Supone el séptimo en su sexto mundial y, tras la plata en el supergigante del pasado día 8, su medalla número 13
Pasó un pequeño apuro, un amago de caída, poco antes de la llegada. Pero consiguió rehacerse a tiempo y en modo. En su renovado matrimonio de amor y de conveniencia con el éxito, Mikaela Shiffrin se apuntó el oro en el eslalon gigante del Campeonato del Mundo que se disputa en las gemelas estaciones francesas de Courchevel y Méribel. Supone el séptimo en su sexto mundial y, tras la plata en el supergigante del día 8, su medalla número 13. Probablemente ampliará la cosecha en el eslalon del sábado, la última prueba femenina del programa y la mejor de su versátil repertorio.
Shiffrin, ya ganadora de la primera manga por delante de la francesa Tessa Worley, que se cayó en la segunda, y de la italiana Federica Brignone, campeona de la combinada el día 6, conquistó su primer oro mundialista en un gigante. Sus otros seis se han repartido así: cuatro en eslalon (Schladming2013, BeaverCreek2015, Saint-Moritz2017 y Are2019) uno en supergigante (2019) y uno en la combinada (Cortina dAmpezzo2021).
Shiffrin ha sido noticia suplementaria estos días por la sorprendente ruptura, en pleno Campeonato, con su entrenador Mike Day, que ha acompañado su carrera durante siete años. La inoportunidad de la decisión sugiere problemas graves en la relación deportista-técnico. Al parecer, Day se marchó media hora antes de que lo despidieran.
Shiffrin también ha engrosado titulares por ser una de las estrellas del esquí que, junto a las de otros deportes invernales, han firmado una carta dirigida a la Federación Internacional urgiendo al mundo a tomar medidas contra el cambio climático. Y cuando se dice cambio climático se quiere decir calentamiento global.
Con frío o con calor, la reina sigue incorporando joyas a su corona. La acompañaron en el podio Federica Brignone y la noruega Ranghild Mowinckel.