Lluís Cortés: “En España hace 30 años había muchas familias que no querían que su hija jugara al fútbol. En Arabia Saudí igual”

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Fue el timón de la primera Champions League del Barcelona femenino y ahora construye desde los cimientos la base del fútbol femenino de Arabia Saudí, donde atiende a EL MUNDO. Lluís Cortés (Lleida, 1986) es el seleccionador del país árabe desde hace poco más de un año tras dejar el conjunto catalán en 2021, en el que vivió el inicio de las reivindicaciones de la selección que dieron paso al caso de ‘Las 15‘ contra Rubiales y Jorge Vilda.

¿Cuál era el nivel de las jugadoras cuando llegó aquí?
A ver, sabía a dónde venía. Es un país en el que las chicas empezaron a jugar de forma oficial hace siete años y cuya selección tenía dos años de historia. Sabía que el nivel iba a ser distinto. Pero tienen ganas de aprender y es bonito para un entrenador. No habían tenido nada. Poco nivel de entrenadores y de experiencias. Somos seis españoles en el staff y el cambio en un año ha sido increíble. Somos la selección que más puestos ha subido en el ránking FIFA.
Supongo que no tenían una cultura deportiva.
La principal carencia era física, que también es lo más fácil de mejorar. Nutrición, descanso, entrenamiento… La siguiente carencia era de entendimiento del juego. Nadie les había enseñado cosas básicas que en España se aprenden en benjamines.
¿A qué edad empezaron a jugar las futbolistas de su selección?
Tengo jugadoras que ahora tienen 28 años y empezaron a los 22. Otra que empezó hace un año… Tienen mucha carencia de experiencia competitiva y entendimiento del juego.
No se puede separar esa carencia deportiva con la parte social y cultural de la mujer en el país.
No se puede, es evidente, porque son chicas que no han realizado Educación Física en el colegio, donde desarrollas habilidades motrices básicas. Eso te condiciona y tiene consecuencia en el juego. Y luego, en el día a día de la mujer en el país… Cada vez el país está creyendo más en el proyecto del fútbol femenino. Yo tengo chicas que no son tan distintas a nivel personal que las del Barça o las de Ucrania. Algunas juegan con el hiyab, pero muchas han estudiado fuera y vienen de familiares con una mentalidad más abierta en la que les permitían jugar. Es evidente que el tema de la religión es diferente, pero a nivel social no veo tanta diferencia.
¿Cómo de importante es el deporte en esa evolución social?
Es una herramienta muy potente. Para Arabia Saudí, invertir en el deporte femenino es clave para transmitir esa apertura. Y ellas están orgullosas de ser parte del cambio. Además, no hay que olvidar que ahora son profesionales, viven del fútbol. Su salario mínimo es mucho más alto que el de España. Son doctoras, ingenieras, enfermeras… y son futbolistas profesionales con un salario mínimo de más de 3.000 euros netos.
No hay muchas niñas pequeñas jugando. ¿Le parece similar a lo que sucedía en España hace 20 o 30 años?
Sí, no es tan distinto. Yo empecé en el fútbol femenino en España hace 20 años y también tenía problemas porque había familias que no querían que su hija jugara al fútbol porque decían que era un deporte de hombres. Ahora gracias a casos como el del Barça o la selección la gente lo ha normalizado. Aquí está pasando un poco lo mismo. Hay familias que no las dejan jugar, pero existe la voluntad en el país de desarrollar el deporte femenino, lo ven como uno de los pilares de la evolución del país. Y estas familias más conservadores, cuando hablas con ellas, entienden que es un tema de país, no de un club.
¿Podríamos ver en el futuro a grandes estrellas en la liga femenina saudí? Por ejemplo, convencer a una Alexia Putellas.
Pues a ver, pero no sería descabellado. El momento del fútbol masculino es distinto, llevan muchos años, jugaron un Mundial en el 94… Pero la liga femenina está creciendo muy rápido. Tenemos chicas de 16 años que ya han llegado a la selección porque ya han tenido Educación Física en el colegio y están más preparadas.
Cuando le llegó la oferta de Arabia Saudí, ¿qué pensó?
Al principio pensaba que era una llamada de SPAM. Me llamó el director deportivo de la Federación saudí y pensé: ‘¿Por qué no?’. Vine, conocí las instalaciones, el proyecto y la ciudad durante una semana y vi que era muy distinto a lo que nos contaban a veces en Europa. Era ilusionante construir algo desde cero y además con una buena oferta.
Dejó el Barça después de ganar la Champions.
La vida de un entrenador de club es muy dura, y en el Barça eres tema de conversación todo el rato. Hay más estrés y no descansas. Era una trituradora en la que no tenías tiempo de saborear los triunfos. Y el año del Covid-19 fue muy duro, ganamos la Champions sin público.
Han pasado muchas cosas en el entorno de la selección en los últimos años. Usted lo vivió como entrenador del Barça, cuya columna vertebral también era la de la selección. ¿Era un desgaste para el día a día?
En el fútbol femenino había muchas cosas por hacer y a nadie le interesaba hasta que empezó a ser un negocio. Todos queremos negocio, ¿no? Esas reivindicaciones hacía muchos años que se pedían y nadie daba respuesta porque no interesaba. Yo no sé cómo perciben esas reivindicaciones en Primera o Segunda RFEF masculinas, que llevan tiempo pidiendo muchas cosas. El problema de esas reivindicaciones del fútbol femenino es que no se ha evolucionado de verdad. La Liga F no tiene patrocinador principal, el convenio es de mínimos, hay campos en Primera de hierba artificial… Aquí es impensable eso.
¿Cree que ha habido una guerra mediática antes que una evolución sensata?
Sí, seguramente sí. Se han tomado decisiones para vestir la situación y vender un titular, pero la repercusión en el día a día de las jugadoras ha sido muy pequeña. Desde la primera Champions del Barça (2021) o el Mundial se ha mejorado poco.
Esas reivindicaciones en la selección también se hicieron en el Barça. ¿Cómo lo gestionaron ustedes?
Sí. Pedían viajar en mejores condiciones. Hacía 5 años íbamos en autobús a Badajoz y no pasaba nada, y luego empezamos a viajar en chárter en Champions. Después las habitaciones, que eran dobles y se cambió a individuales, como el masculino. Ahora cada vez se cuida mejor a la jugadora, salarios, condiciones… Ellas en la selección se quejaron del nivel de los entrenamientos porque creo que en el Barça evolucionamos muy rápido. Y al final el Barça tiene una estructura, no ha cambiado la dirección durante estos años. En la Federación las jugadoras no dependen sólo del staff, dependen de más arriba y llevan tres presidentes en tres años.
Usted dijo ‘no’ a trabajar con Jorge Vilda en Marruecos después del Caso Rubiales. ¿Cómo ha sido su relación durante estos años?
Nos conocemos desde hace mucho y estando yo en el Barça y él en la selección hablábamos bastante sobre las jugadoras. Cosas de fútbol y de entrenadores. Y ahora ya no tengo relación, el último mensaje fue para felicitarle por el Mundial. Nada más.

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