Lo nunca visto en el arranque de las clásicas. Un español peleándose con monstruos en las empedradas carreteras de Flandes. Otro venciendo en tierras francesas sembradas de trampas. La nueva piel de un ciclismo necesitado de sensaciones intensas. Oier Lazkano (24 años) y Juan Ayuso (21) impulsan a una nueva generación de corredores que no se arrugan en citas de rango superior pero poco conocidas.
Lazkano impactó el domingo por su valentía en la Kuurne-Bruselas-Kuurne, la primera clásica belga de la temporada. El vasco se fugó en compañía de los experimentados Wout Van Aert y Tim Wellens y pugnó con ellos hasta la misma línea de meta. El rodador del Movistar, consciente de que era menos rápido que sus enemigos, atacó en el último kilómetros. Una acometida infructuosa, pero repleta de ese valor que adversarios y aficionados ya comienzan a conocer.
El Potro Salvaje del Movistar, campeón de España de fondo en carretera, arrancó esta temporada con un triunfo incontestable en la Clásica de Jaén. Cuando era un chaval disfrutaba con las exhibiciones de Tom Boonen en Roubaix y este año peleará en el infierno de los adoquines. Es el heredero más cualificado de Juan Antonio Flecha. Nunca un español había entrado en el podio de la prueba con salida y llegada en Kuurne.
Lazkano rompe los esquemas tradicionales del ciclista español. Él es un tipo instruido, que estudió para ser ingeniero y al que le encanta leer filosofía, historia y sociología. Tras vencer en Jaén, en una entrevista a Fran Reyes en Relevo decía lo siguiente: «Este invierno he leído un libro sobre los kurdos en Siria; otro de Campo Vidal sobre la España Vaciada; y alguno más… Los tengo ordenados en la estantería: ciclismo, historia y sociología. He quitado trofeos para poner libros. Me gusta más ver la estantería con libros que con trofeos, porque hay más historia, más contexto».
El nuevo valor de la escuadra de Eusebio Unzué sabe que ha abierto una nueva y esperanzadora senda y que aún debe seguir aprendiendo. El domingo señaló que terminar tercero en la carrera en de la provincia de Flandes fue una experiencia inolvidable: «Es muy especial y muy bonito estar ahí, ha sido muy duro. Siempre he querido correr estas clásicas. Estamos haciendo un duro trabajo para estar aquí… Siempre se quiere ganar, pero estoy contento. Al final me han apretado muchísimo y he dado todo lo que tenía. Es una de esas carreras que siempre miras con ganas por la tele, poder disputarla es muy bonito. Siempre he querido estar aquí, son carreras en las que cuesta mucho cada paso, cada pelea por la posición, y verme ahí ilusiona. Un día para disfrutar».
El vasco, el ciclistas actual más rentable del Movistar, también reconoció que pelear contra los belgas en su casa era complicado: «No podía no colaborar en los relevos con Van Aert y Wellens, porque si no pasaba, estaba claro que comenzarían los ataques y sería peor para mí. Había que intentar llevar la fuga hasta el final, jugar nuestras cartas en la última parte y ya está. No he tenido piernas, sin más. El director Jürgen Roelandts me ha ayudado muchísimo desde el coche. Su experiencia, los resultados que ha obtenido… es alguien para respetar y que conoce todo. Es como estar un poco más cerca de casa con su conocimiento y con los ánimos que te aporta».
Al mismo tiempo que Lazkano acaparaba protagonismo en Flandes, Juan Ayuso, el gran emblema de la nueva generación, terminaba segundo en la Faun Drome Classic, en tierras francesas. El chaval de Jávea sólo fue superado por el suizo Marc Hirschi, su compañero en el UAE. Fin de semana muy rentable para el joven español, dado que el sábado fue primero en Faun-Ardèche Classic.