La hazaña para el recuerdo del UCAM Murcia: gana otra vez en Málaga y jugará la primera final de su historia

La hazaña para el recuerdo del UCAM Murcia: gana otra vez en Málaga y jugará la primera final de su historia

El baloncesto guarda momentos asombrosos, citas que, contra todo pronóstico, se guardarán para siempre en la memoria. Una semifinal entre Unicaja y UCAM Murcia para contraponer un clásico por el otro lado. Lo que podría parecer intrascendente devino en una batalla antológica, repleta de momentos para la historia. El principal, el del colectivo de Sito Alonso, heroico, impredecible, capaz de presentarse en su primera final sin ganar ni uno sólo de los partidos de su camino en playoffs en casa. Lo logró, aquí lo increíble, porque se impuso en todos a domicilio. Incluidos el quinto en el Carpena. [70-79: Narración y estadísticas]

Será el rival a partir del sábado del Real Madrid un equipo inmortal, peleón, bravísimo. Encajado en una zona, resistiendo pese a la plaga de lesiones, pese al favoritismo de ese Unicaja que no ha hecho otra cosa que asombrar durante el curso, el campeón de la Champions League, el mejor equipo de la temporada regular en la ACB. Sabiendo jugar con los nervios el Murcia del oponente, escondiendo sus carencias y potenciando sus virtudes. Llegó a perder por 13 en el primer acto y de cinco al comienzo del último. Se sobrepuso a todo el UCAM, con Caupain y Dylan Ennis a los mandos y un rebote ofensivo vital de Morin en la recta de meta. Una victoria, una proeza, que nadie podrá olvidar jamás en Murcia, el más difícil todavía.

La primera mitad fue un reflejo de la serie, del ir y venir de unos días de maravilloso y atribulado baloncesto entre malagueños y murcianos. Golpeó Unicaja con contundencia, con la agresividad recobrada y un Carpena estruendoso. Un 10-0 para soñar, trampolín hacia un éxito que llegó a ser más (25-12) ante un rival que parecía, por entonces, atemorizado.

Los jugadores del Murcia celebran su victoria en el Carpena.Jorge ZapataEFE

Nada más lejos de la realidad, porque las zonas defensivas de Sito Alonso son un trampa que se apoya en la paciencia, en el desconcierto del rival, al que invita a lanzar, a tomar decisiones erróneas. Que juega con sus dudas. Y UCAM lo logró, impulsado también en los lanzamientos de Troy Caupain, en la electricidad de Ennis. Un parcial de 2-17 repentino que anuló por completo a los locales, apenas siete puntos en todo el segundo cuarto, enredados en pérdidas e incertidumbres.

La igualdad siguió a la vuelta, con una tensión insoportable. “El tiempo es un aliado”, había avisado Sito al descanso, consciente de lo que juegan los nervios y la presión en estas cumbres. Y esos tiros que en Murcia no entraban a los suyos, ahora eran dianas de Caupain y Ennis, cada vez más dañinos. Cada vez más en la mente del rival, que se vio siete abajo (49-55) y al que rescató otro triple de Kendrick Perry sobre la bocina del tercer acto.

Fue el inicio de la rebelión, liderada, cómo no, por Alberto Díaz (dos triples). En ese momento de temor, apareció toda la rabia del Unicaja, todo ese baloncesto frenético que le ha hecho tan reconocible. Un 14-0 como un directo al mentón del Murcia, que se tambaleaba pero no caía. Y ahí, en esa resistencia de púgil embravecido, estuvo la historia. No había llegado hasta esta orilla para morir sin luchar y en un momento, a pesar de sus problemas con el rebote ofensivo, se había sacudido para volver a igualar (65-65).

Ya no hubo más equipo en el Carpena. Las muñecas malagueñas se encogieron a la vez que crecía la moral murciana, conscientes de lo que tenían ante sí. Igual daba que les birlaran el rebote. O que Kravish anotara un triple fuera de guion. Iba a ser la última canasta local. Un 0-12 final, con Ennis y Caupain como héroes. Una gesta.

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