Francia arde de nuevo por el fenómeno ultra: “¿Cómo vamos a organizar unos Juegos?”

Francia arde de nuevo por el fenómeno ultra: "¿Cómo vamos a organizar unos Juegos?"

El pasado sábado un aficionado del Nantes murió apuñalado en los enfrentamientos previos al partido de la liga francesa entre el Nantes y el Niza, cuyos autobuses fueron atacados cuando se conoció el ataque y el conductor de uno de los vehículos está imputado por la muerte del joven, de 31 años.

Es el caso más extremo y dramático del pico de violencia que vive el fútbol francés en los últimos meses. En octubre se tuvo que suspender el partido que enfrentaba al Olympique de Marsella y el Olympique de Lyon después de que varias personas atacaran el autobús donde viajaba el segundo equipo. El entrenador, Fabio Grosso, fue herido en la cara.

No son casos aislados: Insultos, saludos nazis, pancartas racistas o con lemas que rozan el delito… El fenómeno ultra en Francia vive un descontrol estos meses, en los que apedrear los autobuses del equipo contrario se ha convertido en algo recurrente y se percibe más presencia radical en las gradas. Todos estos incidentes, pero sobre todo la muerte del aficionado del Nantes, han llevado al ministro del Interior, Gérald Darmanin, a tomar la decisión de prohibir el desplazamiento de los hinchas varios clubes franceses a los campos contrarios.

El ministro anunció el domingo por la noche que los aficionados del Sevilla tampoco podrán acudir este martes a Lens en el último partido de la fase de grupo de la Champions. La semana pasada se prohibió el desplazamiento de los seguidores del Olympique de Lyon a Marsella. Se iba a disputar el encuentro que se tuvo que anular en octubre por los incidentes. “Desde el comienzo de 2023 y la temporada de liga, los desplazamientos de los clubes son con mucha frecuencia fuente de incidentes de orden público por el comportamiento de algunos de ellos”, decía el decreto publicado el viernes.

“El fútbol francés está en pleno caos”

Como ilustraba el periódico Le Figaro en un artículo tras la muerte del seguidor del Nantes, “el fútbol francés está en pleno caos”. La ministra de Deportes, Amélie Oudéa-Castéra, ha evocado en varias ocasiones la idea de suspender los desplazamientos de los aficionados de los clubes para controlar esa “violencia que se expresa fuera de los estadios”. “Ante una situación radical, hay que tomar medidas radicales”, dijo en una entrevista en France Inter. “Si sabemos que hay aficionados implicados, los clubes no se pueden desentender de esto”, dijo.

Casi cada jornada de liga hay algún incidente. Semanas antes de que el autobús del Lyon fuera aporreado en Marsella, pasó algo parecido en el encuentro entre Montpellier-Clermont. Se tuvo que interrumpir después de que alguien lanzara un petardo al campo. Hace unas semanas, aficionados del Brest resultaron heridos antes del encuentro contra el Montpellier: se atacaron lanzándose botellas.

“El fútbol es un espejo de la sociedad y hay un contexto de violencia en el país”, explicaba estos días en France info Dominique Bodin, profesor de sociología en el instituto de Estudios Políticos de Fontenebleau y especialista en violencia en el deporte. “La violencia en los estadios es la mismo que hace 40 años, no hemos arreglado los problemas”, explica.

Francia siempre ha sufrido la violencia en las gradas. Los ultras están muy presentes en los clubes y en algunos casos enfrentados a la dirección. El caso más claro es el del Olympique de Marsella, que anunció en septiembre la marcha del entrenador, el español Marcelino. La decisión se produjo tras una violenta reunión entre la dirección deportiva del equipo y los ultras del conjunto francés. “La tensión que vive el equipo no permite a Marcelino y a su cuerpo técnico ejercer en buenas condiciones las funciones”, justificó el club.

La vuelta de la tensión en los campos preocupa por la intensidad y la frecuencia y también por la mala imagen que se da del deporte en el país, a unos ocho meses de que París celebre los Juegos Olímpicos el próximo verano. Algunos se plantean si las sanciones son suficientes o si los clubes han alentado el fenómeno ultra. El Paris Saint Germain, por ejemplo, llegó a dar entradas más baratas a los integrantes del Boulogne Boys, un grupo compuesto sobre todo por simpatizantes de la ultraderecha, que se disolvió en 2008.

A partir de entonces se empezaron a tomar medidas e incluso se llegó a retirarles los abonos a los ultras durante unos años. También desaparecieron las pancartas o emblemas de la ultraderecha. A pesar de las medidas, los incidentes dentro del Parque de los Príncipes se suceden a menudo.

Los aficionados del Sevilla, rechazados

La decisión del ministro del Interior de prohibir los desplazamientos ha sido recurrida al Consejo de Estado, que la ha anulado en algunos casos. La orden que afecta a los aficionados españoles fue publicada ayer. Desde las 10 de la mañana del 12 de diciembre hasta las tres de la madrugada del 13 de diciembre, prohíbe “a toda persona que se se declare seguidora del Sevilla FC, o se comporte como tal, tiene prohibido el acceso al estadio Bollaert-Delelis de Lens y sus alrededores”.

Justifican la decisión en que el partido ha sido identificado como de alto riesgo por la División Nacional de Lucha contra el Hooliganismo (DNLH, en sus siglas en francés), y se basa en los “intentos de contacto entre los aficionados de ambos clubes” en la víspera del partido de ida que tuvo lugar el 20 de septiembre “para organizar una pelea”.

También enumera los incidentes “entre los aficionados del Sevilla y el Arsenal” en el estadio del equipo español el 25 de octubre y los sucedidos en Budapest el 31 de mayo en el encuentro con la AS Roma. La decisión está motivada por “un riesgo real y grave de enfrentamiento entre los aficionados de los dos clubes”, pero también por la situación de amenaza terrorista que vive Francia.

El Sevilla “quiere aclarar que, hasta la fecha, no ha recibido comunicación oficial ni por parte de las autoridades francesas ni de la UEFA que respalde tal extremo”, dijo en un comunicado. Se muestra “en contra de esa medida ya que considera que se está perjudicando a sus aficionados en particular y al fútbol en general, con medidas desproporcionadas y que no parece que estén justificadas”.

Según explican desde la embajada de España en París, se ha pedido más información adicional, tanto al ministerio como a la Prefectura de Pas de Calais (la que corresponde a la zona) por el perjuicio que esta decisión pueda tener en los aficionados del Sevilla. La embajada está en contacto con el Sevilla y “sigue atentamente este tema”. El club ha presentado un recurso urgente, con la Association National des Supporters gala, contra la resolución.

El propio entrenador del Lens, Franck Haise, ha lamentado la decisión, “que llega tarde, pues la gente que viene de España no ha organizado un desplazamiento, sino un viaje, son 300 o 400 personas y en el último momento les decimos que no vengan porque hay problemas. Si no somos capaces de acoger a 300 aficionados ‘normales’, ¿cómo vamos a organizar unos Juegos?”, protestó en rueda de prensa.

kpd