Las corredoras no podrán competir si realizaron el cambio de sexo después de su pubertad
Campeonato del Mundo de Ciclismo de MujeresAP
La Unión Ciclista Internacional (UCI) ha anunciado la prohibición de la participación de corredoras transgénero femeninas que hayan realizado el cambio de sexo después de su pubertad en las competiciones internacionales para mujeres.
“A partir de ahora, la participación de las deportistas transgénero femeninas que hayan realizado su transición después de su pubertad (masculina) en las pruebas femeninas del calendario internacional UCI de las diferentes disciplinas estará prohibida en todas las categorías“, ha anunciado la UCI en un comunicado.
Hasta ahora, las mujeres transgénero que hubiesen vivido una pubertad masculina podían participar en las pruebas femeninas si su tasa de testosterona no pasaba de los 2,5 nanomoles por litro durante los dos años precedentes.
A finales de 2021, el Comité Olímpico Internacional (COI) renunció a establecer directivas uniformes, dejando la decisión en manos de las diferentes federaciones internacionales. World Athletics, por ejemplo, decidió excluir a las personas transgénero de las competiciones de atletismo femeninas.
Según el presidente de la UCI, el francés David Lappartient, es un “deber” de la instancia “garantizar, ante todo, la igualdad de oportunidades entre todos los participantes”.
Estas nuevas reglas, que entrarán en vigor el 17 de julio de 2023, podrán evolucionar en el futuro en función de la evolución de los conocimientos científicos, precisó la UCI, que tomó esta decisión durante su comité directivo reunido en sesión extraordinaria el pasado 5 de julio.
Mestalla con la herida sangrando de otra derrota que hunde más al Valencia pobló la grada de pañuelos, miró al palco en un intento estéril de que reaccione quien está a miles de kilómetros, pero acabó abucheando a sus jugadores, temblorosos y sobrepasados por una situación que les lastra los pies, incapaces de igualar el gol de Pathé Ciss en el minuto 7. No saben cómo escapar, y tampoco parece que lo tenga claro Rubén Baraja. Nadie le gritó 'Pipo, vete ya' durante el partido, sólo la Curva Nord con la grada ya vacía, pero haber sumado diez puntos de 42 le convierte en el eslabón más débil. El Rayo ha agotado su crédito.[Narración y estadísticas: 0-1]
El Valencia ha perdido sus constantes vitales y cada jornada un poco más la fe en que puede escapar de un destino lúgubre. No encuentra de forma de sobreponerse a la falta de calidad, a la inexperiencia que este año sí les está pensando y se empequeñece ante el más mínimo contratiempo. No hace temblar a sus rivales, ni siquiera los intimida.
De aquel equipo vertical que construyó Baraja ya no queda nada. Ni siquiera los principios tácticos a los que ha renunciado el propio entrenador con mareantes cambios que el vestuario no encaja. Apenas pervive alguna cabalgada de Gayà, estéril porque nunca hay nadie al remate. Sólo hay un ataque más romo en toda la Liga que el valencianista y lo tiene el Valladolid, que en el fondo de la clasificación. El equipo no es que sea fallón cuando pisa área, que lo es porque casi siempre elige mal, es que el campo se le empina como si fuera una montaña cuando intenta encarar la portería contraria. La pelota siempre acaba volviendo a los centrales, que bastante tienen con no errar.
La tarea la tenían encomendada ante el Rayo Barrenechea y Javi Guerra, porque a Pepelu le tocó banquillo de manera inexplicable. El argentino optó más por la seguridad, incluso cuando pisaba frontal, sin confianza para armar la pierna y probar una alternativa para hacer daño. Guerra lo buscaba, pero sus intentos de lanzar al equipo no cuajaban. Al Valencia le pesaban las botas ante un Rayo desahogado que se vio el marcador de cara en un pestañeo.
Si Valera reclamó un penalti en su primer acelerón del partido, los vallecanos respondieron con dos saques de esquina casi consecutivos. Las dos jugadas fruto de las carreras de Álvaro García a la espalda del improvisado carrilero Diego López. En el segundo córner, Isi cogió el mando y teledirigió la pelota a la cabeza de Pathé Ciss, que le ganó el duelo en el salto a César Tárrega. La montaña ya fue una cordillera y el runrún de Mestalla se disparó.
La feligresía que llena el estadio cada jornada está hastiada, enfadada con la condena que le ha impuesto Peter Lim, decepcionada con sus jugadores y perdiendo la fe en Baraja. Si nadie despierta al equipo, lo ven en segunda y, por momentos, asisten a su funeral.
Sin el calor de la grada, las dudas aumentaban y el Rayo se sentía cada vez más cómodo. No tenía que arriesgar y su rival tenía miedo de hacerlo. Además, tembló ante un contratiempo de Mamardashvili. Ver al georgiano echarse al césped fue un mazazo anímico más, pero se sobrepuso y el parón permitió a Baraja resetear las bandas.
Eso provocó que Rioja, ahora por la izquierda, robara una pelota y se colara hasta la línea de fondo. De nada sirvió porque no había nadie al remate, como ocurrió al filo del descanso con otro centro al que sólo llegó Mumin para ayudar a Batalla. Tampoco acertó Álvaro García a cazar un centro de Ratiu que hubiera sido la sentencia.
Lesión de Gayà
Si temió el valencianismo la lesión de Mamardashvili, al regreso del vestuario se encontró contra peor: la de Gayà. El capitán se quedó en la caseta con problemas musculares y a Jesús Vázquez le recibieron con pitos por su falta de rendimiento. Deshizo Baraja sus cinco defensas para estirarse, algo que seguía costando y que sólo lograba con disparos lejanos de Rioja y Valera.
Rafa Mir dialoga con los aficionados de la Curva Nord.M. BRUQUEEFE
Arrinconaron al Rayo, que demostró tablas para sostenerse porque sabe nadar en aguas turbulentas, con más corazón que fútbol. Su rival sólo había logrado tirar a puerta dos veces, pero la sensación era de que el Valencia podía buscar y buscar que no hallaría la forma de batir a Batalla.
Desde el banquillo mandaron al campo a Pepelu y a Rafa Mir, que saltó entre la indiferencia y fue protagonista de un gol fantasma. Su problemas con la justicia, muy graves, se olvidaron por momentos ante la necesidad. El Valencia es incapaz de sobrevivir en Mestalla y eso es un mal augurio.
El proyecto Baraja arrastra la losa de haber brillado por encima de sus posibilidades la temporada pasada, pero fue entonces, en abril, cuando empezó a mostrar síntomas de una enfermedad que es hora de atajar.
La decisión la tiene Singapur. "¿Irme yo? ¿Estás loco? Yo no soy de retirarme", advirtió. Con dos años de contrato por delante, seis millones de finiquito, el técnico no va tirar la toalla. Nadie va a librar a Peter Lim de tomar la decisión.
El Comité de Competición de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) sancionó ayer con dos partidos de suspensión al portero del Rayo Majadahonda Cheikh Kane Sarr por el incidente ocurrido ene el estadio de Las Llanas en el que se enfrentó a los aficionados locales del Sestao River que le insultaban, durante el partido de Primera RFEF disputado el pasado sábado. Además, por «conducta contraria al buen orden deportivo» le impuso una multa de 600 euros y 90 a club, en aplicación del artículo 129 del Código Disciplinario de la RFEF.
El Juez Disciplinario Único de la Federación también decidió otorgar la victoria por 3-0 al Sestao River después de que el encuentro se tuviera que suspender en el minuto 87 con 2-1 a su favor en el marcador. El Rayo Majadahonda, además, perderá tres puntos más en la competición, por lo que su salvación [es último a dos puntos del penúltimo, el Logroñés] será ya imposible.
Por los insultos racistas a Cheikh Sarr, el Sestao River tendrá que disputar dos partidos a puerta cerrada y abonar 6.001 euros en concepto de multa. Ayer mismo, el club vasco, mediante un comunicado negó que hubiese «cánticos racistas», y pidió que se respete la «presunción de inocencia» y que no se levanten «acusaciones veladas que aún no han sido probadas por la justicia». «En ningún momento, durante la celebración del encuentro de fútbol, se produjeron cánticos racistas hacia ninguno de los protagonistas: la prueba es que en las actas del partido, tanto la arbitral como la de la Ertzaintza, no se refleja nada al respecto, ni tampoco a través de las imágenes de televisión», señaló.
El acta arbitral, clave
La decisión del Comité de Competición responde al acta del colegiado Francisco García Riesco después del partido. En ella, el árbitro asegura que los insultos que denunció el portero, al que habrían llamado «puto mono» y «puto negro de mierda», no pudieron ser escuchados por el equipo arbitral.
Cheikh Sarr.MUNDO
En cambio, García Riesco notificó al órgano sancionador de la RFEF que Sarr saltó la valla para sujetar a un espectador y después se acercó al propio colegiado con intención de agredirle, por lo que le mostró la tarjeta roja. El futbolista lo negó en una entrevista en este periódico y volvió a insistir en ello en una rueda de prensa. «Sólo quería hablar con él, pedirle explicaciones por la expulsión», manifestó.
Según la normativa, Sarr podría haber sido sancionado con hasta 22 partidos de inhabilitación por la acumulación de actos reflejados en el acta.
El juez, en su resolución, entiende que el jugador, pese a ser "el sujeto pasivo ofendido gravemente, y titular del máximo derecho de defensa", debería haber ejercitado ese derecho siguiendo los cauces legales específicos, y en tiempo y forma, cuando comenzaron los insultos racistas en el minuto 50 como él ha manifestado.
"Debería haberlo puesto en ese momento en conocimiento del árbitro, y éste hubiera activado el Protocolo de Actuación sobre Incidentes de Público", que conlleva la detención del partido, el aviso por megafonía y de persistir los insultos decretar incluso la suspensión definitiva del encuentro.
"El jugador no puede tomar ninguna iniciativa antijurídica ni tomar la 'justicia por su mano' tomando a un espectador por la bufanda, a riesgo, además, de agravar las posibilidades de que los incidentes deriven en otros de mucho mayor calado, poniendo incluso en riesgo su propia integridad física", añade.
Leve violencia
Para el juez, la defensa de su dignidad debe realizarse sin vulnerar la normativa deportiva aplicable, siguiendo por tanto los cauces legales adecuados y por supuesto, en definitiva, respetando el estado de derecho.
"Su actuación, saltando la valla de separación y actuando con cierta leve violencia -aunque no que conste haya llegado al insulto ni a la agresión- es plenamente reprochable, actuación soliviantada que prosiguió cuando el árbitro le mostró la tarjeta roja lo que nos obliga a considerarle autor de la infracción leve de conducta contraria al buen orden deportivo", añade.
El juez explica que este comportamiento podría sancionarse con hasta cuatro partidos, de acuerdo al artículo 129 del Código Disciplinario, pero le impone solo dos al entender que no llega a constituir una infracción grave por "la existencia de una indudable provocación".
El fallo apunta que la retirada del Rayo Majadahonda del terreno de juego "es una infracción cometida consciente y voluntariamente, contemplada en el artículo 82 Código Disciplinario, por lo que multa al equipo con 3.006€; le da el partido por perdido por 3-0 y le descuenta tres puntos en la clasificación.
Reincidencia
Respecto al Sestao, que no ha remitido alegaciones, el juez le sanciona con disputar a puerta cerrada los dos próximos partidos que juegue como local y a pagar una multa de 6.001 euros, por no haber pedido, a través de su capitán, la activación del protocolo de incidentes de público, "pasividad" que deriva en el presente caso.
El juez argumenta su decisión de cerrar el campo en que la clausura parcial del mismo, medida adoptada hasta ahora en casos similares, "carece del necesario efecto disuasorio", ya que los autores de los insultos racistas pueden ubicarse libremente en otros sectores del estadio, que no suele completarse en Sestao.
"La medida punitiva de clausura parcial pierde la necesaria eficacia y ello, amén de constatarse una y otra vez, la extendida ausencia de medidas de control específicas para que, en cada partido, se identifiquen y se repriman, de inmediato, actitudes que conculcan derechos humanos elementales, lo que sin duda justifica que haya de modificarse el criterio, sustituyéndole por medidas como la de celebración de partidos a puerta cerrada, medida coercitiva que será que será reproducida, e incluso ampliada, en el indeseado supuesto de repetición de hechos similares que se produzcan en el futuro", agrega.
JULIÁN RUIZ
Actualizado Miércoles,
4
octubre
2023
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