El Gobierno británico está estudiando enviar refuerzos policiales y adoptar medidas de seguridad extra a la ciudad de Birmingham para evitar que el encuentro de la Europa League fijado para el 6 de noviembre entre el Aston Villa y el equipo israelí Maccabi no se celebre sin la presencia de los seguidores de este último. La decisión se debe a la prohibición por el Aston Villa, a instancias de la policía y las autoridades locales, de la entrada de seguidores del Maccabi en el estadio, que podría verse acompañada por el establecimiento de un cordón de las fuerzas del orden alrededor del estadio para evitar que los israelíes pudieran siquiera acercarse a éste.
La decisión del Aston Villa trata de evitar la repetición de la noche de disturbios – y su posterior politización – que se produjo el 7 de noviembre del año pasado, cuando otro encuentro de la Europa League, esta vez entre el holandés Ajax y el Maccabi convirtió a parte de Ámsterdam en un campo de batalla.
Pero ésa no es una posibilidad aceptable para el primer ministro británico, el laborista (socialdemócrata) Keir Starmer, que la ha calificado de “equivocada” y ha añadido, en un ‘post’ en la red social X (en la que, curiosamente, desde 2024 han sido autorizadas varias prominentes cuentas neonazis) que “no toleraremos antisemitismo en nuestras calles”. Para Starmer, las fuerzas del orden deben garantizar la asistencia de todos los aficionados pacíficos, de uno u otro equipo o nacionalidad, a cualquier evento deportivo. Más dura ha sido la reacción del Gobierno israelí, cuyo ministro de Asuntos Exteriores, Gideon Saar, del partido conservador Likud, la ha calificado de “vergonzosa”. La líder del Partido Conservador, Kemi Badenoch, se ha referido a la prohibición de la asistencia de hinchas israelíes de “vergüenza nacional”.
Así que Londres está hablando con Birmingham, con la policía de las West Midlands, que es donde está esa ciudad, y con el Aston Villa, para tratar de crear un entorno de seguridad que evite la prohibición. La solución más obvia parece un aumento drástico de los números y medios de las fuerzas del orden en un ambiente muy caldeado en el que no solo influye la guerra de Gaza sino, también, el atentado llevado a cabo por un integrista musulmán contra una sinagoga de Manchester, en el que murieron tres personas, una de ellas el terrorista.
Por el momento, el Aston Vila no reservará entradas para que el Maccabi las distribuya entre sus seguidores y no permitirá la venta de tickets online en Israel, mientras que la policía patrullará los alrededores del estadio y las estaciones de autobuses y trenes el día 6 en busca de aficionados del equipo israelí.
La razón de la controversia es que la policía de los West Midlands insiste en que no cuenta con los efectivos ni los medios para garantizar la paz en el encuentro, en especial frente a grupos coordinados por WhatsApp y otras plataformas sociales, como fue el caso de los hinchas del Maccabi el año pasado. A ella se suma el Grupo Consultivo para la Seguridad de Birmingham (SAG, según sus siglas en inglés), un órgano formado por la policía, el ayuntamiento, los bomberos y el servicio de ambulancias de la ciudad, además del propio Aston Villa, que ha recomendado que los seguidores del Maccabi no asistan al encuentro. Basándose en esas dos recomendaciones, la directiva del club ha decidido que los israelíes no estén presentes en el Aston Vila Park el 6 de noviembre.
Toda la polémica procede de lo que sucedió el 7 de noviembre de 2024, cuando el partido de la Europa League entre el Ajax holandés y el Maccabi israelí acabó desatando una oleada de disturbios, peleas y actos vandálicos. Los aficionados del equipo israelí arrancaron banderas palestinas y una parte de ellos se negó a guardar un minuto de silencio en honor a los más de 200 muertos de la DANA de Valencia. En respuesta, los hinchas holandeses se dedicaron a una salvaje ‘caza’ al aficionado de Israel. La oleada de violencia se saldó con 62 detenidos, de los cuales cuatro fueron condenados a penas de cárcel.