Con una soberbia primera parte, un golazo de la nueva estrella del firmamento del fútbol, el increíble Lamine Yamal, bastó para depurar y ridiculizar a la terrible Francia del rácano, perverso e inútil Deschamps. Y eso que Unai Simón se tragó el inesperado gol francés, porque es un mal defensor en los centros laterales y de su área pequeña, amén de ponernos taquicárdicos con sus horribles salidas del balón, que son como cuchilladas en el alma del
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