2-1 en Bucarest
Un gol de Miranda en el minuto 103 decide el triunfo del equipo de Santi Denia, que volvió a pagar caro un despiste en el límite del tiempo reglamentario (2-1).
A España le han obligado a ser resiliente, a sobreponerse a su bloqueo para ser un equipo camaleónico que se ajuste a la propuesta del rival con rapidez para destriplarlo. Lo llevó al límite Suiza, abocando a una prórroga con una igualada en el tiempo añadido y exprimiendo a la selección que necesitó un gol de Miranda para amarrar la semifinal y aclarar su camino hacia los Juegos Olímpicos de París. En sufrimiento, los chicos de Santi Denia ya tienen un doctorado. [Narración y estadísticas (2-1)]
La fórmula para hacerle daño a España ya la halló Ucrania y Suiza la tenía bien aprendida: atosigar a Blanco y Baena, taponar las subidas de Miranda y su conexión con Sergio Gómez y apagar la chispa de Rodri. Cumpliendo esas tareas, los helvéticos se iban a mantener vivos en el duelo esperando su momento para hacer daño.
Le costó a la Rojita sobreponerse porque, una vez más, partía dispuesta llevar la pelota amasada hasta la frontal para electrizarse en el tercio final. No lo pudo hacer hasta pasada la media hora. El orden preciso de los suizos hacía que el juego no fluyera. Aun así, Rodri y Baena probaron a buscar portería, Miranda enganchó el rechazo de un cabezazo de Abel Ruiz y Sergio Gómez no se explicó cómo falló la mejor ocasión tras un pase filtrado de Baena que le dejó solo ante el meta Saipi.
Buscando diagonales
Se animaba España con la aparición de jugadores desatascadores, pero Suiza se sostenía apagando el ritmo que pretendía Santi Denia. Calaron rápido que el catalizador Rodri se escaparía buscando diagonales y atosigaron cualquier movimiento de Abel en el área, buscando tanto complicarle el remate como las asistencias. Pese a la telaraña, por dos veces apareció tímidamente Sancet.
Mientras la selección se engrasaba, Suiza sin destaparse en exceso trató de estirarse y al centrocampista Rieder se le escapó un tiro pegado al poste. El equipo más goleado del campeonato se fue al descanso dejando a España con una sola ocasión manifiesta. Suficiente, pero no para España.
La necesidad de acelerar el duelo hizo que la Rojita avanzara la presión y lo leyó rápido el seleccionador helvético, Patrick Rahmen. Apuntaló su medular con Sohm en lo que pareció un intento se sumir a España en el sopor desesperante de no poder inquietar la portería de Saip y ver lejos las semifinales. La necesidad de chispa hizo que Denia mirara al banquillo para echar mano de Riquelme y Aimar Oroz, pero el partido se aclaró sin que saltaran.
Pasividad de los centrales
La cabalgada de Sohm, que activó a Suiza en ataque, se estrelló en el círculo central con Antonio Blanco y la pelota acabó en las botas de Álex Baena, que vio a Abel Ruiz en el lateral del área. El capitán no sólo es el delantero capaz de marcar el gol más tempranero y el más tardío del campeonato, sino que también tiene un sexto sentido para intuir dónde están sus compañeros cuando rondan el área. Por eso supo pisando ya el pico del área chica que venía por detrás Sergio Gómez dispuesto, esta vez sí, a pegarle con el alma y poner un pie en las semifinales.
España había roto a Suiza justo cuando más empezaban a crecer y, sin reparos, desde el banquillo se buscó apuntalar la victoria adueñándose del centro del campo con Adrián Bernabé, la frescura de Aimar Oroz y el veneno de Barrenetxea en la banda. Había que infundir temor a una Suiza que iba a desatarse. Lo logró en el añadido con un balón largo que, ante la pasividad de los centrales, bajó Von Moos y se la sirvió a Amdouni para que forzar la prórroga.
No se heló España en el tiempo extra, ni siquiera cuando a Abel se le escapó al lateral de la portería la precisa asistencia de Bernabé. Quien no falló fue Miranda, con un afortunado disparo de fe que tropezó en un defensa y que otorga el billete a semifinales y a París. Para dar por amarrada la plaza en los Juegos debe esperar a que Francia gane a Ucrania, y sea el rival en semifinales, o Inglaterra a Portugal. Con una de las dos victorias, España será olímpica.