Jon Rahm regresa a Oakmont, donde disputó su primer grande: “Sabía que era capaz de competir con los mejores”

Jon Rahm regresa a Oakmont, donde disputó su primer grande: "Sabía que era capaz de competir con los mejores"

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La llegada del tercer major del año a Oakmont sugiere un nostálgico viaje en el tiempo, directamente al año 2016, cuando en estas mismas horas previas al comienzo del grande más fiero del calendario un joven del norte de España deslumbraba con su juego y determinación. En los principales torneos amateurs tiraba palos con la misma facilidad con la que hacía los birdies necesarios para adornar un palmarés de leyenda. Todavía siendo aficionado e icono en Arizona State, Jon Rahm nos abría las puertas de su cuartel general ante su debut en los torneos del Grand Slam y su despedida del mundo de los aficionados.

En una casa alquilada a pocos metros del campo de golf, Rahm esperaba al otro lado de la puerta. Tenía 21 años, un polo naranja de Adidas, unos pantalones grises y la gorra de los Diablos del Sol, el mismo atuendo con el que horas antes había jugado su última ronda de prácticas como amateur al lado de Sergio García y Rafa Cabrera Bello, en, probablemente, el trazado más temido del golf.

En aquel recorrido por la ilusión, nos topamos con su padre, Edorta, y su hermano Erizt curioseando en un portátil en el salón, o Tim Mickelson en pijama, hermanísimo de Phil y el primer mentor del golfista de Barrika en Arizona State. Eran otros tiempos, todos sabíamos que de alguna forma aquel US Open sería el comienzo de algo sobresaliente para la historia del golf español.

Han pasado solo nueve años, pero la vida de Rahm poco tiene que ver con la de aquel jovencito de Barrika. Convive esta semana con su mujer y sus tres hijos y es uno de los deportistas mejor pagados de la historia. En su palmarés, además, cuenta con 22 títulos, entre ellos dos majors. «Afortunadamente, había tenido buenas actuaciones en eventos del PGA Tour antes de debutar aquí. Creo que tenía dos top 10, uno en Phoenix y otro en Mayakoba. En ese momento, estaba completamente confiado en que tenía lo que se necesita. Sabía que era capaz de competir con los mejores jugadores del mundo », recordaba esta semana de aquel debut. El español tuvo una primera ronda complicada en majors, repleta de suspensiones por meteorología adversa, y terminó sus primeros 18 hoyos el viernes por la mañana con un inicio de +6.

Mejor jugador amateur

«En la primera ronda tuve un doble bogey y un triple, y me costó mucho; tuve que salir el sábado por la mañana después de estar todo el viernes sentado sabiendo que tenía que hacer un buen resultado para parar el corte. Hacer uno bajo el par fue algo muy grande», recordaba el de Barrika, que terminó el torneo entre los 25 primeros y con la medalla de mejor jugador amateur.

Jon Rahm, hace nueve años, en su casa alquilada al lado del campo.domicilio.Hugo Costa

Este año llega sin victorias. Todas sus semanas se cuentan por top 10 en LIV, pero aún gestiona las sensaciones agridulces del PGA Championship en Quail Hollow, donde llegó a empatar en el liderato con Scottie Scheffler. «Con gusto cambiaría muchos de mis top10 por más victorias», explicaba en la sala de prensa el español antes de hacer un análisis plagado de honestidad. «Soy realista en este caso. He estado jugando muy buen golf, sí, pero estaría mintiendo si dijera que no es más fácil tener top 10 en un torneo con una participación reducida. Esa es la verdad. Si hubiera jugado eventos con participación completa, ¿habría estado entres los diez mejores cada semana? No. Pero he estado jugando lo suficientemente bien como para decir que lo más probable es que habría estado dentro del top 30 cada vez».

Al lado de Rahm, Josele Ballester será el otro español participante esta semana. No llega el golfista de Castellón con la confianza en sus cotas más altas después de su debut en LIV Golf, tras finalizar en el puesto 50 con +7. «Es jodido verte que ahora estás lejos de los cracks», se sinceraba con el portal Ten Golf. El principal desafío para ambos y los 156 participantes en la 125ª edición del torneo será el rough denso y espeso en combinación con unos greenes duros y rápidos. El US Open siempre ha buscado la dureza como factor identificativo y, cuando la sede es Oakmont, esa circunstancia puede elevarse hasta cotas peligrosas. Ernie Els ganó aquí en 1994 con -5, Ángel Cabrera lo hizo con +5 en 2007 y en 2016 Dustin Johnson llevó el resultado ganador hasta -4.

Los números rojos siempre llegaron asociados a la lluvia que, en algún momento de la semana, dulcificó las condiciones de juego. Scottie Scheffler, número 1 del mundo y ganador de tres torneos este año, será el principal favorito, muy por delante de Rory McIlroy, que intenta solucionar los problemas de su driver.

kpd