La dulce vida de los jóvenes con España: “Antes los veteranos te hacían sentir inferior”

La dulce vida de los jóvenes con España: "Antes los veteranos te hacían sentir inferior"

Mundial de balonmano

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En el Mundial de balonmano la selección brilla por la adaptación de los nuevos. Pol Valera estaba de vacaciones y 24 horas después marcó dos goles ante Polonia. “Ahora los jóvenes nos devuelven las bromas, antes no pasaba”, explica Joan Cañellas, uno de los tres campeones del mundo que quedan.

Valera, en un partido amistoso el año pasado.RFEBM / J. L. RecioRFEBM

El domingo Pol Valera estaba en Londres de vacaciones junto a su pareja y sólo 24 horas después, este lunes, convocado de urgencia, debutó en un Mundial con España. No había jugado nunca un gran campeonato, no había tenido tiempo de entrenar con la selección y pese a ello ante Polonia marcó dos goles en tres minutos. ¿Es un fenómeno, un talento único, un portento? No, es la inercia de este equipo; la adaptación convertida en arte. En los últimos años en cada campeonato aparecen dos o tres jóvenes y todos rinden desde su llegada: si en este Mundial son Valera o Dani Fernández, en el último Europeo fueron Agustín Casado, Ian Tarrafeta y Kauldi Odriozola y en los Juegos Olímpicos de Tokio, Miguel Sánchez-Migallón. Los novatos esquivan la presión por tener que relevar a jugadores Raúl Entrerrios, Julen Aguinagalde o Viran Morros y eso exige una explicación: ¿Cuál es el truco? Quizá que la mejor generación de la historia de España es también la más maja.

Para muestra lo que explica Joan Cañellas en conversación con EL MUNDO. «Necesitamos que los jóvenes no sientan la presión, que jueguen como saben, que estén cómodos. Hablamos mucho con ellos para ver qué necesitan, en qué dudan… Les facilitamos todo para que se integren y, después, para que se sientan importantes», comenta el central, uno de los tres representantes de aquella España campeona del mundo en 2013. Con él, Gedeón Guardiola y Jorge Maqueda, otros dos encantadores hombretones: «Tenemos un grupo muy sano, buena gente».

Hasta hace unos años, la dinámica de entrada de los nuevos, en la España de balonmano y en cualquier equipo, exigía cierta sumisión, una serie de humillaciones que menoscababan el ánimo de los más jóvenes; ahora la tendencia es acoger a los rookies de otra manera, como amigos a los que hay que echar una mano. Y eso ayuda, claro. «Antes los veteranos eran más cabroncetes. A mí me tocó sufrirlo, como novato no estaba nada cómodo. Había muchas cosas, como golpes realmente desagradables en los entrenamientos, que te hacían sentir inferior, que te cohibían. Ahora es muy distinto, incluso te diría que es todo lo contrario. Los jóvenes nos devuelven las bromas y hasta nos faltan un poco el respeto», reconoce Cañellas, que subraya otro motivo de la integración de los recién llegados: el trabajo del seleccionador, Jordi Ribera.

“Cuando no venía, ya me sentía implicado”

Si otros técnicos exprimieron los esfuerzos de la generación dorada, Ribera desde el principio buscó incorporar nuevas caras para este ciclo olímpico e incluso en el siguiente. En cada amistoso, en cada concentración, hubo novedades y eso ahora se nota. Lo resume Agustín Casado también a este periódico: «Este staff técnico siempre ha trabajado mucho con los jugadores que podemos entrar. Antes, cuando no venía, ya me sentía implicado, me sentía dentro. Este staff está consiguiendo que el cambio generacional sea lo menos traumático posible».

Este viernes todos, veteranos y novatos, deberán ofrecer su mejor balonmano en un partido que es eliminatoria. Si España vence a Eslovenia (15.30 horas, TDP) estará clasificada para cuartos de final. Si España pierde, deberá ganar el domingo a Francia para conseguir el pase, un camino complicado. En ese alambre, la selección se encontrará a un rival como espejo, un conjunto que juega al mismo estilo combinativo y que, además, también cuenta con jóvenes de peso. Junto a veteranos como Dean Bombac o Jure Dolenec, ex del Barcelona, la irrupción de lanzadores como Aleks Vlah, de defensores como Stefan Zabic y de extremos como Blaz Janc. Para varios españoles enfrentarse a ellos será la primera gran prueba de sus carreras. Están preparados para hacerlo.

kpd