El lateral internacional brasileño Marcelo Vieira da Silva, que rescindió su contrato con el Fluminense y que estuvo dieciséis temporadas en el Real Madrid, ha anunciado su retirada como jugador en activo, aunque ha señalado que aún le queda “mucho que dar al fútbol”.
“Mi historia como jugador termina aquí. Pero aún me queda mucho que dar al fútbol. Gracias por tanto”, ha anunciado Marcelo con un vídeo en sus redes sociales.
Marcelo recordó a su abuelo Pedro, figura clave para convertirse en futbolista cuando de pequeño le llevaba a diario a los entrenamientos. “Mi amor por el fútbol viene por mi abuelo. Él quería que yo fuera futbolista profesional e hizo todo lo posible para conseguirlo”, recordó.
“Con 18 años el Real Madrid llamó a mi puerta y vine aquí. Ya puedo decir que soy un madrileño más. Aquí he formado junto a mi mujer una familia. 16 temporadas, 25 títulos, 5 Champions, uno de los capitanes y tantas noches mágicas en el Bernabéu. El Real Madrid es un club diferente, el madridismo es un sentimiento inexplicable”, confesó Marcelo.
También tuvo un recuerdo especial para la selección brasileña y para el club donde comenzó y acaba su carrera. “Jugar con la camiseta de mi país desde las categorías inferiores también ha sido un gran honor. En mi memoria quedan dos medallas olímpicas y una Copa Confederaciones”.
“Regresar a Fluminense supuso devolver al club lo que me dio, ayudando a conseguir tres títulos, incluyendo la Copa Libertadores y dejando un legado a los jóvenes con el estadio Marcelo Vieira”, manifestó en el vídeo en el que repasa sus éxitos y que cierra jugando al fútbol junto a sus dos hijos, Enzo y Liam, y en una vitrina con todos sus títulos.
La carrera de Marcelo arrancó y se termina en el Fluminense brasileño, y se desarrolló en el Real Madrid, club del que se convirtió en leyenda tras llegar con 18 años en 2006 y marcharse en 2022 con 25 títulos en 546 partidos: 5 Copas de Europa, 4 Mundiales de Clubes, 3 Supercopas de Europa, 6 Ligas, 2 Copas del Rey y 5 Supercopas de España.
Marcelo es el tercer jugador extranjero que más partidos ha disputado con la camiseta del Real Madrid. “No me siento una leyenda, nunca me he calificado así, me siento un jugador que quiere cumplir objetivos y ganar. Me siento un canterano, llegué con 18 años y después de tanto tiempo me siento así”, confesó el día de su despedida.
Tras un paso breve por el Olympiacos griego, apenas cinco meses en los que jugó 332 minutos en 10 partidos y metió tres goles, Marcelo acordó su regreso a Fluminense donde ganó dos títulos. Se convirtió en el decimocuarto jugador de la historia en ganar la ‘Champions League’ y la Copa Libertadores, los dos títulos más importantes a uno y otro lado del Atlántico.
Con la selección brasileña disputó los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y Londres 2012. Disputó 58 partidos, marcó seis goles y conquistó una Copa Confederaciones.
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El presidente del Athletic Club, Jon Uriarte, ha denunciado ante la Ertzaintza "amenazas y coacciones", según ha informado la entidad rojiblanca a través de un "comunicado oficial" que titula "en defensa de los valores que nos unen", informa Efe.
Ante "la publicación en diversos medios de comunicación de la noticia de la denuncia por amenazas y coacciones interpuesta por el presidente del Athletic Club", el club bilbaíno ha comunicado que "es cierto que el presidente del Athletic Club fue amenazado a la salida de San Mamés tras el partido contra el Real Madrid".
En concreto -continúa el comunicado-, además de con "diversos insultos, el presidente fue intimidado mediante una advertencia explícita de las consecuencias que tendría para su persona 'meterse' con la Herri Harmaila", la Grada de Animación de San Mamés.
El Athletic explica también "que ha sido el propio Club, reunido en comisión ejecutiva, quien requirió al presidente que interpusiera una denuncia en defensa de los valores que vertebran la entidad".
En ese sentido, la entidad recuerda que "el Athletic Club elige a sus presidentes de manera democrática por sufragio entre sus socios y socias, y las amenazas sobrepasan una línea roja que no puede ignorarse".
"Porque, más allá del nombre y la persona, el presidente representa al Athletic Club, tal y como está recogido en nuestros Estatutos Sociales, y las ofensas que reciba en función de su cargo suponen una ofensa a la institución", añade.
El Athletic, no obstante, apunta que "en ningún caso atribuye la amenaza a la Herri Harmaila, cuya gran mayoría, como el resto de la afición rojiblanca, es un ejemplo de deportividad, convivencia, civismo y respeto".
La entidad rojiblanca recuerda también que "la tolerancia y la libertad de expresión son valores que identifican al Athletic Club" y que "todos los derechos comportan unas obligaciones y exigen la aceptación de un modelo de convivencia donde no caben ni la violencia ni la extorsión". Por ello, subraya que "desde el respeto, cualquier discrepancia es lícita".
Una vez "dicho esto", el Athletic "reitera una vez más su compromiso con la tolerancia cero hacia cualquier tipo de violencia", y avanza que "seguirá trabajando con las autoridades para erradicar cualquier acto de naturaleza racista, xenófoba, homófoba, machista o intolerante".
"El Athletic Club es su afición. Y nuestra afición ha dejado claro que rechaza cualquier comportamiento violento contrario a los valores de nuestro Club", finaliza el comunicado del Athletic.
Sienta sus 193 centímetros y se pone un poco de vaselina en los labios. «¡Hace mucho frío!», exclama, aunque la exclamación de Samuel Aghehowa, Samu, (Melilla, 20 años) es tenue como un susurro. Esa timidez apenas deja oír el acento andaluz de quien, hoy, acapara todos los focos en la selección española. Protagonista de un viaje que se inició en Nigeria y pasó por Marruecos, siguió en un centro de acogida en Melilla y germinó en un barrio humilde en Sevilla, el chico cuenta su historia con la mirada de quien todavía teme que todo sea un sueño. Ni siquiera tener que salir pitando de un Mercadona en Oporto porque allí es un ídolo le saca de su objetivo: seguir mejorando para devolverle a su madre todo lo que su madre le ha dado a él.
Bueno, ¿cómo está?
Viviendo un sueño que a veces no me creo que esté pasando.
¿Le han hecho alguna novatada? ¿Le han puesto a cantar?
No, no, de momento... Tengo preparada la canción que cantaré por si acaso, pero vamos, que si se olvidan, no pasa nada.
¿Cómo ha llegado hasta aquí un chico de 20 años que debutó en Primera hace poco más de un año?
Con mucho sacrificio. Creo que me he esforzado mucho para llegar, siempre con ganas de superarme y ser mejor cada día. No me olvido de todos los que me han ayudado.
Dice «con mucho sacrificio», pero en honor a la verdad, el primer sacrificio, el más bestia, y en torno a eso gira casi toda la conversación, lo hizo su madre, Edith Aghehowa. Ella fue quien salió de Nigeria estando embarazada de Samuel, ella fue quien cruzó a Melilla para que su hijo, al que temió perder varias veces en esa odisea, naciera en España, ella fue quien, mudándose a Sevilla, se quedó sola con Samu y con su hermana, Precious, hoy 16 años, y lo hizo como pudo: limpiando, cuidando ancianos... Quizá por eso pide que se le conozca por su segundo apellido, Aghehowa, y no, como hasta ahora, por el paterno.
¿Qué recuerda de su madre cuando usted era niño?
La recuerdo trabajando. Ha trabajado de muchas cosas, de lo que salía, porque no tenía trabajo fijo. Fue una época muy dura y mi madre trabajaba de lo que salía para ponernos un plato de comida cada día a mí y a mi hermana.
¿Siente que le faltó algo durante esos años?
Estoy muy orgulloso de mi madre, siempre ha luchado para que yo y mi hermana saliésemos adelante. No estábamos en buena situación, pero siempre nos dio todo lo que nos pudo dar y yo ahora trato de recompensarla, aunque por mucho que gane, por mucho que le devuelva, nunca será suficiente.
SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL
Dijo hace no mucho que su objetivo era que su madre dejase de trabajar. ¿Lo ha conseguido?
Gracias a Dios, he podido hacer que mi madre deje de trabajar. Ella sufrió mucho por mí, se merece todo lo bueno que le pase, sobre todo se merece una vida tranquila.
¿Qué más recuerda de aquellos años?
Pues que mi madre me acompañaba a los entrenamientos, porque para llegar desde casa a la Ciudad Deportiva teníamos que coger dos autobuses, o si no el metro. Llegábamos tardísimo a casa muchos días y yo al día siguiente tenía colegio. Todo ese sufrimiento, ese sacrificio que ella ha hecho por mí...
¿Qué hizo con el primer dinero que ganó con esto del fútbol?
Por supuesto, le compré una casa para que pueda disfrutar, junto a mi hermana, de la vida que se merece. Estoy muy orgulloso de ella, todo lo que yo haga por ella se queda corto ante lo que ella ha hecho por mí.
¿Cómo más le puede compensar?
Diciéndole que la quiero mucho. Se lo digo todos los días. Es la mujer más importante de mi vida y todo lo que hago es por ella.
"Cuando voy a mi barrio sigo haciendo las mismas cosas que hacía con mis amigos"
Edith, la madre, estaba sola con sus dos hijos, escrito queda, así que siempre necesitó ayuda para poder compatibilizar el trabajo y el cuidado de los niños. Aquí surge la historia de Antonio y Juani, «mis padrinos». «Antonio era como mi padre, falleció hace años. Cuando mi madre tenía que trabajar, nos dejaba con ellos, que eran nuestros vecinos de abajo. Ellos fueron quienes ayudaron a criarnos, a educarnos. Antonio fue el que me apuntó a mi primer equipo, el Inter 4, de fútbol sala en Sevilla. Les estaré eternamente agradecido», cuenta alguien que sólo recibió broncas de su madre cuando algo se rompía en casa por las patadas del chaval al balón.
Es una persona agradecida.
Soy muy humilde y agradecido. Nunca olvido a las personas que me ayudaron en los momentos difíciles.
¿El fútbol le ayudó a ignorar los peligros de un barrio humilde como era el suyo?
Soy un chico que tengo muy claro lo que quiero, y no me dejo influenciar por las personas. Nadie me ha influenciado para mal. Las cosas malas que ha ido habiendo en mi vida las he ido viendo y me he alejado. Siempre he tenido un ambiente muy sano. Muy humilde, pero muy sano.
Siempre se remarca, para mal, el hecho de vivir en un barrio humilde.
Yo he sido muy feliz, y estoy muy orgulloso de donde vengo [el barrio de El Cerezo, en Sevilla]. De hecho, cuando voy a mi barrio sigo haciendo las mismas cosas que hacía con mis amigos. Vamos al parque a hablar de la vida, o de lo que sea. No por estar donde estoy he cambiado como persona.
SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL
Nos contó un día Nico Williams que se quiso comprar un Porsche y su madre no le dejó. ¿Usted?
Ni me lo he planteado. Si en un futuro me puedo dar un capricho me lo daré, pero ahora lo único importante es que mi familia esté bien.
Dice la hemeroteca que tiene un 48 de pie. «Es un 47», matiza, y al margen de si es un error de la documentación o que le ha encogido, un Samu ya relajado cuenta cómo todos los veranos ha asistido a campus de tecnificación para mejorar. «No sólo los veranos. También los días de descanso no dejo de entrenar, porque me faltan muchas cosas por mejorar. Quiero ser un jugador bueno a nivel europeo, a nivel mundial». Vive solo en Oporto, aunque recibe muchas visitas: de su madre y su hermana, de amigos de Sevilla, de sus agentes. Lleva 12 goles, ocho en Liga y cuatro en Europa League, y se intuye en él un delantero para una década, mucho más tranquilo ahora ante la portería rival, mucho mejor en la toma de decisiones. Está cumpliendo el sueño de quien siempre supo que llegaría, casi desde ese Inter 4, o el Nervión, o el Granada, o el Alavés...
¿Cuándo se da cuenta de eso, de que va a llegar?
Siempre he tenido en mi cabeza que el fútbol iba a ser mi vida. Cuando estaba en el filial del Granada, incluso ya en el juvenil, tuve una conversación con mi madre, porque lo estaba pasando mal entrenando por la mañana y estudiando por las tardes. Le dije que iba a ser futbolista y...
Y dejó los estudios.
Lo dejé, sí, porque no me daba la vida y tampoco es que sea muy buen estudiante.
¿Se plantea retomarlos?
Sí. Nadie sabe lo que va a pasar en la vida y los retomaré más pronto que tarde, eso seguro.
"Nico, Lamine, yo... representamos al país sin importar el color de la piel"
Es muy elogiado el mestizaje de esta selección. Nico, Lamine, Balde... ahora usted.
Inmigrantes en España hay, eso es evidente. Nico, Lamine, yo... representamos al país sin importar el color de la piel.
¿Ha sufrido el racismo?
Sí he sufrido racismo, pero es un tema del que no quiero hablar.
La conversación llega a su fin y el epílogo resumen a Samu. «¿Cómo me veo dentro de unos años? Siendo la misma persona humilde que soy». Aunque tenga que ponerse el gorro de la sudadera para no colapsar Mercadonas en Oporto.