Primaria. Ninguno estamos en el estadio, sino que somos recursos públicos para atender a toda la población general… El Cádiz debe tener un dispositivo sanitario autosuficiente y que no dependa de que recursos externos vengan a sacarle las castañas del fuego. Solo con los recursos presentes en el estadio, ese paciente nunca hubiera salido adelante”.

Pero la cosa no quedó ahí, en plena evacuación, al 061 le roban su material sanitario, “indispensable para un paciente resucitado en situación crítica había desaparecido”, denunció el médico del 061 en las redes. “Nos dejaron inermes en tan complicada situación… rezando para que el paciente no pierda la escasa estabilidad conseguida, puesto que tendríamos pocas posibilidades de iniciar de nuevo la lucha”, explica.

Con Antonio ya en el hospital informan de que había aparecido su material. Se lo había llevado por su cuenta Cristian, para atender a un cámara de la zona de Tribuna que había sufrido un desvanecimiento. “Es como si en medio de un atraco alguien le quita la pistola a un policía porque ha decidido que es el único que puede solucionar aquello. Además incluía material peligroso y biocontaminante que se vapuleó. Resultado: más de 20 ampollas que iban dentro, rotas”, se queja el 061.

La plataforma de aficionados Alma Cadista acaba de pedir mejoras en el protocolo de seguridad sanitaria tras lo vivido el fin de semana. Sin embargo el presidente Vizcaíno, dice que “funcionó bien. ¿Se puede mejorar? Seguro”. Y cree que el cabreo del 061 fue por no nombrarles en su comunicado.

Antonio fue evacuado con su hija al Hospital Puerta del Mar. Nada más llegar se le hizo un cateterismo, y permaneció ingresado en la UCI hasta la tarde del martes. “Si le hubiera pasado en casa o en la calle no habría sobrevivido”, cuenta Silvia. “Aquí no hay un héroe, hubo muchos… Se puede decir que le salvó la vida el Cádiz“, concluye Arévalo.

kpd