Valencia 0 FC Barcelona 1
Un gol del alemán en el descuento le da la victoria a un Barça sin colmillo al que aguantó la versión amurallada del Valencia
La punta del pie para golpear la agonía, los demonios y disipar la sombra gris de una crisis que parecía incipiente. Lewandowski demostró que solo necesita un buen centro para, de un plumazo, desatascar un partido que al Barça se le fue complicando en exceso. No fue el Valencia el rival atrevido que Xavi esperada pero tampoco el dubitativo.Vendió cara la derrota sobreviviendo con coraje y disciplina hasta el añadido. [Narración y estadísticas]
Se miró el Barça en un espejo y no vio aún la imagen que quiere. Como si el dolor le hubiera anestesiado durante demasiados minutos en los que necesitó amasar una y otra vez hasta asestar el golpe definitivo a un Valencia cuya mayor virtud fue amurallarse para no ser el saco donde el equipo blaugrana pagara su frustración.
Fue Pedri quien se calzó los guantes para ir repartiendo a derecha e izquierda, al compás de un metrónomo, de orilla a orilla, encontrando a Ansu Fati, de regreso al once, y un desatinado Dembélé. Xavi sacó al canario del destierro y el equipo respiró ante un Valencia que no podía despegarse. El efervescente equipo de Gattuso mutó para sostenerse ante un Barça que le sometía sin piedad, pero sin asestar el gancho definitivo que, sin duda, le hubiera dejado en la lona.
Sin Cavani, lesionado en el minuto 18, le costó asustar. Vigiló con especial atención la sala de máquinas, para que Busquet y De Jong no alzaran demasiado la cabeza, y también los costados, donde Gayà desesperaba a Dembélé y Thierry era la sombra de Ansu Fati, el primero en obligar a Mamardashvili a sacar una mano prodigiosa. De ese minuto 12 al 43, el Barça fue inclinando el partido poco a poco, nada le alteró la lesión de Eric García, ni que Marcos Alonso se jugara la roja, y fue sometiendo a un rival que se sobrepuso al sinfín de bajas que le diezmaban pero tiró su primer córner antes de marcharse al vestuario, y sin más plan que resistir hasta agarrado al palo contra el que se estrelló el cabezazo de Lewandowski. Era el primer aviso del alemán, que pudiera parecer perdido en el césped de Mestalla.
El Valencia crece
Del vestuario regresó el Valencia con la guardia alta aunque con la intención de soltarse, tanto que Samuel Lino cazó un larguísimo centro de Thierry para batir a Ter Stegen sin que fuera gol por una estúpida mano previa de Marcos André. Toda la defensa culé había quedado señalada. Fue el chasquido que hizo despertar a Xavi. No podía esperar más para buscar el remedio con Gavi, Ferran Torres y Raphinha, pero también vigilar su espalda con una defensa treinteañera en la que entró Piqué, al que le costó hasta ponerse las botas, para emparejarse con Marcos Alonso por lesión de Koundé.
La intención de dañar nunca la perdieron, como tampoco la incapacidad de generar ocasiones claras y encontrar a Lewandowski. No hacían sangre, cada vez menos fútbol, y alimentaban así a los valencianistas. Se enredaban en la maraña en la que se había convertido el once de Gattuso, exhibiendo una solidez desconocida que le permitía estar vivo porque el Barça era incapaz de traducir su mando en ventaja.
Pedri seguía intentándolo sin desesperar. Fue la brújula sobre la que se sostuvo el ataque una y otra vez. Sin prisa, sin pausa para que las ocasiones siguieran cayendo. Alguna tenía que entrar. Dejó primero a Gavi encarando la meta del georgiano Mamardashvili, pero se cruzó Gayà, multiplicado en todas las labores, para nublarle. Probó después el canario a asociarse con Ferran, que se trastabilló a un palmo de la línea de gol. Parecía que no había forma hasta que apareció el centro de Raphinha y la punta del pie de Lewandowski. Una vez más.