La amenaza Vezenkov: tres botes, tres nacionalidades y una cuenta pendiente con el Real Madrid

La amenaza Vezenkov: tres botes, tres nacionalidades y una cuenta pendiente con el Real Madrid

El lunes, cuando Kendrick Nunn fue elegido MVP de la temporada en Euroliga, hubo un cierto aire de sorpresa: todos los pronósticos apuntaban a que Sasha Vezenkov lograría, dos años después, su segundo galardón. Ni siquiera eso empaña el dominio absoluto del ala-pívot del Olympiacos, de vuelta a Europa tras su aventura, fallida como tantas otras, en la NBA. Contra él, que incluso rechazó un buen puñado de millones para regresar, busca antídoto a partir de este miércoles el Real Madrid en la eliminatoria de cuartos de final.

Para saber más

Sasha no ha cumplido 30 años pero ya es como si hubiera vivido varias carreras. Apenas un recuerdo lejano y casi olvidado es ya su paso por el Barça cuando todavía era una promesa, de 2015 a 2018. Con su zurda mortal, su versatilidad y su inteligencia baloncestística, se hizo todopoderoso en el Olympiacos hasta convertirse en el sucesor natural de Printezis. Si en 2023 ya resultó imparable, esta temporada ha confirmado su pujanza, tocando el cielo estadístico en enero ante el Bayern. Ese día asombró con 45 puntos, un impecable 10 de 10 en tiros de dos, ocho de 10 en triples, más siete rebotes para un histórico 52 de valoración. Y para todo eso sólo necesitó botar tres veces el balón en todo el partido.

Vezenkov lleva las canastas en los genes y en su pasaporte los rastros de sus orígenes. Nació en Nicosia (Chipre), donde su padre daba sus últimos coletazos como jugador. Sasho fue toda una leyenda del baloncesto búlgaro -amigo de Hristo Stoichkov-, ganando títulos a finales de los 80 con el Balkan Botevgrad del que ahora es presidente. También disputó tres Eurobasket como capitán de la selección que su hijo eligió después, porque Alexander tiene tres nacionalidades: es chipriota, búlgaro y griego. Y conexiones con los tres países. Su hermana, Mihaella, también ex jugadora, es la actual seleccionadora del equipo de la isla mediterránea que este verano acogerá la primera fase del Europeo. “Sasha creció en Chipre y aprendió a jugar al baloncesto allí”, reivindicó hace unas semanas Andreas Mouzourides, presidente de la Federación chipriota, con la pretensión de que la estrella se uniera a su selección este verano.

En su carrera, Vezenkov -cuya novia es la internacional griega de waterpolo Nikoleta Eleftheriadou, también jugadora del Olympiacos ha ganado casi todo, pero tiene dos espinas clavadas. Una, la de su paso sin gloria por los Sacramento Kings. Allí, el curso pasado, apenas disputó 42 partidos (5,4 puntos y 2,3 rebotes en 12 minutos de media), a pesar de que los californianos le habían firmado por tres temporadas y 20 millones de dólares. “Aprendí muchas cosas, pero no funcionó. Recuerdo a todos los buenos jugadores con los que me tuve que enfrentar, Lebron, Curry, era un sueño… Y todo lo que rodea la NBA, los viajes, los partidos, los pabellones, todo es increíble allí”, reconocía en una reciente entrevista en Mundo Deportivo. Tras ser traspasado a los Raptors, acordó un despido por el que renunció a casi siete millones. Todo para volver al Olympiacos y corregir lo que dos años atrás no pudo por la canasta de Llull en Kaunas en el último segundo de la final.

Maldición

Vezenkov, que firmó por cinco temporadas con los del Pireo (por más de tres millones de euros cada una, uno de los contratos más altos de Europa), ha elevado aún más sus prestaciones en su retorno. Firma 20,2 puntos por partido (con casi un 39% de acierto desde el triple) y 24,5 de valoración. Un tormento para Chus Mateo, que cuenta con varias opciones para intentar detenerle, desde Eli Ndiaye (ya fue titular en la final de Kaunas) a Gaby Deck, Usman Garuba o el propio Mario Hezonja.

No será, claro, la única amenaza del mejor equipo de la temporada regular, un rival que juega “casi, casi de memoria” y al que el Madrid se enfrenta sin factor cancha. Al búlgaro le acompaña otro de vuelta de la NBA, Evan Fournier. Los gigantes Milutinov y Fall, el explosivo McKissic, el sobrio Walkup (es duda), el ex madridista Williams-Goss… Pero también una maldición. Nunca, desde que en la temporada 2016-2017 se instauró este formato en la Euroliga, algún campeón de la liga regular consiguió alzar el torneo en la Final Four.

Y también con la rivalidad contra el Madrid, ya uno de los clásicos de los últimos años. Contra los blancos perdieron el año pasado en semifinales en Berlín y en 2023 la final de Kaunas con el triple inolvidable de Llull. “No sé si estarán muy contentos con el enfrentamiento, porque el Madrid siempre les pone problemas”, pronunciaba ayer Mateo.Un poco más allá, en los playoffs de 2009 triunfaron los del Pireo (ya estaba Llull por allí), como en la final de 2013 de Londres, la primera de Laso.

kpd