Copa del Rey
Levante 0 Atlético 2
El equipo de Simeone superó en la segunda parte momentos de sufrimiento ante un Levante con descaro al que le faltó acierto
A arreones, con fases de miedo seguidas de otras de descaro. Con destellos de genialidad acompañados de errores impropios. Con un resultado nacido de dos contras letales en las que no falló. El Atlético sobrevivió en el Ciutat de València frente al Levante y sus fantasmas, esos que en Liga le atenazan incluso cuando tiene viento y marcador a favor. Aparecieron también en la Copa del Rey tan pronto que le dio tiempo a exorcizarlos. [Narración y estadísticas]
Simeone transmitió con su once titular que no quería sufrir. El Levante es un rival que en Primera se le atragantó más de una vez y el Ciutat de València un campo incómodo para los rojiblancos. Esta vez no se podía permitir el argentino agigantar las dudas tropezando con un Segunda, por mucho que sea firme candidato al ascenso y un equipo en racha que no se deja domesticar. De lo mucho que tiene, algo se guardó el argentino y, aún así, durante muchos minutos no fue suficiente.
El Atlético anduvo a la deriva demasiado tiempo. Impreciso, espeso, sin espacios para Griezmann, con Morata invisible y reducido. Kondogbia y De Paul acumulaban pérdidas y malas decisiones, convirtiéndose en un agujero negro que alfombraba la medular a Pepelu y Pablo Martínez. Llorente y Barrios, en las orillas, salían volteados. El Levante, rápido en el repliegue y en la salida, cortocircuitó a los rojiblancos.
Se sostuvo el equipo de Simeone porque a su rival le faltó chispa en el remate. Marcó De Frutos y fue anulado por falta previa de Bouldini a Oblak, mientras que los disparos lejanos del marroquí y Pablo Martínez no cogieron portería. Iba creciendo tanto el Levante que Simeone movió sus peones. Descolgó a Griezmann a la banda, adelantó a Marcos Llorente junto a Morata y dejó que Barrios volviera a su lugar natural para apuntalar la medular.
Correa, la chispa
A la vuelta del vestuario, a esa idea le puso la pimienta de Correa y asfixió a los granotas hasta que apareció el gol. Savic, en presión alta, rescató y se la entregó a Correa para buscar en la carrera a Llorente. Su centro al segundo palo lo mandó Morata al fondo de la red. Aún tuvo el goleador otro mano a mano con Robert Pier antes de que saliera del campo y Correa obligó a Femenías a lucirse a bocajarro y de remate lejano.
Pareció que el Atlético se desperezaba y estaba más cerca de cerrar el pase, pero también que fue un espejismo porque, con el marcador a favor, volvió a temblar. Lo vio Simeone y, mientras Calleja echaba mano de su artillería, el argentino alzaba murallas en la medular para evitar que su equipo se acurrucarse demasiado cerca de su área.
Olió el Levante ese miedo y se lanzó con más ímpetu que acierto. No tenía nada que perder Calleja, se desprotegió y el partido se convirtió en un duelo de golpes en los que el Levante pagó sus errores. Ya en el tiempo añadido, de una pérdida lanzó Llorente en una cabalgada infinita para engañar y vencer a Femenías y cerrar un partido sufrido. La bola del Atlético estará en el bombo de los cuartos de final, pero también las dudas.