Tras varios intentos previos, Mateu Alemany llega por fin al Atlético de Madrid como director deportivo. Lo hace de la mano de la persona que ocupa el puesto al que también aspiró. Carlos Bucero, director general de Fútbol, incorpora al ejecutivo balear como director de Fútbol Profesional Masculino.
Alemany se ocupará de la planificación deportiva del Primer equipo y todo lo que le rodea, también del Atlético Madrileño, así como el área profesional de la Academia rojiblanca. Desde el club aseguran que es un apoyo para Bucero para ciertas funciones a las que, por extensión del área, resultaban complicadas que las pudiera realizar el responsable general.
Bucero mantendrá la supervisión general de todo el área de fútbol pero, con la incorporación del ejecutivo balear, tendrá más tiempo para “mejorar las sinergias” entre todas las entidades bajo el paraguas rojiblanco como el Atlético San Luis mexicano o el Atlético Otawa canadiense.
Alemany es un dirigente contrastado en varios clubes de LaLiga como el FC Barcelona, el RCD Mallorca y el Valencia CF. Licenciado en Derecho, comenzó su trayectoria en el mundo del fútbol en el Mallorca en 1990, donde ocupó diferentes puestos hasta convertirse en presidente de la entidad bermellona en septiembre del año 2000, permaneciendo cinco años al frente de la misma.
En su etapa en el equipo balear se conquistaron la Copa del Rey (2003), la Supercopa de España (1998) y se disputó la final de Copa 1997-98 y la de la Recopa de Europa 1998-99, además de conseguir el mejor puesto histórico en LaLiga (tercero en la 1998-99) y su primera clasificación para Champions.
Aunque regresó al club mallorquín en 2009, en 2017 llegaría al Valencia como director general durante dos temporadas y media, periodo en el que el conjunto ché ganó también la Copa del Rey en 2019 a las órdenes de Marcelino.
Lo harían ante el FC Barcelona de Leo Messi, en el que recalaría en 2021 y en el que estaría también dos cursos. En su etapa en el conjunto azulgrana, el equipo conquistó una Liga (22-23), una Copa del Rey (2021) y una Supercopa de España (2023).
Mateu Alemany se ha incorporado este martes a su nueva posición, visitando al primer equipo en el Centro Deportivo de Majadahonda junto a Carlos Bucero. Ambos han mantenido una reunión con Diego Simeone y han saludado también a los jugadores que se encuentran entrenando en Madrid estos días.
Estaba Jon Andoni Pérez Alonso, Bolo, planificando la luna de miel con su mujer por los Estados Unidos tras casarse aquel verano del año 2000 cuando recibió una llamada agridulce. Tenía que cancelar su viaje porque debía incorporarse a la pretemporada del equipo antes de tiempo, al Rayo Vallecano le había ‘tocado la lotería’. "Fue una sorpresa, la verdad, porque habíamos hecho una buena liga, pero terminamos entrando en Europa por el Fair play", explica a EL MUNDO el protagonista.
Hace justo 25 años, el Rayo Vallecano consiguió plaza europea en el sorteo que realizó la UEFA entre equipos con menor número de tarjetas, mayor respeto a árbitro y rivales y mejor comportamiento de aficionados. Hoy juega ante el Shkendija por méritos deportivos y se estrena en la Conference en el mismo estadio de Vallecas que entonces. O parecido.
El tercer equipo de Madrid estaba en Europa, aunque debía jugar la fase previa ante un equipo andorrano, el Constelació. El total fue de 16-0, 10 goles en Andorra, la mayor goleada a domicilio en la historia europea, y 6 en Vallecas para entrar en la segunda competición continental. "Era un torneo importante con equipazos", destaca Sergio Ballesteros, otro de los integrantes de esa plantilla. Pero hubo un borrón: la lesión del capitán, Cota, que se partió la tibia en el partido de vuelta.
Iniciaba entonces el Rayo su andadura en Europa que le llevaría por Noruega, Dinamarca, Rusia y Francia. "Fue una compensación de esa luna de miel no disfrutada porque pude ir con mi mujer a esos destinos, el problema es que en todos hacía mucho frío", recuerda Bolo, el primer goleador europeo de la historia del club vallecano. Un tanto que "tiene grabado" y del que le enorgullece que le recuerden.
Bolo, tras anotar en Molde.EFE
El gol fue precisamente ante el Molde noruego, el equipo con "el estadio más bonito" que han visto los integrantes de aquella plantilla, en el minuto 16 del primer partido del equipo madrileño. "Fue el primer desplazamiento largo y ver ese campo y los fiordos…", cuenta Bolo. Afortunadamente, ocurrió en septiembre. Visitarían luego Dinamarca a principios de noviembre, donde darían cuenta del Viborg bajo una intensa "tromba de agua" hasta la recordada eliminatoria ante el Lokomotiv de Moscú en dieciseisavos. "Son experiencias brutales: el desplazamiento entre semana, ir al extranjero conocer otros países", califica Ballesteros.
La expedición del Rayo por Moscú.AP
El chárter del equipo madrileño en el que la presidenta Teresa Rivero invitó a empleados y familiares del club aterrizó en Moscú con -16 grados a finales de noviembre. A la expedición le sorprendió que las madres moscovitas llevaran a sus hijos recién nacidos "en carritos que parecían trineos". Lo primero que hizo Rivero, como en cada desplazamiento del club, fue ir a rezar a una iglesia. Lo que pediría la mandataria queda entre ella y Dios, pero ese año, curiosamente, el Rayo eliminó al líder de la liga rusa, de la liga danesa y de la francesa.
En Rusia fue una cuestión más de supervivencia, se hicieron hogueras en el descanso en el vestuario para calentar las manos y los pies, que de fútbol. "Éramos muy intensos, defensivamente fuertes atrás y muy verticales, con contras rápidas, Míchel y Mami Quevedo eran muy buenos, pero su calidad era para hacer transiciones rápidas", recuerda Sergio Ballesteros. El defensa no se olvida como en el vuelo de vuelta fueron comiéndose el caviar a cucharadas y lo rico que estaba ese manjar que nunca ha vuelto a comer.
Los rayistas, tras eliminar al Girondins.EFE
Gesta interrumpida
Así, el Rayo fue pasando rondas, en octavos eliminó al Girondins de Burdeos, hasta encontrarse en los cuartos de final con aquel milagroso Alavés. "Los otros, cuando les tocaba el Rayo se imaginaban un equipo más fácil y se daban cuenta que era muy difícil ganarnos", cuenta Bolo, pero Ballesteros secunda que los vitorianos no sólo sabían cómo se las gastaban en Vallecas, sino que ese año "eran un equipo muy fuerte". "Fueron superiores", concluye el defensa sobre una eliminatoria en la que "apenas tuvieron opciones".
De hecho, el Alavés llegaría ese año a la final ante el Liverpool en aquel mágico partido de Javi Moreno que no sirvió para conquistar el trofeo. De aquella época, se guardó en la grada de Vallecas el famoso cántico de: "El año que viene Rayo - Liverpool". "Éramos una familia y gracias a ello conseguimos todo eso", razona Bolo y Ballesteros habla de "piña".
Siguen teniendo un grupo de Whastapp de aquella época, "la mejor de mi vida personal y deportiva", se casó y tuvo a su primer hijo, cuenta Bolo y por la que sigue siendo "del Rayo a muerte". Ballesteros también la recuerda con mucho cariño, aunque terminara dejando el fútbol porque ya "tiraba más la familia que la pasión por el fútbol".
LUIS NÚÑEZ-VILLAVEIRÁN
@LNvillaveiran
Actualizado Miércoles,
29
noviembre
2023
-
10:20Ver 5 comentariosLos rojiblancos, con tres victorias y dos empates, son el equipo...
Esta Eurocopa fue la de la jubilación del último apodo de la selección española. Luis De la Fuente acabó con el famoso Tiqui- taca, como otro Luis, Aragonés, desechó la famosa Furia hace ya 16 años. Ahora, con un juego más vertical y con la mitad de pases, la selección española es solo La Roja, pese a que ese apelativo entre en conflicto, como ellos han reivindicado alguna vez, con el de la selección chilena.
Su rival el viernes será la Mannschaft, El equipo. Los alemanes no se complican mucho la vida a la hora de poner apodos. El mismo, por cierto, que tienen los austríacos para el suyo. En su caso, se escribe Das Team. Tampoco los eslovenos, con Reprezentanca, que significa Equipo Nacional, se han roto la cabeza a la hora de nombrar a su selección.
Por seguir con apodos básicos vamos con las selecciones que tiran de colorido. Hay dos que apelan al azul como son Francia, Les Bleus, e Italia, los Azzurri, con diferente suerte dentro de este torneo, aunque los transalpinos siguen siendo, a día de hoy, los vigentes campeones. Si los primeros tomaron el color de la heráldica nacional en el siglo XII, los segundos honran a la Casa Real de Saboya, responsable de la unificación italiana en 1861.
Si pasamos al rojo, por ejemplo, nos encontramos, España aparte, con los Cruces Rojas de Suiza por su característica bandera dividida en cuatro partes de ese color y los ya depauperados Diablos Rojos belgas, que han visto cómo, en este campeonato, decían adiós una de las mejores generaciones de su historia. De hecho, lo de diablo les viene dado por la prensa y la capacidad de trabajo de sus jugadores, algo que no han demostrado en esta cita.
Por último, tenemos las combinaciones cromáticas ucraniana y rumana. Si los primeros son los Simyo-Zhovti (Azul-Amarillo) por el cielo y los campos de trigo, los segundos se denominan los Tricolorii (Tricolor), colores que representan a la bandera rumana y que significan la grandeza y poderío del país.
Y, como si del Libro de la Selva se tratara, hay equipos con apodos muy 'animales'. Varios leones y aves entre los equipos europeos. Los Three Lions ingleses originarios de Ricardo Corazón de León y los Leones Orgullosos checos. Hasta tres equipos recurren al águila: La bicéfala que Albania tiene en su bandera y Serbia en su escudo de armas, ambas provenientes de la antigua Yugoslavia. Y también está Polonia, los Orly, las águilas, animal que se encuentra en su escudo. Eslovaquia recurre al halcón para nombrar a sus chicos porque comparten su "destreza, perspicacia, velocidad y salvajismo".
Pseudónimos bélicos
Recurriendo a la última de esas características hay que destacar la simbología bélica. Así, están la Armada Tartán por la famosa tela de las faldas escocesas, los Fieros croatas como recoge su himno, la Dinamita Danesa como cantaba la parroquia en la Euro del 84 y los Cruzados georgianos basados en los míticos caballeros del siglo XI en adelante.
Y cerramos con los apodos metafóricos como la famosa Naranja Mecánica de Johan Cruyff y su fútbol total. También están los Magiares Mágicos que apelan a la época de otro futbolista que conocemos bien en España, el húngaro Ferenc Puskas. Más alegórico es el apodo turco, Estrellas Crecientes, símbolos del Imperio Otomano y que cuadra con jugadores como el joven Arda Güler.
Y cerraríamos este repaso con el Equipa das Quinas, o de los Escudos. Por eliminación hay que adivinar que se trata del conjunto luso, ese que lidera un sensible y emocional Cristiano Ronaldo. Veremos si los escudos impiden que el hombre enmascarado francés haga de las suyas en cuartos.